Automotrices:hacia adelante

    Alentada por
    un significativo crecimiento interanual en ventas y por la puesta en marcha
    de algunas inversiones, la industria automotriz argentina está afrontando
    una nueva temporada en la que, de todos modos, los objetivos distan de ser
    cumplidos. Las terminales parecen conformarse con la continuidad de una
    paulatina alza de la demanda en el mercado interno –muy lejana de la
    registrada en otros años por cierto–, y, sobre todo, con la
    posibilidad de seguir colocando unidades en otros países. Así
    las cosas, el sector orienta sus estrategias para hacerle frente a un negocio
    que no encuentra el definitivo camino de la recuperación.
    Aunque el metódico retorno de los créditos prendarios y los
    planes de financiación representa una buena señal, las estimaciones
    indican que este año podrían venderse alrededor de 200.000
    coches, una cifra 25% superior a los niveles de 2003, “Tenemos un parque
    automotor de 7 millones de unidades. En un país de economía
    sana y sin altibajos políticos, ese parque tendría que reponerse
    a un ritmo de 10% anual; o sea, 700.000 unidades vendidas por año”,
    razona Guillermo Dietrich, presidente de la Cámara de Comercio Automotor
    (CCA).
    A pesar de que las automotrices buscan salidas alternativas como la exportación,
    “no podemos perder de vista que el mercado interno fue la razón
    de ser de las inversiones de la industria automotriz en la Argentina”,
    según sostiene Franco Ciranni, director general de Fiat. “Para
    que las plantas puedan operar a escalas mínimas de producción
    en forma competitiva, la plaza local debería superar las 350.000
    unidades anuales”.
    De hecho, la Argentina tiene fábricas y capacidad instalada para
    producir 800.000 automóviles por año. Aunque en 2003 las terminales
    sólo vendieron 155.126 unidades en el mercado local, para este 2004
    –y aun cuando los pronósticos son todavía menores a la
    mitad del récord de ventas de 1998, que fue de 450.000 automotores–
    los datos de enero y febrero permiten pensar en positivo: en ese período,
    las terminales vendieron al mercado interno 42.609 vehículos (+214,5%
    interanual).
    En lo que concierne a la producción, el panorama no difiere en demasía.
    La industria automotriz produciría este año apenas unas 200.000
    unidades, según la Asociación de Fabricantes (ADEFA); aunque,
    como consuelo, crecería 18% respecto al año pasado. Por cierto,
    las plantas radicadas en la Argentina trabajan a un promedio de alrededor
    de 30% de su capacidad instalada.
    Para Juan Lardizábal, presidente de Renault, el mercado local debería
    partir de un parque de 450.000 unidades, de las cuales 200.000 podrían
    corresponder a envíos al exterior. “Al menos en teoría,
    80% de razón de ser de una fábrica en la Argentina es abastecer
    el mercado doméstico”. Pero contrariamente, en la práctica,
    el año pasado la industria exportó justo 80% de su producción.
    Según Enrique Federico, director de Relaciones Institucionales de
    Daimler-Chrysler, “lo ideal sería distribuir 50% y 50% entre
    demanda local y la ventas al exterior”, estima, destacando que un mercado
    interno “que podríamos considerar óptimo” estaría
    en el orden de las 350.000 unidades”.

    En busca
    de la estrategia perdida
    En general, las opiniones de los representantes del sector coinciden en
    que la recuperación de la industria se basa en tres puntos: la
    rehabilitación del mercado interno, la búsqueda de nuevos
    mercados de exportación y una estabilidad política y económica
    a escala país. “El punto principal es que no estamos inmersos
    en una economía saludable para poder crecer”, evalúa
    Alberto García Carmona, director de General Motors. “En estas
    condiciones, es fundamental el retorno de la financiación y de
    la estabilidad de las variables económicas; todo eso genera confianza
    y la posibilidad de que la gente esté en condiciones de poder asumir
    el riesgo de una compra”, subraya.–
    En ese sentido, tanto créditos prendarios como planes de financiación
    están emprendiendo su lento pero continuo regreso. “Para el
    segundo semestre toda la banca en general va a estar trabajando activamente
    en el crédito prendario”, asegura Carlos Sucasas, General
    Manager de Nissan. En épocas normales, más de 60% de las
    ventas de autos se concreta por esta vía. “El crédito,
    como también medidas estructurales que alienten la sustitución
    de unidades obsoletas por otras nuevas, es la herramienta más efectiva
    para evitar que el parque automotor argentino continúe envejeciendo”,
    coincide Ciranni, de Fiat.
    Rodolfo Achille, titular de la Asociación de Autopartistas (AFAC),
    también hace hincapié en la credibilidad: “Lo fundamental
    es que el mundo automotriz, globalizado en cuanto a decisiones, recupere
    la confianza y crea que el país puede tener una rehabilitación
    sostenida y un marco competitivo para que se pueda seguir produciendo
    aquí de manera verdaderamente industrial. De poco le sirve a la
    Argentina una industria de escasa participación en la construcción
    de automóviles, sobre todo, teniendo en cuenta que somos una nación
    que necesita generar empleo”, opina.
    Aunque no es representante de una terminal sino de una subsidiaria, desde
    Nissan, Sucasas brinda una explicación interesante: “Veo una
    industria muy concentrada en una estrategia de precios. Acá se
    están vendiendo los vehículos más baratos en moneda
    internacional y así la actividad no es rentable. Para poder fortalecerse,
    la industria debería concentrarse en competir reduciendo costos
    y no precios. Para ello, hay que seguir una cadena de valor, desde proveedores
    y concesionarios, hasta una intervención del Gobierno en la revisión
    de las cargas impositivas”, desliza, subrayando que, en la Argentina,
    más de 42% del precio final de un vehículo corresponde a
    impuestos.
    Otro tema clave parece ser una definitiva integración y complementación
    con el principal socio del MERCOSUR. “Debido a su capacidad instalada,
    Brasil será el escenario para la producción de modelos a
    gran escala”, opina Ronnie Frost, director de Asuntos Externos de
    Volkswagen. “Las terminales de nuestro país deberán
    adecuarse a este escenario; de hecho, ya lo están haciendo en lo
    que se refiere a la producción de modelos específicos.
    Esta especialización, junto a la apertura indispensable de nuevos
    mercados de exportación y la recuperación de la plaza local,
    permitirán un crecimiento hacia volúmenes más apropiados”,
    estima.
    Otro que apunta a la especialización es el ejecutivo de Daimler-Crhysler:
    “Lo fundamental es, en principio, definir el producto a comercializar.
    Después hay que buscar la especialización en un producto
    que se pueda hacer en alto volumen y con costos internacionales, optimizando
    la actividad de las plantas”, explica Federico. En sintonía
    con este razonamiento, Rodolfo Ceretti, director de Relaciones Institucionales
    de Ford, piensa que “se debe profundizar la especialización,
    generando productos con posibilidad de ser exportados y así alcanzar
    un volumen de producción muy superior al necesario para abastecer
    únicamente al mercado local, el cual debe complementarse con productos
    importados. Todo esto, por supuesto, en el marco de adecuados acuerdos
    internacionales de comercio que faciliten la entrada de nuestros productos
    al mundo”.
    En esa ruta, a partir de 2000, la Argentina fue ganando nuevos mercados
    gracias a acuerdos bilaterales, entre ellos con México y Chile.

    Con el país azteca acordó el envío de 50.000 unidades
    anuales sin aranceles, para un mercado que, a diferencia del brasileño,
    es estable. Con el país trasandino, en el marco de un acuerdo que
    firmó el Mercosur como bloque, la Argentina envió 30.000
    coches el año pasado y esta temporada puede enviar hasta 33.000,
    en un cupo que irá aumentando gradualmente hasta la liberalización
    del comercio en 2006.
    Con Brasil, históricamente el principal comprador de vehículos
    nacionales, al momento de concretarse la ampliación del flex –la
    cuota de exportaciones e importaciones sin aranceles–, dos años
    atrás, se vislumbraba un mayor intercambio; pero fue entonces que
    entró en escena la recesión que aún afecta a la economía
    más importante de la parte sur del continente. “Necesitaríamos
    urgente que Brasil levante”, ruega Lardizábal, el presidente
    de Renault. La súplica cobra más sentido sobre todo después
    de que quedó confirmado que el sector automotriz quedará
    exento del impuesto a las importaciones que está impulsando el
    gobierno de Lula y que afectará duro a varios bienes finales exportados
    desde la Argentina. “Finalmente, se acordó que para los productos
    del Mercosur ese impuesto será compensado internamente”, puntualiza
    Federico, desde DC.
    Pero la búsqueda de nuevos mercados se extiende más allá
    de los países regionales. “Las terminales, con la colaboración
    del Gobierno, hemos salido a buscar mercados.
    Estamos en negociaciones con el Pacto Andino, la Unión Europea
    y el ALCA”, relata Jonathan Holcomb, presidente de ADEFA y de Daimler-Chrysler.
    “Las conversaciones con la UE están avanzadas, pero allí
    sólo podríamos ingresar por decisiones estratégicas
    de las matrices, ya que nada hace prever que los europeos no puedan arreglarse
    con su propia producción”, explica Hernán Bardi, gerente
    de Relaciones Externas de PSA. Por el momento, posibles convenios con
    el ALCA y Asia aparecen en espera. Las tratativas más avanzadas
    se están dando con los países de la comunidad andina (Perú,
    Colombia, Venezuela y Ecuador), donde la Argentina podría colocar
    cerca de 30.000 coches este año.

    Reglas claras
    y alza paulatina
    No son pocos los que reclaman reglas claras. Abel Bomrad, titular de la
    asociación de concesionarios (ACARA), considera que esta recuperación
    no va a costar mucho si tenemos políticas coherentes. “Pero
    las decisiones hay que tomarlas hoy: se debe marcar una estrategia muy
    clara en el tema Mercosur y que el Gobierno se involucre, porque las terminales
    no tienen poder de decisión”, enfatiza. “ Con Brasil,
    la relación siempre fue 1-3 y el año pasado en ventas fue
    1-10 (1,4 millón de unidades vendidas en el vecino país).
    Así, podríamos recuperar en 2005 las 300.000 unidades ansiadas”,
    asegura.
    Sin embargo, García Carmona, duda de las ventajas de un crecimiento
    tan rápido. “Hoy, las empresas están preparadas para
    exportar 80% de su producción y habría que reacomodarse
    rápido. Es mejor un crecimiento paulatino, para así garantizarlo”.
    Daniel Afione, gerente de Relaciones Gubernamentales y Públicas
    de Toyota, también insiste en la necesidad de reglas definidas.
    “Para que el desarrollo y crecimiento del sector sea genuino y sostenido
    es fundamental que existan reglas claras y políticas estables que
    estimulen y afiancen la actividad productiva”, sostiene.
    Con una visión más comercial del asunto, Marcelo Dato, gerente
    de marketing de VW, cree que una estrategia sólida sería
    aquella que combine la producción local de ciertos modelos con
    la importación de otros que complementen la gama. “Aquellas
    marcas que presenten una amplia gama de productos se posicionarán
    mejor en el mercado”, afirma. “Este plan requiere una combinación
    de modelos producidos localmente (imagen de marca a través de la
    producción local) y modelos importados”, define. Al respecto,
    Ceretti apunta que “hay que considerar la calidad y modernidad del
    producto que se ofrece, tanto los producidos localmente (que tienen que
    agradar no sólo a los clientes argentinos sino también a
    los de los países donde exportamos), como los que importamos. No
    existe programa comercial o de marketing que sea exitoso si no se basa
    en un buen producto que responda a los requerimientos de los clientes”,
    finaliza. Para Frost, “las empresas tienen que fortalecer sustancialmente
    su atención al cliente. Y también será vital representar
    cada segmento del mercado con un modelo, y que éste, además,
    sea exitoso”, concluye.
    Desde la CCA, Dietrich, en tanto, propone un plan. “Se trata de Repara,
    por el cual el cliente pueda tener dónde llevar el auto para hacerlo
    chatarra y, a través de este procedimiento, pagar 10% de UVA por
    un cero kilómetro. De esta manera, el Estado se saca un auto que
    está contaminando y cobra 10 puntos de IVA por una flamante unidad”,explica.
    Para el directivo, también es fundamental “ordenar, a nivel
    nacional, lo que es calidad en la parte técnica. La verificación
    técnica vehicular no se acciona: habría que exigir las normas
    y que los autos hagan la verificación porque hay muchísimos
    que así no pueden circular”, en referencia al millón
    de unidades que existen en el país que no se ajuntan a ningún
    tipo de requerimiento.
    La peligrosa brasileñización
    Más allá de los alentadores datos de principio de año,
    un análisis algo más profundo de esta recuperación
    en ventas permite reparar en que la mayor parte de los coches que se vendieron
    no son de fabricación nacional. Debido a la caída en el
    poder adquisitivo y a la escasez del crédito, las compras se orientan
    básicamente a los vehículos más pequeños.
    Analizando el mercado 2003 puede verse la notable caída en el porcentaje
    de ventas de los modelos medianos, con lo que queda claro que los autos
    de la clase media pasaron a ser los modelos más chicos.
    El mediano más vendido fue el Renault Mégane (apenas 4.266
    unidades), porque se posicionó a un precio bajo para ser usado
    por remiseros y taxistas. Pero el inconveniente es que la mayoría
    de los chicos son armados en Brasil, como el Volkswagen Gol (líder
    en ventas en 2003 con 21.186 unidades), el Fiat Palio y el Ford Ka. En
    la década pasada, la mayoría de las automotrices instaladas
    en el país decidió que iban a producir modelos medianos
    en la Argentina y los chicos en el socio mayor del Mercosur, donde siempre
    prefirieron los coches de menor cilindrada y más económicos.

    Si bien en territorio argentino también se ensamblan unos pocos
    autos con estas características como el Chevrolet Corsa, el Peugeot
    206 y el Renault Clío, la situación plantea una incógnita
    sobre el futuro de la industria automotriz local, según advirtió
    la AFAC en un comunicado. Dos datos justifican la preocupación,
    en opinión de los autopartistas. El primero es que 67% de los autos
    vendidos en el país durante enero se fabricaron en el exterior,
    un nivel jamás alcanzado. Inclusive, algunas estimaciones indican
    que del total de vehículos vendidos al final de 2004, 60% quedará
    en manos de unidades importadas, fundamentalmente de Brasil. El otro dato
    radica en el envejecimiento de los modelos fabricados en la Argentina.
    La antigüedad promedio de las versiones hechas en el país
    creció de 3,7 años en 1999 a 5,3 en la actualidad. “Esta
    es la consecuencia de la falta de inversiones para la renovación
    de los modelos, que, salvo aisladas excepciones, provocará la ausencia
    de plataformas que fabriquen de manera integrada, con alto porcentaje
    de piezas locales”, alerta Achille.
    Un mercado reducido por la crisis y la ausencia de un horizonte claro
    llevaron a que pocas terminales anunciaran el lanzamiento de nuevas versiones
    made in Argentina. “Tenemos empresas que anunciaron inversiones y
    otras que tienen intención de localizar más, pero además
    de localizar hacen falta proyectos nuevos”, continúa el directivo
    de la AFAC. Para colmo, durante enero, las importaciones subieron 327%
    respecto de igual mes de 2003. De persistir la situación, según
    la Asociación de Autopartistas, se generará un estancamiento
    y una caída de la producción automotriz local en el mediano
    plazo, “con el consecuente cierre de empresas de autopartes y la
    pérdida de una gran cantidad de puestos de trabajo”, según
    advierte Achille.
    Sin embargo, algunas acciones estratégicas directamente ligadas
    a una reducción de costos están impulsando el regreso a
    las fuentes y varias terminales comenzaron a trabajar con autopartistas
    locales. Aproximadamente 25 fábricas de piezas para autos y pick
    ups ya fueron incluidas en distintos programas de desarrollo por parte
    de algunas terminales que alientan la nacionalización de las piezas.
    Ford, Peugeot-Citröen y Toyota están a la cabeza de los nuevos
    desarrollos, aunque General Motors también anunció un plan
    de inversiones para subirse a ese tren.
    De todas maneras, más que una reapertura masiva de autopartistas
    bien podría tratarse de más trabajo para las fábricas
    que sobrevivieron a la crisis. En enero de 1999, más de 100 empresas
    bajaron sus persianas tras la devaluación del real brasileño.
    Hoy, las terminales están obteniendo un ahorro de entre 20% y 45%
    por cada pieza que logran nacionalizar con respecto a las importadas desde
    fuera del Mercosur. Peugeot, por ejemplo, está trabajando con una
    docena de flamantes proveedores locales. “Desarrollamos proyectos
    para reducir costos de producción, para la fábrica y también
    para el mercado de reposición. Ahorramos hasta casi 50% con respecto
    al costo de las piezas importadas”, señala Carlos González
    Fernández, director de Comunicaciones de PSA.
    Por su parte, Toyota está trabajando con 40 autopartistas locales
    el desarrollo de una nueva pick-up, mientras que Ford, desde siempre,
    ha elegido sus proveedores con un criterio estrictamente financiero. “Nunca
    nacionalizamos una sola pieza que nos saliera más cara comprándola
    acá”, recuerda Ceretti. Según datos de la Secretaría
    de Industria, Ford monopolizó 57% de las compras totales de las
    terminales a proveedores locales. Tal es así que entre septiembre
    de 2001 y enero de este año, Ford cobró $ 28,3 millones
    en reembolsos a las compras a autopartistas locales (se les devuelve 6%),
    sobre un total de $ 49 millones pagado a la totalidad de la industria.
    La carrera de las empresas
    En lo referido a la actualidad de las compañías, todas pugnan
    por crecer en share y varias ya pusieron en marcha varios proyectos de
    inversión, algunos de los cuales hicieron mucho ruido durante 2003.

    Compañía por compañía, éstas son sus
    perspectivas:

    Toyota continuará
    desembolsando parte de los US$ 200 millones para terminar, hacia 2005,
    un centro para abastecer a toda América latina y el Caribe. La
    firma incrementó a 90 unidades diarias ( 50%) su producción
    de pick-ups Hilux, merced a una mayor demanda interna y a la ampliación
    de las exportaciones. La compañía nipona coloca camionetas
    en Brasil, Uruguay, Chile, Perú y México; en 2003 exportó
    8.000 unidades. Desde el año venidero, prevé fabricar la
    nueva versión de la pick up Hilux y el utilitario IMV, que todavía
    está en desarrollo. Además, la automotriz invertiría
    otros US$ 50 millones, que aplicaría para la fabricación
    de un auto chico.

    PSA, con
    50 millones de euros invertidos en su planta de El Palomar, fabrica desde
    este mes el nuevo modelo Peugeot 307. En la empresa señalan que
    alrededor de 70% del volumen fabricado será exportado. Además,
    están negociando con su casa matriz la producción de otro
    modelo, el Citroën C4, en la misma planta. Tras la inyección
    de US$ 100 millones de 2002, planean duplicar la producción fabril
    este año y rondar las 40.000 unidades. Durante 2003 produjo 22.803
    unidades, contra las 17.065 de 2002.

    Volkswagen
    tiene programada una inversión de US$ 200 millones para los próximos
    cinco años. El objetivo es modernizar su planta de General Pacheco
    y producir nuevos modelos para abastecer mercados a escala regional. Desde
    su Centro Industrial de Córdoba, exporta 98 % de la producción
    de sus dos modelos de transmisiones (cajas de cambio), a Brasil, México,
    Sudáfrica, España y Alemania. Ello le permitió ser
    el mayor exportador del sector en 2003, con US$ 307 millones. El clásico
    Gol, nuevamente, se coronó por sexta vez como el modelo más
    vendido del país. En el mercado total, el grupo Volkswagen (VW,
    VW camiones, Audi y Seat) fue segundo durante 2003, con 17,1% de share.
    Los lanzamientos previstos para 2004 son sus modelos Touareg y Fox, uno
    en cada semestre.

    Fiat invertirá
    US$ 10 millones para incrementar la producción de motores en su
    planta de Ferreyra, Córdoba. El año pasado invirtió
    $ 30 millones para actualizar sus líneas de montaje. La empresa
    no produjo ningún vehículo durante 2003. El entorno empresarial
    internacional no es tampoco el ideal: a escala global la compañía
    tiene una deuda de alrededor de 6.000 millones de euros. En línea
    con la creciente demanda de autos chicos, Fiat lanzó el Palio Top,
    el Siena Class y el Palio Fire.

    General Motors,
    en tanto, apuesta a mejorar su red de proveedores para aumentar su producción.
    La estadounidense invertirá en la Argentina entre $ 40 y $ 60 millones
    durante 2004, que destinará a la recuperación de una red
    de proveedores autopartistas. En 2003, 85% de la producción de
    su planta de Rosario tuvo como destino los mercados de Brasil, México
    y Chile. Con sus marcas Chevrolet y Suzuki, GM fue tercera en ventas en
    2003 (13,7%), pero, también, fue la empresa que más unidades
    exportó y la que más produjo (45.166).

    Ford presentó
    recientemente el nuevo Mondeo y, según comentan en la empresa,
    tienen varios lanzamientos en carpeta que se irán conociendo en
    los próximos meses. La firma fue líder en ventas del mercado
    local en 2003 (con 21%), y la que más dinero ganó en concepto
    de exportaciones, con la pick up Ranger como estandarte. Esta temporada
    piensan incrementar 30% la producción. La firma, además,
    con su Plan Ovalo, lideró las suscripciones de planes de ahorro.
    Objetivos: nuevos mercados de exportación, que se llevará
    75% de su producción 2004.

    Renault perdió
    el liderazgo en el mercado interno tras siete temporadas, aunque comentan
    su intención de pelear el primer lugar cuando haya un mercado interesante.
    “No es lo mismo ser líder de un mercado de 100.000 vehículos
    que de un mercado de 450.000”, indican. En su planta de Santa Isabel,
    donde los operarios trabajan tres días a la semana, fabrica los
    modelos Kangoo, Clío y Megane. Para este año, aspiran a
    alcanzar una participación de 13%.

    Daimler-Chrysler
    produjo 8.000 utilitarios Sprinter en su planta de González Catán
    durante 2003. Para 2004, prevén incrementar ese número y
    cerrar el año en el orden de 10.000 camionetas producidas. La firma
    exporta a mercados no tradicionales, como Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica,
    Egipto, Arabia Saudita, Vietnam y China, además de casi toda América
    del Sur y Central. Según informar, también tienen previsto
    su ingreso a nuevas plazas. Además, planifican un incremento en
    su personal, y la presentación de modelos de sus marcas Mercedes-Benz
    y Chrysler.