Uno de los acontecimientos más notables de los últimos 30 años ha sido el crecimiento del consumo en los países asiáticos y su integración a los movimientos de capital, comercio, talento e innovación. En la década que se inicia, las economías asiáticas ya no solo participarán de esos movimientos sino que decidirán su estructura y dirección. En muchas áreas ya lo están haciendo.
No es fácil generalizar sobre un sector del mundo tan amplio, con multitud de lenguajes, etnias y religiones. Son naciones con diversas formas de Gobierno, sistemas económicos e indicadores de desarrollo humano. Algunas tienen poblaciones jóvenes y en crecimiento; otras, poblaciones envejecidas. El ingreso anual per cápita oscila entre US$ 849 en Nepal y US$ 57.714 en Singapur. La región abarca ruinas de la antigüedad y trenes bala, villorrios rurales y altísimos rascacielos.
Crecimiento económico
El denominador común de esta región tan diversa es una trayectoria ascendente en los indicadores económicos y sociales. En el año 2000, Asia representaba menos de un tercio del PBI global (en términos de paridad de poder adquisitivo) y va en camino de superar el 50% para 2040. Para ese momento, se espera que represente el 40% del total del consumo mundial.
El continente no solo está progresando económicamente, además está avanzando en desarrollo humano: más expectativa de vida, más educación y un drástico uso de Internet.
El ascenso de la región no solo ha sacado a millones de la pobreza extrema; también elevó el nivel de vida de la gente de todos los niveles de ingreso. La urbanización está acelerando el crecimiento económico y abriendo puertas a la educación y a los servicios de salud pública.
Pero subsisten los bolsones de pobreza y la necesidad de desarrollo. El acelerado ritmo del crecimiento ha dejado a muchas ciudades con urgentes necesidades de vivienda, infraestructura y otros servicios. Muchos países en la región deben lograr un crecimiento económico más sostenible para atender las tensiones ambientales y de inequidad.
Un informe reciente del McKinsey Global Institute analizó 71 economías en desarrollo y eligió las 18 que muestran persistente y sólido crecimiento económico. Las siete que muestran desempeño excepcional y cinco de las 11 descollantes están en Asia. En las últimas décadas, varios países asiáticos pasaron a integrar las filas de las economías de medianos ingresos y hasta de las avanzadas. Esto refleja la persistente industrialización y urbanización, el creciente crecimiento de la demanda y de la productividad y su dinámico sector empresarial.
El siglo asiático
Esas tendencias representan un gran cambio en el centro de gravedad del mundo. El académico Parag Khanna afirma que ha comenzado el “siglo asiático” y añade que el ascenso de la región no es cíclico sino estructural. La evolución del continente ha llegado a una etapa que requiere mayor reconocimiento global. Está cambiando drásticamente los supuestos occidentales sobre el equilibrio económico mundial.
El trabajo que sigue, realizado por el McKinsey Global Institute (MGI), ofrece un panorama general del rol de Asia en cuatro áreas: flujos y redes comerciales, corporaciones en Asia, tecnología y el consumidor asiático. Al combinar esas perspectivas, brinda una visión de cómo está evolucionando la región y sugiere cómo podría definir el futuro.
La investigación analizó 23 cadenas de valor en 43 países y documentó los grandes cambios estructurales en los patrones comerciales del mundo. Asia está en el centro de muchos de estos cambios y sus empresas evolucionarán con ellos en los años venideros. En los últimos diez años, la producción global continuó creciendo pero la proporción de bienes transados internacionalmente cayó 5,6%. Esta declinación no refleja las disputas comerciales ni sugiere una desaceleración inminente. En cambio, refleja un sano desarrollo económico en China, India y el resto del Asia emergente.
Más consumo local
A medida que aumenta el consumo, la mayor parte de lo que se hace en esos países ahora se vende localmente en lugar de ser exportado a Occidente. Entre 2007 y 2017 China casi triplicó su producción de bienes de trabajo intensivo, de US$ 3.100 billones a US$ 8.800 billones. Al mismo tiempo, cayó notablemente la proporción de producción exportados, de 15,5% a 8,3%.
India también exportó menos de su producción. Esto significa que son más los productos que se consumen internamente en lugar de ser exportados. Además, a medida que las economías desarrollan nuevas capacidades industriales y comienzan a hacer productos más sofisticados, dependen cada vez menos de importaciones extranjeras para insumos intermedios y productos finales.
La anterior era de globalización estuvo marcada por compañías occidentales que creaban cadenas de suministro que surcaban el mundo en busca de los costos laborales más bajos posible. Por lo general, los encontraban en Asia. Ahora eso está desapareciendo. Solo el 18% de los bienes transados actualmente implican exportaciones de países de bajos salarios a países de altos salarios.
La manufactura de trabajo intensivo para exportación fue un gran motor en el ascenso de China y ha sido históricamente el camino seguido por los países pobres para su desarrollo económico. Sin embargo, las oportunidades para competir sobre la base de trabajo barato se reducen a medida que suben los sueldos en toda la región y se desarrollan las tecnologías de automatización.
Para algunos países de la región, la ventana no se ha cerrado todavía. A medida que suben los sueldos en China y el país pasa a las actividades de mayor valor, su porción de exportaciones globales de productos de trabajo intensivo cayó 3%. Esto creó una oportunidad para otros países, como Vietnam, India y Bangladesh. Todos ellos aumentaron sus exportaciones de bienes de trabajo intensivo, especialmente textiles. Esta tendencia puede convertir a ciudades desconocidas en nuevos centros de manufactura.
Comercio intra-regional
Por su diversidad y dispersión geográfica, no es probable que Asia se convierta en una entidad económica similar a la Comunidad Europea o el NAFTA. Aunque es una constelación más floja de países, los lazos comerciales y la cooperación se profundizan en la región. Hoy 52% del comercio asiático es intra-regional. Esto marca una nueva tendencia que crea cadenas de suministro regionales para atender a sus mercados. También indica una profundización de los lazos comerciales entre sus integrantes. Regional Comprehensive Economic Partnership (RCEP) es un nuevo acuerdo de comercio libre que incluye 16 países de la región incluidos China, Japón, India y Vietnam.
El comercio de productos se ha aplanado pero los flujos de servicios se han convertido en el verdadero tejido conectivo de la economía global. En realidad, el comercio de servicios está creciendo 60% más rápido que el de productos, y en Asia está creciendo 1,7 veces más rápido que en el resto del mundo. India y Filipinas figuran entre los mayores exportadores de servicios de back-office; el comercio de servicios de conocimiento intensivo todavía está en pañales en la mayoría de los países asiáticos y representa un vacío importante para llenar.
Crecen las empresas
Todo lo dicho hasta ahora refleja la rápida evolución de las empresas de la región. El crecimiento está ocurriendo no solo del lado de la demanda de economías emergentes sino también del lado de la oferta. Eso cambia la dinámica competitiva en todo el mundo.
Muchas compañías asiáticas ahora figuran entre las más grandes del mundo. Su presencia –por tamaño y números– está cambiando las reglas del juego. En el ranking 2018 Fortune Global 500, 210 de las 500 empresas más grandes del mundo por ingresos fueron asiáticas.
En informe de McKinsey analizó más ampliamente a 5.000 firmas globales. En 1997, Asia representaba solo 36%, pero para 2017 creció a 43%. Además, los países representados en ese grupo cambiaron notablemente. China representa, por lejos, el aumento más grande. También India, Filipinas, Vietnam, Kazakhstan y Bangladesh.
Las firmas asiáticas se han convertido en líderes en el mercado global, no solo en los sectores industrial y automotor sino en áreas como tecnología, finanzas y logística. En los últimos 20 años cambió el combinado de industrias en las mayores firmas de la región. La fabricación de bienes de capital tiene ahora una menor proporción en la economía, mientras que los servicios de infraestructura y financieros han crecido notablemente.
Conglomerados
La región, además, tiene un alto número de grandes conglomerados. En Surcorea, los cinco chaebols más grandes (que son empresas familiares) representan aproximadamente la mitad del valor en la bolsa nacional. Los seis grandes keiretsu japoneses tienen un peso desproporcionado en el mercado de valores del país; cada uno posee docenas de compañías en diferentes sectores. Todas las grandes automotrices japonesas, por ejemplo, pertenecen a alguno de los keiretsu. Los primeros seis conglomerados de India emplean a más de dos millones de personas.
Una firma con un accionista controlante –sea familia, fundador o Estado– puede elegir un camino para su crecimiento y adoptar una visión de largo plazo para conseguir esa meta. Eso contrasta con muchas firmas occidentales cotizantes que deben responder ante los accionistas cada trimestre y concentrarse en maximizar ganancias en el corto plazo.
A pesar de que varía el grado de participación del Gobierno en las economías de la región, la competencia permanece alta. Algunas compañías gozan de apoyo estatal, pero casi siempre esa ayuda está sujeta a metas de desempeño. En la región, la tasa de rotación de firmas en el quintil superior de desempeño es cerca de 20% más alto en Asia que en las economías avanzadas en el resto del mundo.
Súper estrellas
Sin embargo, como ocurre en Occidente, la distribución de ganancias y pérdidas está distorsionada. Otra investigación reciente del MGI analizó a más de 5.000 de las más grandes firmas privadas y públicas del mundo con ingresos superiores a US$ 1.000 millones. Identificó el llamado fenómeno de la “súper estrella” –o sea, un conjunto de firmas que captan una proporción mayor del ingreso y que se alejan de sus pares–. Asia representa el 30% de todas las firmas globales súper estrellas, 15% más que en los 90. La mayoría de esas compañías son de China, India, Japón y Corea. La región está produciendo cada vez más súper estrellas globales.
MGI descubrió que las firmas en el quintil superior de desempeño están generando más ganancias que nunca, mientras que las pérdidas crecen entre las de peor desempeño (algunas de las cuales son firmas “zombi” que destruyen valor). Ese efecto tiende a exprimir a las firmas en el medio de la distribución. Este fenómeno es global, pero se observa especialmente pronunciado en Asia. Entre 2005 y 2007, la renta económica generada por las firmas del quintil superior de firmas asiáticas creció 57% (versus 33% en Norteamérica). Paralelamente, las ganancias económicas destruidas por el quintil inferior aumentó siete veces (versus 2,5 veces en Norteamérica).
Los sectores más dominantes son el de computadoras y electrónicos, el automotor y la banca.
El efecto súper estrella en el mundo corporativo se refleja en creciente disparidades entre ciudades, regiones y segmentos de la población. Asia podría estar replicando algunos de los patrones que se han instalado en Occidente.
Internet y digitalización
Asia está online y creciendo. Hoy representa la mitad de los usuarios de Internet en todo el mundo; China e India solas representan un tercio.
China, Japón, Sur Corea y Singapur figuran entre las naciones más avanzadas en digitalización. China se sumó a esas filas con notable velocidad. En e-commerce, por ejemplo, hace solo 10 años China representaba menos de 1% del valor de las transacciones mundiales, ahora representa más de 40%. La penetración de los pagos móviles entre los usuarios chinos de Internet creció de 25% en 2013 a 68% en 2016. Tres de los gigantes chinos de Internet –Baidu, Alibaba y Tencent– están creando un ecosistema digital que está en pleno crecimiento.
El continente tiene mucho capital de riesgo para sostener la innovación tecnológica y el emprendedorismo. China ocupa el segundo puesto detrás de Estados Unidos en inversiones para startups. De 2014 a 2016 algo menos de 20% del capital de riesgo mundial. India se le acerca, con el tipo de financiamiento de riesgo que Alemania. Hoy Asia representa casi la mitad de las inversiones globales y figura entre los principales destinos para el capital de riesgo en campos como realidad virtual, vehículos autónomos, impresión en 3D, robótica, drones e inteligencia artificial.