|
La actividad
extractiva triplicó su producción y de US$ 30 millones anuales
que exportaba pasará a vender US$ 1.000 millones fronteras afuera
este año. Más que las exportaciones totales de carne.
El futuro: gigantes a escala internacional aseguran que el país
posee el territorio más virgen del planeta, con 75% de sus riquezas
minerales sin descubrir. Como consecuencia, el sector recibiría
inversiones por alrededor de US$ 5.000 millones en lo que resta de la
década.
Todo indica que en menos de diez años el sector estará exportando
por US$ 2.500 millones anuales.
El lanzamiento del Plan Minero Nacional es una iniciativa para el período
2004-2006, y desde el Ejecutivo proyectaron que en ese lapso llegarán
al país inversiones en el sector por US$ 1.300 millones, lo que
según los cálculos oficiales fomentará exportaciones
por US$ 1.466 millones y generará 129.400 empleos directos y 121.600
de carácter indirecto.
Los empleos indirectos se producirán en sectores tales como energía,
combustibles, lubricantes, metalmecánica, siderurgia, ingeniería,
construcción, montajes, mantenimiento, maquinaria pesada, hotelería,
catering, transporte, seguridad, informática y logística.
En cuanto a los players, además del declarado interés de
grandes empresas de Canadá e inversores chinos, el Cisneros Group
le anunció a Kirchner una posible inversión de US$ 1.500
millones. Tienen más espacio los dos grandes proyectos: el de Minera
Alumbrera y el futuro –ya en marcha– de Veladero (de la canadiense
Barrick Gold). Le siguen, aunque a importante distancia Cerro Vanguardia
y las mineras Aguilar y del Altiplano (Proyecto Fénix), todas con
minas en producción. También serán significativos
los posibles proyectos de Minera Agua Rica (invertiría US$ 800
millones), Proyecto Pascua Lama (Barrick Gold, US$ 1.200 millones) y Pachón
(de la canadiense Noranda, US$ 900 millones).
Los ’90,
la década activa
Tras larguísimas décadas de aparente intrascendencia, desde
mediados de los años ’90, la actividad minera dio un giro
y se la empezó a vislumbrar como el posible eje económico
de algunas provincias del noroeste argentino. Comenzó a capitalizar
jugosos desembolsos de empresas locales y, sobre todo, internacionales;
triplicó su producción; y pasará a exportar US$ 1.000
millones fronteras afuera este año.
Sin embargo, la actividad sigue siendo una gran desconocida. Solamente
pareció ganar espacio en los medios en torno a su polémica
relación con el medio ambiente, con una sonada prohibición
de construcción de una mina por parte del gobierno de Chubut; el
consiguiente encolumnamiento de los protagonistas del segmento en las
filas de la cada día más en boga Responsabilidad Social
Empresaria (RSE) y del desarrollo sustentable; una ley sectorial con supuestos
beneficios impositivos que despertó algunos resquemores desde otros
sectores industriales; y un selecto grupo de empresas grandes que domina
la escena por sobre un conjunto de Pymes que, de todos modos, tienen rentabilidad
respetable.
Con una coyuntura en la que la escasez de gas se está transformando
en un impensado escollo que despierta preocupación en el seno de
la actividad, compañías canadienses, estadounidenses y potenciales
inversores chinos analizan atentos la posibilidad de desembarcar en la
Argentina.
Motor
del noroeste
“Habrá una nueva oleada de inversiones mineras que impulsará
aún más el crecimiento del sector”, asegura Jorge Fillol
Casas, presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros
(Caem), la entidad que nuclea a las compañías del segmento:
todo indica que en menos de una década el sector estará
exportando por US$ 2.500 millones anuales.
Así, la minería se convertirá en el definitivo motor
económico de varias provincias del noroeste, como Catamarca y San
Juan –en las que en la actualidad ya constituye una elevada fuente
de ingresos fiscales y de inserción laboral–, con buenas posibilidades
de mayor desarrollo en Salta y Jujuy.
“El potencial que existe en minería es amplísimo y
difícil de medir”, cree Julián Rooney, vicepresidente
de Minera Alumbrera, la principal empresa del sector. “Queremos poner
énfasis en que la minería sea una política de Estado,
en la que el Gobierno tome las riendas para que existan seguridad jurídica
y estabilidad económica”, pide Ramiro Cornejo Torino, presidente
de la Cámara de la Minería de Salta. En esa senda y ante
la favorable perspectiva, el apoyo gubernamental se hizo visible en el
lanzamiento del Plan Nacional Minero, realizado en enero último,
que apunta a promover el crecimiento del sector en las zonas menos desarrolladas.
La iniciativa es para el período 2004-2006, y desde el Ejecutivo
proyectaron que en ese lapso llegarán al país inversiones
en el sector por US$ 1.300 millones, lo que según los cálculos
oficiales fomentará exportaciones por US$ 1.466 millones y generará
129.400 empleos directos y 121.600 de carácter indirecto.
El anuncio fue hecho por el presidente Néstor Kirchner. “Tenemos
una posibilidad concreta de consolidar el proceso de inversión
y desarrollo del sector. Estamos absolutamente confiados en que va a crecer
la producción minera, como así también la exportación,
las fuentes de trabajo y los ingresos”, aseveró Kirchner en
su discurso. Uno de los factores que atraerá inversores es el acuerdo
que la Argentina tiene con Chile para la explotación de minas de
cobre, plata, oro y otros metales en zonas de frontera de la cordillera
de los Andes, que permite a las empresas reducir costos. Aunque no todo
lo que brilla es oro (valga el juego de palabras).
Si bien hoy existen cerca de 20 proyectos en marcha y en 2003 se invirtieron
US$ 220 millones (contra los US$ 162 millones de 2002), hace un lustro
que no se construye una nueva mina y se estima que tampoco se iniciarán
nuevas operaciones hasta 2006: sí hay iniciativas en proceso de
estudio de factibilidad o exploración, además de las que
ya están en funcionamiento. Así, la producción minera
oscilará en valores similares a los del año pasado (por
encima de los US$ 1.100 millones), variando en función de los precios
internacionales y del posible repunte de la actividad de la construcción.
A pesar de los supuestos beneficios del régimen de inversiones
mineras, que despertó cierto recelo entre otros actores del sector
productivo, desde la Caem aseguran que existen varias razones que condicionan
el arribo de más inversiones y el crecimiento inmediato de la industria.
“Las sucesivas modificaciones impositivas de los últimos años,
la creación de nuevos impuestos sobre los débitos y créditos
bancarios y sobre los combustibles, la tasa sobre el gasoil, la reducción
de reintegros a la exportación, la creación de derechos
de exportación y la obligación de liquidar divisas de exportaciones,
entre otras cosas, desalientan la realización de inversiones productivas”,
argumentan desde la Caem en un documento presentado ante la Unión
Industrial Argentina. De todos modos, vale aclarar que no son inconvenientes
ajenos a otros sectores industriales.
“Si hablamos de nuevos proyectos de inversión, es evidente
que en estos momentos no están dadas las condiciones internas para
atraer el interés de las instituciones internacionales con capacidad
para financiar grandes proyectos mineros”, continúa el citado
informe. Así, según el documento, la posición de
privilegio que tuvo la Argentina para la atracción de inversiones
mineras fue perdiendo fuerza contra otras naciones de la parte sur del
continente, como Chile y Perú, dos países que han mantenido
un buen nivel de inversiones externas en el rubro.
Otro de los factores que juega en contra es la falta de infraestructura
en las áreas con potencial minero: por ello las empresas tienen
mayores costos de inversión inicial. El costo del transporte, tanto
de insumos como de productos finales, también es "significativo",
siempre según representantes de la industria. Por ello, todas las
firmas vienen pidiendo un cambio en las regulaciones vigentes. "Pedimos
autorización para que se permita la circulación de los camiones
especiales llamados bitrenes", reclama Luis Atgelt, presidente de
la Cámara de la Piedra de Buenos Aires. Los bitrenes soportan un
peso total de hasta 75 toneladas (los camiones actuales, 45 tn), lo que
permitiría además de reducir significativamente las erogaciones
en transporte, "mejorar el grado de competitividad frente a otros
países, como Chile y Brasil, donde sí se utilizan estos
equipos", subraya Atgelt.
La suma de las teóricas desventajas podría tener relación,
entonces, con los resultados de una encuesta realizada por la Conferencia
de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad). En ella,
cuatro de cada cinco expertos internacionales de diversas partes del mundo
sostienen que la inversión extranjera directa (IED) crecerá
en los próximos cuatro años. En la región, los capitales
llegarán –según los encuestados– fundamentalmente
para el sector de la minería. La Argentina no figura entre los
países más aptos para captar esos capitales de riesgo de
largo plazo: sí aparecen Brasil y Chile. Aunque, más allá
de las quejas y reclamos, el mundo parece mirar a la Argentina.
Un lugar
en el mundo
En el Congreso Mundial de Minería realizado en Canadá a
mediados de marzo pasado, firmas de este país, estadounidenses
y europeas elogiaron a la Argentina por el potencial geológico
que ofrece y por contar con un régimen legal que facilita el ingreso
de los capitales extranjeros. Aseguraron que es el territorio más
virgen del planeta, con 75% de sus riquezas minerales sin descubrir. Ellas
mismas realizaron su propio pronóstico de inversiones, por US$
4.000 millones en los próximos cinco años. Así, además
de las ya instaladas o en proceso de hacerlo, aparecieron como posibles
inversores interesados otros jugadores de peso como Newmont, IMA, Viceroy,
Intrepid y Etceter, todas de Canadá. Además, en su visita
de principios de mayo a Nueva York, el presidente Kirchner recibió
la promesa del grupo Cisneros de una inversión minera inicial de
US$ 500 millones. El desembolso alcanzaría US$ 1.500 millones en
dos etapas, y la obra se levantaría en San Juan, en el límite
con Chile.
La confirmación de la operación depende de la aprobación
de un decreto que autorice la liquidación de divisas en el exterior.
Kirchner le prometió a Gustavo Cisneros, titular del Cisneros Group,
resolver el pedido que le permitiría a su empresa repatriar ganancias.
Alberto Carlocchia, gerente de Cerro Vanguardia, sostiene: “Actualmente
hay un boom minero y es producto, principalmente, del régimen legal”,
aunque advierte que “todavía se debe trabajar sobre la alta
presión impositiva”. Sin embargo, Martín Dedeu, presidente
de Minera Aguilar, considera: “En mi opinión el auge minero
fue el de los ’90, cuando al atractivo de las riquezas geológicas
se le sumó un sistema de normas jurídicas y tributarias
que favorecieron la expansión del sector. La salida del corset
cambiario hizo a la industria minera más competitiva y se observa
un incremento de la inversión, pero que no alcanza aún a
la magnitud de la década pasada”.
Víctor Di Meglio, gerente de la Caem, se entusiasma porque “tanto
la Nación como las provincias mineras apoyan el actual régimen
para dar continuidad al desarrollo del sector en los próximos años”.
De hecho, la política minera establecida en los ’90 fue una
de las pocas herencias de la década anterior reconocida por Kirchner,
quien aseguró que continuará fomentando el desarrollo de
la minería bajo el mismo esquema legal.
Entre otros posibles inversores se encuentra un grupo de origen chino,
que se habría mostrado dispuesto a comprar proyectos de explotación
con potencial de desarrollo inmediato. Los empresarios orientales habrían
dejado una buena impresión en el sector minero local, debido al
alto poder económico que demostraron, que incluiría más
de US$ 1.500 millones para realizar operaciones en poco tiempo. “Nos
dejaron en claro que están muy interesados y que no quieren invertir
en proyectos a largo plazo sino en los que están más avanzados”,
confía un ejecutivo que participó de las reuniones. De todos
modos, todavía no hay ningún trato cerrado. También
el empresario local Eduardo Elzstain, presidente de Irsa, estaría
analizando una serie de posibilidades para invertir en exploración
y explotación de yacimientos argentinos y chilenos.
Realidades diferentes
Un rápido repaso por los dos grandes segmentos que componen la
industria minera local muestra realidades contrapuestas y comportamientos
dispares.
–Los sectores de la minería metalífera y de los minerales
industriales (boratos, bentonita, cuarzo, feldespato, etc.) que venden
a mercados externos están operando satisfactoriamente. Algunas
de las empresas realizaron inversiones en los dos últimos años
para incrementar su capacidad o introducir equipamiento tecnológico.
Además, la minería metalífera contó con la
ayuda de una mejora de los precios internacionales, acentuada en los últimos
meses.
–La minería no metalífera –tradicional proveedor
de la industria de la construcción– si bien ha registrado
una leve mejora, está lejos aún de alcanzar niveles aceptables.
Las compañías están operando hoy a 30% de su capacidad
y permanecen a la espera de una “normalización en la situación
económica que permita el lanzamiento y financiación de la
construcción pública y privada, como así también
la posibilidad concreta de obtener financiación adecuada para capital
de trabajo y nuevos proyectos”, según cuenta un representante
del rubro.
En cuanto a los niveles de producción de minerales, los volúmenes
se han mantenido estables en los últimos seis años, siempre
por encima de los US$ 1.000 millones anuales, con un techo de US$ 1.215
millones en 1999 y un monto de US$ 1.150 millones el año último.
Se estima que el bruto rondaría US$ 2.010 millones en 2006. Sí
se produjeron incrementos en las cifras de exportación, aunque
la mejora registrada en 2003 es el reflejo de una suba de precios, sobre
volúmenes operativos similares a los de años precedentes.
Los precios de los metales están en la actualidad cerca de sus
máximos históricos: la libra de cobre saltó de US$
0,52 a 1,30 en los últimos tres años, la onza de plata de
US$ 4,5 a 7,3 y el oro, de US$ 260 a 420 la onza, siempre en el mismo
lapso.
La temporada pasada se exportaron minerales por US$ 900 millones, US$
100 millones más que en 2002. Para este año, la perspectiva
es favorable y marca que se alcanzará, los US$ 1.000 millones en
ventas al extranjero. Algunas estimaciones son más benévolas
y proyectan un monto superior a US$ 1.100 millones, para un sector que
entre 1994 y 2003, y en lo que concierne únicamente a exploración,
recibió inversiones por US$ 868 millones, con picos de US$ 140
millones en 2000 y US$ 130 millones en 1997. Tras dos temporadas de estancamiento
(2001 y 2002, con US$ 47 y 50 millones respectivamente), 2003 mostró
un leve repunte, con desembolsos por US$ 80 millones.
De hecho, según un estudio del Centro de Estudios Bonaerenses (CEB),
del total de US$ 17.160 millones de inversiones privadas realizadas y
proyectadas a escala nacional en todo 2003, 44% de las mismas fueron destinadas
a los sectores primarios de la economía. Y entre las principales
actividades se encuentran las extractivas (petróleo, gas natural
y minería). Asimismo, el informe indica que la segunda provincia
que captó el mayor flujo de ellas (detrás de Buenos Aires
con 8,7%) es San Juan (8,3%), en cuyo caso influyó sobremanera
el aporte de la canadiense Barrick Gold en el proyecto de la mina Veladero.
En materia de empleo, el sector alberga 110.000 trabajadores entre directos
e indirectos (serían 440.000 ya que el efecto multiplicador es
4).
Jorge Mayoral, el secretario de Minería, cree que “la minería
puede llegar a ser un gran sector productivo, pero sólo a través
de un marco que contenga un modelo complementario, porque sola no puede”.
Quién
es quién
El auge de la minería metalífera comenzó en 1995
con el proyecto de Bajo La Alumbrera, el más importante de la historia
local. A partir de allí, los proyectos metalíferos están
marcando un vuelco a escala nacional, hasta entonces basada en la extracción
de materiales para la construcción (cales y piedras) y minerales
no metalíferos como el bórax o la bentonita.
Bajo La Alumbrera es un establecimiento minero y planta para la elaboración
de concentrados de cobre y oro, ubicado en el departamento de Belén,
Catamarca. La inversión inicial del proyecto fue de US$ 1.200 millones:
50% de la misma correspondió a la importación de equipamiento
y tecnología no disponibles en el país, mientras que en
insumos y servicios locales, el monto rondó US$ 600 millones. El
VBP (Valor Bruto de la Producción) del proyecto representa 46%
del VBP del sector minería. La empresa factura alrededor de US$
550 millones anuales y este año invertirá $ 81 millones
más en el proyecto. La compañía es operada por la
suiza Xstrata Copper, que tiene 50% de las acciones. El resto del paquete
accionario lo completan las canadienses Wheaton River (37,5%) y Northern
Orins (12,5%). Actualmente, la mina ocupa a 800 trabajadores directos
y a 1.000 vinculados con contratistas.
El complejo cobre exportó en 2002 por US$ 462,3 millones, contra
US$ 484,6 millones de la carne bovina. “Seguramente este año
superará a la carne”, pronostica Rooney. Las exportaciones
de Alumbrera giran en torno a US$ 550 millones anuales (el total de su
facturación ya que la empresa no vende a escala local).
El proyecto que le sigue en importancia es el de Veladero. La empresa
canadiense Barrick Gold anunció en diciembre pasado el comienzo
de la construcción de la mina de oro ubicada en el departamento
de Iglesia, en San Juan. El proyecto significa una inversión ya
realizada de más de US$ 100 millones en exploración y otros
US$ 470 millones para la construcción, hasta fines de 2005, de
un complejo para la producción de 6,8 millones de onzas de oro,
durante una vida productiva estimada en 13 años.
“Recibimos críticas de ONG diciendo que cambiamos espejitos
de colores por oro. Para contrarrestar eso, nos propusimos aplicar numerosas
iniciativas de desarrollo sustentable”, dice Julio Claudeville, coordinador
de Relaciones con la Comunidad de Barrick Veladero. Del total, esta temporada
se invertirán $ 600 millones. Durante la construcción, Veladero
generará unos 2.500 puestos de trabajo directos entre personal
de Barrick y contratistas. Cuando la mina esté en producción,
alrededor de 500 personas serán empleadas directamente por la empresa.
A principios de mayo, Barrick recibió un préstamo de US$
76,5 millones, que se destinarán a la compra de equipos y vehículos
pesados que harían factible en 2006 la puesta en producción
de la mina.
Otro de los proyectos fuertes vinculados a la denominada “madre de
industrias” es el de Cerro Vanguardia, una mina integrada para la
elaboración de oro y plata en Gobernador Gregores, cerca de Puerto
San Julián, en Santa Cruz. Las exploraciones comenzaron en 1991
y la construcción de la planta, en 1997. Es la principal mina de
metales preciosos de larga vida útil del país, con un plazo
de extracción estimado hasta 2012. La inversión total en
el proyecto Cerro Vanguardia asciende hasta hoy a US$ 270 millones. Después
de la venta del grupo Pérez Companc de su parte en la empresa a
AngloGold, la titularidad del yacimiento quedó en 92,5% para esta
última compañía y en 7,5% para Fomicruz Sociedad
del Estado, una empresa estatal santacruceña.
“Hemos alternado buenas y malas pero hasta ahora el saldo es altamente
positivo”, sostiene Alberto Carlocchia, gerente de Cerro Vanguardia.
Tras cinco años de producción, la empresa lleva producidos
más de dos millones de onzas de oro y nueve millones de onzas de
plata. Este año invertirá $ 42 millones.
Una de las históricas es Minera Aguilar, que se especializa en
la extracción de minerales para la elaboración de concentrados
de plomo y plata, y de zinc en la localidad de El Aguilar, Humahuaca,
Jujuy. Ocupa a 1.300 trabajadores y “hoy por hoy somos una de las
pocas mineras subterráneas que ha resistido el paso del tiempo”,
según Dedeu, en relación con que casi todos los proyectos
son a cielo abierto. La empresa comenzó a explorar la mina Aguilar
en 1936. La compañía pertenece al derrocado presidente de
Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, y este año invertirá
$ 15 millones. La facturación de la empresa oscila entre US$ 26
y 30 millones anuales y durante los últimos años invirtió
US$ 24 millones. Exporta por alrededor de US$ 10 millones anuales.
El Proyecto Fénix, en tanto, pertenece a Minera del Altiplano y
consiste en la extracción de litio y producción de carbonato
de litio en la mina Salar del Hombre Muerto, en Catamarca. La empresa
es subsidiaria de FMC Lithium. La inversión en el proyecto (iniciado
en 1995) alcanza US$ 149 millones. La empresa exporta US$ 37 millones
anuales, contra los US$ 20 millones de 1999. “Tenemos potencialidad
de exportar por US$ 50 millones. Nuestro gran desafío es llegar
a China”, cuenta Oscar Lacher, presidente de Minera del Altiplano,
que adelanta que la compañía está analizando una
inversión de US$ 10 millones para modernizar su equipamiento. Se
invertirán este año, además, otros $ 30 millones.
De megaproyectos
y Pymes
En carpeta y en diversas etapas de proceso minero aparecen otros proyectos
importantes. La empresa Minera Agua Rica está llevando adelante
el proyecto Agua Rica, en Catamarca. La inversión hasta hoy ronda
US$ 60 millones y la compañía pertenece en su totalidad
a la canadiense Northern Orions. La inversión total llegaría
a US$ 800 millones en caso de éxito en los estudios de factibilidad,
que este año requerirán otros US$ 8 millones de inversión.
Se obtendría concentrado de cobre con oro, básicamente.
“Queremos alcanzar un ritmo de producción tal, que nos dé
una vida útil de 30 años”, dice Pablo Marcel, director
de la firma.
En tanto, Barrick Gold estima un desembolso total de US$ 1.200 millones
en su proyecto de Pascua-Lama (San Juan), que prevé la extracción
de oro y plata. Este año se invertirán $ 45 millones y el
estado actual indica que se encuentra en revisión el estudio de
factibilidad. El proyecto de la mina incluye la producción de minerales
en los dos lados de la Cordillera. Por otro lado, la canadiense Noranda,
en principio, destinaría US$ 900 millones a su emprendimiento en
Pachón (cobre y oro), también en territorio sanjuanino.
En la actualidad, están estudiando la factibilidad del proyecto,
en el que este año se invertirán $ 6 millones.
El resto de las empresas del sector muestra presentes diversos. “Somos
los principales exportadores del Mercosur de bentonita”, dice Gustavo
Marinoni, vicepresidente de Castiglione, Pes y Compañía,
que extrae y elabora bentonita sódica natural en Cinco Saltos,
Río Negro. La firma exporta por US$ 3,1 millones anuales. “A
los productores de mediana escala nos está faltando know how”,
agrega Marinoni. La producción local total de bentonita alcanzó
128.406 toneladas el año pasado, con exportaciones por US$ 5,3
millones; en 2004 rondaría 150.000 toneladas.
“Tenemos mucha preocupación por la falta de combustible, por
eso estamos trabajando a la mitad de nuestra capacidad instalada”,
dice Mario Brignone, gerente comercial de Minera Tea, que provee 80% del
total de cal a la industria siderúrgica (es proveedor exclusivo
de Acindar). La empresa, instalada en San Juan, factura $ 40 millones
anuales. Apenas inferiores son los ingresos de Bórax Argentina,
dedicada a la extracción de boratos en las minas de Tincalayu (Salta)
y Sijes (Jujuy). “Nuestro principal mercado es Brasil”, cuenta
Rubén Tarcaya, gerente general. La firma lleva invertidos US$ 3,2
millones y su facturación ronda US$ 14 millones.
Piedra Grande, en tanto, se especializa en la extracción de coalines,
arcilla y cuarzo. Con presencia en cinco provincias (Buenos Aires, Chubut,
Neuquén, San Luis y Santa Cruz), factura US$ 12 millones por año.
“Tenemos buena proyección internacional sobre todo en la industria
cerámica”, dice Juan Carlos Factorovich, gerente general.
“En lo que es mármoles y calizas, tras la ruptura del 1 a
1 hay una gran capacidad de yacimientos que se pueden aprovechar y pueden
ser alternativos para reemplazar los mármoles que tradicionalmente
se han importado (desde Italia –que es líder– y España).
El material está disponible, pero necesitamos los recursos económicos
y los inversores para producirlos y abastecer al mercado local de la construcción”,
dice Domingo Calello, presidente de la Cámara Argentina del Mármol,
Piedra y Granito.
En general, las Pymes locales presentan un capital de trabajo deteriorado
o directamente inexistente, que tienen en la falta de financiamiento su
principal limitante. Para torcer esta realidad, desde noviembre último
más de 1.200 Pymes locales se inscribieron en la primera base pública
de proveedores para los principales proyectos mineros del país.
La iniciativa fue impulsada por la Secretaría de Minería,
el nexo se establece vía Internet y algunas de las oportunidades
tienen relación con obras de infraestructura, construcciones civiles,
administración, mantenimiento, insumos de perforación, camiones
y excavadoras. También tienen cabida en la convocatoria las empresas
vinculadas a la prestación de otros servicios, como transporte
de personal, medicina laboral y catering. Para Mayoral, se trata de “un
instrumento que brinda la posibilidad de acercar, sin intermediarios,
a los potenciales proveedores locales con los proyectos mineros en territorio
nacional”.
Provincia
por provincia
En lo que respecta al impacto en cada una de las regiones involucradas,
San Juan y Catamarca sobresalen ante el resto. En la provincia cuyana
se produjo por $ 416 millones en 2003 y se exportó por US$ 18 millones.
Las estimaciones para 2006 dejan chiquitos estos números; se prevé
una producción por $ 1.170 millones y ventas al exterior por US$
270 millones (en 2010 llegarían a US$ 550). En ello influiría
que las minas Veladero, Pascua Lama y Pachón estarían en
plena producción. “Aspiramos a ser la provincia minera más
importante del país y para ello los recursos están”,
relata Jaime Bergé, presidente de la Cámara de Minería
de San Juan.
Por su parte, en Catamarca, el proyecto Bajo La Alumbrera representó
un punto de inflexión y marcó un antes y un después.
En 2002 ocupó el primer lugar como provincia exportadora de minerales
metalíferos del Noroeste. Tanto en Catamarca como en San Juan la
minería es una gran fuente de ingresos fiscales.
Mientras tanto, en Santa Cruz, aumentaron en 2003 los pedidos para buscar
oro y plata, por lo que se transformó en la mejor temporada de
la última década y brindó mayores ingresos a la provincia.
Hay 1,4 millón de hectáreas en exploración. Y por
regalías, pagos de canon y tasas administrativas, la actividad
le dejó al Estado provincial $ 3,5 millones el pasado año.
“Hay interés de grupos coreanos y también de Minera
El Desquite (de la canadiense Meridian Gold) para adquirir derechos mineros
en Santa Cruz”, explica Alejandro Súnico, ex director de Minería
(entre 1996 y 2003) y ex presidente del Consejo Federal Minero. Durante
el último año, las empresas habrían invertido cerca
de US$ 30 millones para explorar, según datos de la Gobernación.
Claro que la minería no llega a tener el impacto de los hidrocarburos
y ocupa el tercer puesto en influencia, detrás de esa industria
y de la pesca.
En Salta el principal producto son los boratos. “Es trágico
para Salta que no hay ni minas en explotación ni proyectos de exploración
en metalíferos”, se preocupa Cornejo Torino. La provincia
exporta a 26 países: el más importante en volumen es Brasil.
“En Jujuy alentamos la minería social, por lo que no sólo
se produce sino que inducimos a los ciudadanos a la realización
de artesanías”, dice Mario Balod, presidente de la Cámara
Minera de Jujuy. “Todavía nos estamos preguntando por qué
las empresas no visualizan el potencial del Noroeste y sí el de
la región central y Patagonia”, finaliza. El sector ocupa
a 2.000 empleados en la provincia. Ambas provincias tendrían un
interesante potencial.
Por su parte, en Córdoba y Mendoza el presente es gris. “Somos
autocríticos y reconocemos
|