Con la mira en las grandes empresas para racionalizar gastos de viaje

    La historia de Amadeus es breve y similar a la de la distribución y la logística en otras ramas durante la década pasada. Nació a fines de los años 80 como una proveedora cautiva de sistemas de administración de vuelos: las mayores compañías aéreas europeas habían unificado en ella lo que en la jerga es conocido como GDS (global distribution system).

    Pero Amadeus rápidamente excedió sus límites: el negocio crecía y las nuevas tecnologías de comunicación en tiempo real permitían mes tras mes mejorar las ofertas en la gestión de reservas, vuelos y paquetes turísticos. De proveer sólo a sus propietarias Airfrance, Lufthansa e Iberia (también estaba SAS, pero luego se abrió del negocio), en pocos años Amadeus cobró autonomía y pasó a ser un negocio por sí misma. Hoy sus clientes implican grandes cifras: 65.240 agencias de viaje y 12.635 oficinas de venta de compañías aéreas se proveen con su red. Y a través de Amadeus, esas terminales pueden hacer reservas interactivas en nada menos que 469 aerolíneas del mundo, las que reúnen 95% de todos los pasajes de avión vendidos. Una simple comparación ilustra bien el crecimiento exponencial del negocio: en 1989, tras dos años de operaciones, Amadeus festejaba haber participado en un millón de reservas. Siete años más tarde, la empresa anunciaba su reserva número 300 millones. Y en 2002 ya está en casi 400 millones. Según sus propios cálculos, el año pasado superaron largamente a las competidoras Sabre y Galileo.

    Lo que vendrá

    Hace algunos años, con la revolución de Internet, el negocio de viajes también fue sobrevolado por el mito de la muerte de los intermediarios. Eran los comienzos ingenuos de la Red, cuando almacenes, farmacias o veterinarias estaban destinados a ser devorados por el implacable afán de eliminación de márgenes a lo largo de la cadena. En nuestro negocio tampoco estuvimos exentos de esos miedos, reconoce Gonzalo Rossi, el gerente comercial de Amadeus Argentina. Pero eso surgía de una incomprensión de las distintas funciones que tienen las partes en la cadena de valor. Nosotros mismos nos preguntábamos si íbamos a ser reemplazados por un modelo del tipo aerolínea-usuario final. Pero ya eso quedó en el pasado, asevera Rossi.

    El nuevo negocio de Amadeus sigue siendo el viejo negocio: ofrecer tecnología. Pero ahora quieren extender su uso más allá de los límites de sus clientes habituales. Apuntan a que las grandes empresas adopten sus herramientas para racionalizar gastos. Es la unidad de negocios que denominan E-travel, para brindar a las corporaciones y a sus ejecutivos los elementos útiles para cada uno. A los viajeros, una capacidad que les dé suficiente margen de maniobra para tomar decisiones sobre la marcha y contar con mayores grados de libertad. Y a la corporación, le permite un grado de control que impida sobrepasar los presupuestos pautados para cada viaje y cada jerarquía de empleado.

    Es un clásico en las empresas: Recursos Humanos quiere viajes donde prime la efectividad del viajero para su misión específica, para lo cual las buenas condiciones son centrales. Finanzas, por su parte, pretende que los viajes cuesten lo menos posible y duren lo mínimo indispensable, resume Rossi. Nosotros ofrecemos una solución que automatiza las opciones al fijar los límites corporativos con claridad. Pero, al mismo tiempo, el viajero puede elegir entre un menú de opciones on line que le permiten cambiar vuelos o elegir hoteles sobre la marcha. E insiste en la separación de funciones: Los agentes de viaje son centrales en el momento de asesorar a las empresas y negociar condiciones con las aerolíneas. Lo que nosotros queremos es que ambos, agentes y empresas, dispongan de nuestra tecnología para optimizar los viajes.