Eduardo Duhalde asumió la Presidencia el primer día de 2002 en
medio de la turbulencia política y económica que el país
arrastraba desde los primeros días de diciembre del año anterior.
Para muchos argentinos la palabra corralito adquirió una connotación
trágica, ya que la mordaza financiera implementada en los últimos
y caóticos días del gobierno de Fernando de la Rúa encadenó
depósitos por alrededor de US$ 61.460 millones, de los cuales US$ 11.000
millones seguían encorsetados a fines de 2002.
El default declarado durante la efímera presidencia de Adolfo Rodríguez
Saá, el tercer presidente que la Argentina tenía desde el 20 de
diciembre, luego de la dimisión de De la Rúa y las presidencias
provisionales de Ramón Puerta y Eduardo Camaño, sumó malestar.
La cesación de pagos iniciaba, en marzo, una interminable ronda de conversaciones
y probables acuerdos con el Fondo Monetario Internacional.
Luego de la pesificación asimétrica y la devaluación de
40% instrumentada por Jorge Remes Lenicov, varios economistas pronosticaban
un dólar que se ubicaría en las nubes y una inflación anual
de tres dígitos. Las cifras hablaron por sí solas. Pese al temor
que a fines de 2002 generó el aumento de la nafta, la inflación
anual superó apenas 40%. Y, después de efectuar una preocupante
trepada en marzo, cuando la divisa rozó los $ 4, el dólar cerró
el año en poco más de $ 3,40.
La aún vigente puja entre ahorristas y bancos dio paso, luego del fracaso
del Plan Bonex, a la renuncia de Remes Lenicov. Roberto Lavagna, un candidato
impensado, asumió la titularidad del Palacio de Hacienda. El dólar
comenzaba a estabilizarse en los $ 3,50.
El Poder Ejecutivo y la Corte Suprema de Justicia protagonizaron otra de las
pujas de 2002. En febrero, el máximo tribunal falló contra el
corralito, lo que amenazó con una quiebra generalizada del sistema financiero
y, a fin de diciembre, estuvo a punto de redolarizar los depósitos pesificados.
Este fallo –una incógnita al cierre de esta edición–
quedó postergado para este año. En este contexto, el Poder Legislativo
trató el juicio político a todo el tribunal en su conjunto.
El Banco Central vio desfilar tres presidentes en el transcurso de 2002. Mario
Blejer dejó la presidencia en junio y su sucesor, Aldo Pignanelli, haría
lo mismo en diciembre por diferencias con el ministro Lavagna. Alfonso Prat
Gay se convirtió en el nuevo titular de la autoridad monetaria y liberó
el mercado cambiario, que hasta ese momento había tenido al Central como
principal demandante de divisas.
En tanto, el efecto tango comenzó a pegar en América latina. El
triunfo de Lula en Brasil generó nuevas esperanzas en el futuro del Mercosur
sobre el final de un largo año que finalizó con calma económica
y con un frente abierto con vista a las elecciones anticipadas que el presidente
Duhalde convocó para el próximo 25 de mayo. M