Sumario – Capítulos
- El mundo
- La tecnología
- La sociedad
- La educación
- La geopolítica
- Las ideas
- El capitalismo
- La empresa
- Los negocios
- El management
- El marketing
- El talento y los recursos humanos
CAPÍTULO 2 | La tecnología
Revalorizar empresa y emprendedor
Innovación es la clave del desarrollo que viene
En la pospandemia se hará imperioso alentar a pensar y actuar con mentalidad emprendedora e innovadora, que no se inmoviliza ante la incertidumbre, la transforma en riesgo y luego en valor, y modelará la “nueva normalidad”.
Por Silvia Torres Carbonell (*)
Un diminuto virus con bordes en forma de corona nos ataca sin piedad, sin diferencia de raza, religión, edad, país, nivel de educación, clase social o nivel de vida, poniendo al planeta a sus pies.
Pero este Rey Corona se enfrenta con la actitud emprendedora del ser humano que llevamos en nuestra esencia, desde el origen de los tiempos. Es esa capacidad creativa e innovadora que tuvo el primer emprendedor de la historia, ese cavernícola, que mientras observaba a sus compañeros cazar pesadas presas que transportaban en trozos de piedra con gran esfuerzo físico, ideó un método de transporte más efectivo y concibió la rueda.
Bill Gates señalaba en una reciente publicación que la mejor arma para vencer a este enemigo es la Innovación: “La pandemia de coronavirus enfrenta a toda la humanidad contra el virus. El daño a la salud, la riqueza y el bienestar ya ha sido enorme. Esto es como una guerra mundial, excepto que, en este caso, todos estamos del mismo lado. Veo la innovación global como la clave para limitar el daño”.
Cito aquí también una reflexión de los fundadores de Drixit Technologies, emprendedores argentinos disruptivos: “Las soluciones tecnológicas actuales y las que vendrán, nos dan una gran ventaja frente a nuestros antepasados y nos permiten atacar la pandemia de una manera más eficiente. Está en nuestra capacidad como seres humanos el poder hacer uso de la tecnología de manera éticamente correcta para poder torcer el brazo del virus definitivamente y prepararnos para la siguiente pandemia”.
En este contexto, la visionaria definición moderna introducida por el economista Joseph Shumpeter en 1934: “el dinamismo desequilibrante provocado por los emprendedores innovadores es la causa de una economía sana y pujante, mucho más que el equilibrio y la optimización de los recursos”, está totalmente vigente. Creo que estamos en el medio de una nueva etapa de “destrucción creativa” profunda, que ya se venía gestando como consecuencia de la revolución tecnológica, con la potencialidad de generar soluciones disruptivas, en forma masiva, a grandes problemas de la humanidad, que produce un proceso de reajuste en la sociedad, generando nuevas estructuras, empleos, sectores, y que hoy se potencia exponencialmente por esta pandemia sanitaria y su consecuente pandemia económica y social.
Rey Corona
El biólogo y entomólogo estadounidense, Edward Wilson, describió en el 2020 una realidad: “El principal problema de la humanidad, hoy en día, es que tenemos mentes paleolíticas, instituciones medievales y tecnología de los dioses”.
Agregó: “Hoy creo que este Rey Corona nos impulsó sin piedad ni preparación y a una velocidad inédita, a movilizar mentes, trasformar instituciones, y nos da la gran oportunidad de usar esas ‘tecnologías de los dioses’ para reparar los daños, reconstruir lo destruido, pero sobre todo renovar e innovar para el bien, para encontrar soluciones a los grandes problemas que ya existían, y se pusieron más en evidencia en este 2020, como pobreza, desempleo, aumento descontrolado de población urbana, inequidad, agotamiento de recursos naturales, entre otros”.
En esta crisis en Latinoamérica debemos revalorizar al emprendedor y a la empresa privada como célula vital de la sociedad, generadora de empleo genuino, creadora de riqueza, proveedora de bienes y servicios a los ciudadanos y pagadora de impuestos que luego el Estado redistribuye para asegurar justicia, salud, educación y seguridad.
Los gobiernos deben priorizar su apoyo y promoción. Es necesario revertir así esa visión que confía en el Estado como el gran “protector y benefactor social” y desconfía del valor de la iniciativa privada, del esfuerzo y del aporte del empresario honesto, competitivo y eficiente como gran motor de la reconstrucción económica y social.
Latinoamérica necesita ser más competitiva y para ello necesita también invertir en una educación moderna que promueva en sus jóvenes, creatividad, capacidad analítica, habilidades matemáticas, científicas, técnicas, de colaboración y trabajo en equipo, que los habilite a trabajar en las nuevas disciplinas, como el tratamiento de datos, realidad virtual, realidad aumentada, robótica, el Internet de las Cosas, bioinformática, Blockchain, energía renovable, inteligencia artificial.
Pero necesitamos, asimismo, la consolidación de las instituciones republicanas, ya que la sola existencia de un estado democrático no asegura el estado de derecho. Esta crisis debería ser el punto bisagra para que todas las democracias de la región den el paso definitivo a ser Repúblicas, bajo el estricto imperio de la ley y el respeto de las libertades individuales, políticas y económicas.
(*) Directora Centro de Entrepreneurship IAE Business School –Universidad Austral
Los nuevos desafíos
Nadie deja de reflexionar sobre ser más eficiente
Tres años antes de la pandemia, el vaticinio de Klaus Schwab se convertía en realidad: “Estamos al borde de una revolución tecnológica que modificará fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos”.
Por Sabina Schneider (*)
“En su escala, alcance y complejidad, la transformación será distinta a cualquier cosa que el género humano haya experimentado antes”, remataba el fundador del World Economic Forum la premonitoria sentencia.
Sin dudas, el momento que estamos atravesando marcará un punto de inflexión en la sociedad, posicionando los procesos de innovación en el centro de la escena.
A lo largo de este tiempo nos vimos obligados a adaptarnos constantemente, modificando cómo nos educamos, cómo nos relacionamos y hasta rediseñando nuestros hábitos de compra. Hoy, no hay una sola industria, gobierno o persona que esta pandemia no haya hecho reflexionar con respecto a cómo operar y trabajar de manera más eficiente.
Por otro lado, si bien la humanidad ya atravesó pandemias similares en el pasado, el gran diferencial que encontramos hoy en día es la presencia de una industria tecnológica suficientemente madura para mantenernos a todos conectados en todo momento, permitiendo continuar con todas nuestras actividades de forma remota y garantizando así la continuidad de nuestros negocios. Un ejemplo claro de esto se puede observar en la adopción masiva de plataformas de eCommerce, por parte de diversas compañías, con el objetivo de continuar ofreciendo sus servicios/productos de forma masiva a través del rediseño digital de sus procesos.
Otro ejemplo se observa en la revolución provocada por la adopción masiva de medios de pago digitales como búsqueda para eliminar el uso de efectivo.
A lo largo de estos meses, quedó comprobado que la tecnología es una de las herramientas más poderosas para superar esta crisis, y es por eso que la pandemia está funcionando como catalizador de procesos de innovación y transformación digital.
Dicho esto, y si bien la tecnología resulta clave en estos momentos, todavía no hemos logrado explotar al máximo su potencial. Un ejemplo claro de esto se ve en el incremento de la adopción orgánica de Inteligencia Artificial por parte de las organizaciones con el objetivo de mantener viva su cultura y productividad.
Inteligencia artificial
Hoy, la IA puede ayudarnos no solo a conectarnos físicamente, sino emocionalmente al replicar esas dinámicas/interacciones de la vida cotidiana, logrando una verdadera “Colaboración Aumentada”. La IA nos ayuda a obtener conocimiento al alcance de la mano facilitando el trabajo que hoy se encuentra distribuido producto de la pandemia. A su vez, es que puede ser la respuesta definitiva frente a los problemas que enfrentan las organizaciones al momento de mantener viva su cultura, permitiendo que las experiencias digitales se conviertan en una piedra angular de la misma.
La innovación y la capacidad disruptiva se encuentra en todos nosotros, pero para ser realmente efectiva y lograr un impacto sustancial, es necesario democratizarla para así lograr una versatilidad de ideas.
En este sentido, el concepto de “Colaboración Aumentada” nos impulsa a ser más productivos e ir más allá de solo garantizar la continuidad de nuestros negocios, sino además a buscar un impacto exponencial.
Con este objetivo es que es necesario tomar decisiones rápidas e inteligentes, que busquen conectar la tecnología con los negocios develando lo que realmente necesitan los clientes/consumidores.
Desde la optimización de procesos y la colaboración aumentada entre colegas, hasta la implementación de nuevas herramientas de aprendizaje digital, estas soluciones reconstruyen puentes para ayudar a las organizaciones a volverse más ágil.
Los planteos de Schwab, aunque dramáticos en algún sentido, marcaron una visión clara del mundo hacia dónde nos dirigíamos, y que se vio acelerada por la pandemia.
Ya no quedan dudas que las dinámicas de colaboración están cambiando a medida que el mundo se adapta a estos nuevos desafíos, pero si actuamos rápidamente podemos definir cuál será nuestra nueva realidad con el objetivo de expandir y hacer prosperar nuestros negocios.
Con esto en mente, es necesario trabajar fuertemente en nuestra flexibilidad para poder adaptarnos a escenarios en constante cambio. Este proceso es básicamente como mandar a nuestra organización al gimnasio, donde el primer día va a doler todo, pero con el tiempo el entrenamiento da sus frutos, tornándose cada vez más motivante y productivo. Este proceso no tiene plazos ni límites, más que el impuesto por uno mismo.
(*) Chief Solutions Officer (LATAM Region) de Globant
Auge de los medios digitales
Innovación y tecnología del ecosistema de pagos
Inesperadamente, el Covid–19 cambió no solo la forma en la que funcionan nuestras economías, sino también la manera en la que vivimos e interactuamos. Si bien no tenemos certezas de hacia dónde nos llevará, ya está dando sus primeras señales.
Por Gabriela Renaudo (*)
A medida que el mundo ingresa en este territorio desconocido y se vincula cada vez más a través de la tecnología, la innovación gana terreno para reconectar y reconstruir el tejido productivo, económico, financiero y social post pandemia, reinventando las conexiones tradicionales y generando nuevas formas y herramientas para poder seguir funcionando.
La pandemia de Covid–19 se ha convertido en un catalizador para la adopción de tecnología.
Para algunos esto puede significar nuevos comportamientos (como comprar online por primera vez) mientras que, para otros, esto puede significar comenzar a utilizar herramientas o software nuevos. Lo que queda claro es que los consumidores están más acostumbrados y ponen menos barreras para adoptar diferentes tecnologías en comunicaciones, teletrabajo, telemedicina, servicios de streaming y aplicaciones de video, y por supuesto, también en pagos.
A pesar de los grandes desafíos que están atravesando distintos países de América latina, esta pandemia impactó en todas las industrias y actividades y va a acelerar la migración a un ecosistema de pagos con menos interacción humana y más transacciones de pagos realizadas de dispositivo a dispositivo, sin contacto (“contactless o touchless”).
De hecho, vemos cada vez más emprendedores y comercios de barrio incursionando en la venta con botones de pago en las redes sociales y en el e-commerce y nos sentimos más cerca de un mundo obligado a aprender a operar de forma remota.
El volumen de compras en e-commerce realizada con credenciales de pago Visa se ha duplicado durante este período de cuarentena versus el mismo periodo del año anterior. Inclusive, algunos comercios online lograron crecer entre 5 y hasta 8 veces sus volúmenes en algunas semanas de estos meses versus las mismas semanas de 2019.
Asimismo, la salud es el nuevo oro de la sociedad. Cualquier cosa “que no requiera contacto” llama la atención. En esta nueva normalidad, incluso cuando pagan con sus tarjetas, los consumidores se sienten ansiosos al tocar los terminales o firmar el comprobante de pago. Observamos una tendencia a priorizar la practicidad y seguridad que brindan los pago sin contacto, fundamentalmente para el pago de los gastos de su día a día. En este sentido, a escala mundial, vimos un aumento del 40% en el uso de pagos sin contacto y nuestra investigación en América latina y el Caribe mostró que el 17% de los entrevistados utilizó pagos sin contacto en su última compra. Los consumidores de nuestra región están ejerciendo prácticas de pago más limpias y cambiando su método de pago preferido de efectivo a tarjeta de débito y crédito.
Transformación tecnológica
Por eso, este es el momento para que los emisores, adquirentes, comercios y también sistemas, como los medios de transporte del país, aceleren la implementación de esta transformación tecnológica de la industria, que principalmente implica disponer de terminales (POS) que acepten pagos sin contacto y continuar impulsando la emisión y uso de tarjetas contactless para ofrecer a consumidores y comercios una forma rápida y segura de pagar.
Junto a esta nueva tecnología de pago, la tokenización permite el pago sin contacto desde dispositivos móviles, como billeteras digitales, relojes y otros, así como también a los comercios realizar cobros de manera aún más segura, aumentando los índices de aprobación y mejorando de este modo la experiencia de pago en general.
Esta nueva tecnología ya está disponible para los pagos sin contactos Visa en dispositivos móviles, y funciona de manera simple para el consumidor, reemplazando su número de su tarjeta por un token en la mensajería de aprobación. Esto, incrementa aún más la seguridad para el consumidor al momento de pagar con los distintos dispositivos digitales elegidos para llevar sus tarjetas Visa.
Con el Covid–19, los pagos digitales y las compras en línea se han convertido en la nueva norma, acelerando el ritmo de desplazo del efectivo en la región. En una encuesta realizada por Visa, los pagos digitales surgieron como el método preferido de compra, eligiendo dentro de ellos las tarjetas de débito en primer lugar, con un 72% de las veces en los últimos tres meses, seguidas de las de crédito (63%), y solo luego el dinero en efectivo (44%).
Estamos atravesando un nuevo momento histórico de transición donde todavía es un desafío asegurar cuáles serán las nuevas prácticas.
(*) Group Country Manager de Visa para Argentina y Cono Sur
La ciencia participa
Decisiones políticas basadas en evidencia
El nuevo escenario en el que estamos ha dado lugar a una integración mayor de la ciencia con la sociedad, y en algunos casos hasta con las políticas que los gobiernos de todo el mundo han adoptado para hacer frente a la propagación del virus, lo que abre una oportunidad para fortalecer el rol de la ciencia.
Por Fernando D. Stefani (*)
La pandemia de Covid–19 ha elevado el nivel de atención de la opinión pública hacia la actividad científico-tecnológica y, como en otros ámbitos, nos ha forzado a cambios y reflexiones que ofrecen interesantes oportunidades a futuro. Veamos tres ejemplos.
Los sistemas de financiación de investigaciones de todo el mundo han acelerado sus procesos de evaluación y decisión para proyectos relacionados con Covid–19, pasando de entre 6 y 9 meses (en Argentina 9 a 18 meses) a plazos de entre 48 horas a unas pocas semanas.
¿Podremos tomar esta enseñanza y pasar a evaluar el mérito de proyectos de investigación en cuestión de horas o semanas en condiciones normales? Uno puede pensar que acelerar estos procesos tiene aparejado un mayor riesgo o una menor calidad, pero la rápida acción de los sistemas de financiación puede producir cambios muy positivos.
Frecuentemente, y sobre todo en proyectos de vanguardia, los largos tiempos de respuesta hacen que el proyecto en cuestión haya perdido relevancia al momento de comenzar. En consecuencia, se termina realizando una investigación diferente con la financiación otorgada, lo cual impide evaluar el cumplimiento de las propuestas con políticas de trazabilidad y responsabilidad.
La decisión de financiación acelerada resuelve este problema y tiene otra importante ventaja. Cuando las propuestas se hacen para comenzar de inmediato, el equipo de investigación está reunido y listo para empezar.
La rápida acción capta la energía y el entusiasmo de los investigadores, aumentando la probabilidad de obtener resultados innovadores y creativos.
Otro efecto de la pandemia es que se ha reflotado con fuerza la idea de que todo el conocimiento científico debería ser de acceso abierto.
La comunidad editorial ha sido elogiada por proporcionar acceso libre y gratuito a publicaciones científicas relacionadas con Covid–19, que normalmente son de acceso pago. Sin embargo, existe otro inconveniente. Tradicionalmente, los resultados científicos solo son publicados luego de un proceso de revisión por pares que puede demorar meses o años.
La urgencia ha hecho que investigadores, empresarios y políticos hayan recurrido a manuscritos auto–publicados (preprints) para identificar nuevos datos importantes en tiempo real. Si bien la publicación con revisión por pares ofrece una clara ventaja hacia la calidad, no es infalible.
Experimentos
Una encuesta realizada por la revista Nature en 2016 reveló que más del 50% de los investigadores encuentran problemas para reproducir experimentos publicados. Todo esto expone que el sistema para compartir avances científicos se está volviendo obsoleto: es lento, su capacidad de controlar la calidad es limitada, y además es altamente costoso (por este motivo Alemania, Suecia, Hungría, Noruega y la Universidad de California cancelaron sus suscripciones con Elsevier, uno de los gigantes editoriales del mundo científico).
Por suerte la solución está disponible. Es fácil imaginar un repositorio universal de resultados científicos, mantenido multilateralmente por los gobiernos, donde cada investigador o grupo de investigación pueda publicar sus resultados apenas los considere de utilidad, sometiéndolos (junto a su propia reputación) a la evaluación abierta por parte de toda la comunidad científica.
Las publicaciones podrían comentarse, actualizarse, ampliarse y eventualmente rectificarse de modo dinámico. Servidores como Arxiv, Biorxiv, Chemrxiv, o Medrxiv ya vienen cumpliendo este propósito y podrían ser semillas para este cambio de paradigma.
Por último, el Covid–19 ha dado lugar a una integración mayor de la ciencia con la sociedad, y en algunos casos hasta con las políticas que los gobiernos de todo el mundo han adoptado para hacer frente a la propagación del virus. Esto abre una oportunidad para fortalecer el rol de la ciencia en la toma de decisiones políticas basadas en evidencia, y revertir la tendencia de que “todas las opiniones valen por igual”.
En Argentina, esto tiene un carácter de orden aún superior. Si queremos poner a nuestra nación en un sendero de desarrollo, debemos abrazar el concepto de una ciencia vigorosa y de excelencia, y de desarrollos tecnológicos propios como las llaves para el crecimiento económico sustentable y el bienestar.
Debemos abandonar la conceptualización de la ciencia como un bien meramente cultural y la idea de que la tecnología es algo que se adquiere en el exterior cuando uno lo necesita.
Las tecnologías claves para la competitividad no pueden comprarse cuando uno quiere. Covid–19 nos lo muestra en la cara, nos encontramos con el país parcialmente en pausa, a la espera de conseguir una vacuna de proveedores extranjeros.
(*) Profesor del Departamento de Física, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, UBA.
Negocios más competitivos
Los tecnólogos indagan cómo va ser el futuro
Pasada ya más de la mitad de 2020, podemos afirmar que el futuro está aquí. Llegó de un día para otro, algo que jamás imaginamos, así como tampoco pensábamos que todo iba a estar cerrado, poniendo en riesgo la continuidad de muchos negocios y desafiando la resiliencia para brindar servicios de manera distinta.
Sebastián Stranieri (*)
Sin embargo, hoy, pasada más de la mitad del 2020, podemos afirmar que el futuro ya está aquí. Llegó de un día para otro, algo que jamás imaginamos, así como tampoco pensábamos que todo iba a estar cerrado, poniendo en riesgo la continuidad de muchos negocios y desafiando la resiliencia para brindar servicios de manera distinta.
Pero ¿qué pasa ahora? En el nuevo horizonte, me gustaría trazar una línea con los componentes que harán la diferencia de aquí en adelante, para utilizar la tecnología en pos de ser más competitivos y reducir el riesgo operacional al tiempo que generar un gran beneficio en los ciudadanos.
- Identidad digital. Un sistema de identidad digital maduro debe permitir, por un lado, gestionar el ciclo de vida de un usuario, de manera transversal a todos los servicios digitales actuales y futuros y, por otro lado, controlar el acceso a los recursos de la organización con el objetivo de mitigar riesgos.
Para ello es fundamental incorporar múltiples métodos de autenticación robusta (distinto a autenticación multifactor) que, asociados al comportamiento del usuario, sean compatibles con los distintos casos de uso implementados en nuestra empresa.
La identidad digital debe ser, en este mundo en el que todo el tiempo aparecen nuevos canales digitales, aquello que permita tener un único punto de vista del usuario a través de los múltiples servicios que consume. Esto permitirá entender cuál es el camino natural para que el usuario pueda adaptarse y tener un mayor nivel de seguridad.
- Trazabilidad del consentimiento. En el próximo año será cada vez más necesario para las empresas contar con un sistema que permita auditar el qué, el cómo y el cuándo del consentimiento brindado por un cliente/ ciudadano/ usuario. Tiene un rol clave no solamente de cara al usuario, sino también de cómo resguardaremos, en términos legales y de reputación, lo que sucede dentro de nuestra compañía.
El sistema debe permitir la actualización de cualquier condición, así como revisar esa información en tiempo real cuando el usuario o regulador lo indique o bien, cuando la empresa necesite reforzar ese tipo de situaciones.
- 3. Prevención de fraude invisible. Es lo que marcará la diferencia en el momento en que un usuario elija entre un servicio digital y otro. A nivel negocio, el factor decisivo será la capacidad de entregarle previsibilidad al usuario sobre cómo puede operar y que podamos establecer políticas únicas basadas en el comportamiento propio de cada usuario.
Un factor muy importante es que las políticas de prevención de fraude sean dinámicas y en tiempo real. También es necesario que el negocio sea quien lidere ese dinamismo.
- Derecho al olvido. En relación con la trazabilidad, el derecho al olvido se convertirá en una característica indispensable de todo tipo de plataforma. El intercambio de información digital tendrá que implementar de forma efectiva y sencilla una funcionalidad para que, cada usuario pueda elegir cuándo toma control de su información y cuándo desea darse de baja de una plataforma o un organismo.
Desde el lado de las empresas que quieran vender bienes y servicios o bien, reconectarse con el usuario, el objetivo será identificarlo de forma anónima. En otras palabras, el gran desafío será generar un re-engagement con el usuario sin tomar sus datos confidenciales.
- Resiliencia del negocio. Es algo que fue puesto a prueba durante los últimos meses. ¿Cuántas empresas tenían calculado el costo de detener las operaciones durante un día? Se trata de un indicador que se está volviendo cada vez más crítico, y que todo director o jefe técnico, logístico o de supply chain debería tener bien claro de cara a establecer una estrategia de ciberseguridad en conjunto con los especialistas.
- Complejidad de los ataques. El grado de complejidad de los ataques ha demostrado, en el último tiempo, que no hay novedades: ransomware, phishing, spear phishing. Lo relevante tendrá que ver con la capacitación de los usuarios, de poder colaborar y generar un nuevo ciclo de capacitación interno. Los usuarios serán siempre el primer nivel de acceso a la información de la compañía por un atacante.
Como resultado de la integración de estos componentes, se generará una sólida estrategia de Customer Identity & Access Management (CIAM) que permitirá unificar los criterios de atención desatendida basados en tecnología para cada uno de los canales digitales, el customer onboarding, analítica, el targeting y todo lo relacionado a la prevención de fraude, entre otros ejes de la estrategia de ciberseguridad. Asimismo, contribuirá a la federación y unificación de dicha identidad, es decir, un único punto de vista de nuestro usuario.
(*) CEO de VU