Deterioro por la volatilidad en los precios del petróleo

    La diversificación es uno de los muchos efectos de los precios del petróleo en los productores de Oriente Medio y África. Esta caída de precios, aunque sea temporal, ha afectado a los exportadores de petróleo de Oriente Medio y África de manera diferente, de acuerdo con la dependencia de su producción nacional del petróleo, así como su fortaleza fiscal y reservas internacionales.

    Aunque Coface –aseguradora de crédito global– espera que los precios del petróleo alcancen una media de US$ 60 por barril en 2021, su volatilidad seguirá siendo un reto para los países productores. Además, la situación fiscal de estos países se ha deteriorado de forma duradera.

    En estas circunstancias, la diversificación económica –especialmente hacia las fuentes de energía renovables– se ha vuelto aún más importante.

    Tras caer por debajo de los US$ 15 a mediados de abril, el precio del crudo Brent se recuperó hasta alcanzar una media de US$ 41,7 para el año 2020, frente a los US$ 64,3 de 2019. En 2021, se espera que la media sea de US$ 60.

    Países como Omán, Irán, Angola, Congo y Guinea Ecuatorial tienen un mayor grado de dependencia del petróleo en términos de PIB.

    Oriente Medio posee casi la mitad de las reservas probadas de petróleo del mundo y el 65% de las reservas probadas de petróleo de la OPEP. A pesar de la aplicación de programas de diversificación, la mayoría de los países de Oriente Medio siguen dependiendo de los ingresos del petróleo en términos de exportaciones, ingresos fiscales y PIB. Incluso con la recuperación de los precios del petróleo en 2021, las cuentas públicas de estos países seguirán siendo deficitarias, mientras que su ratio deuda/PIB será mayor.

    En la región del Golfo, los ingresos procedentes de los hidrocarburos representan entre el 50% y el 80% de los ingresos fiscales totales, y entre el 20% y el 90% de las exportaciones totales. Entre el 20% y el 50% de la producción nacional sigue dependiendo del sector de los hidrocarburos.

    Aunque algunos países destacan, África no tiene mucho peso en la industria mundial del petróleo y el gas (O&G). Representa el 7,2% y el 7,5% de las reservas mundiales conocidas de petróleo y gas, el 8,9% y el 6% de la producción, el 10,2% y el 9,1% de las exportaciones, y el 4,2% y el 3,8% del consumo.

    El 75% del crudo producido se exporta y todos los países, excepto cuatro (Argelia, Costa de Marfil, Congo y Níger), son importadores netos de productos petrolíferos.

    Aunque veinte países africanos producen O&G, cinco de ellos representan más del 80% de la producción continental: Argelia, Angola, Nigeria, Egipto y Libia (en tiempos normales para este último país, ya que la producción y las exportaciones se paralizaron durante la mayor parte de 2020).

    El diferencial de crecimiento entre 2019 y 2020 será significativo en los países donde el petróleo y el gas tienen un papel importante en la economía, como Argelia (95% de las exportaciones, 52% de los ingresos públicos y 25% del PIB), Chad (59%, 30% y 13%, respectivamente), Congo (80%, 63% y 61%) y Nigeria (90%, 55% y 8%).

    Se han aplazado múltiples proyectos de inversión en hidrocarburos y se ha retrasado la ejecución de otros. Sin embargo, en general, no se cuestionan, especialmente en el caso del gas, que se considera un paso hacia las energías renovables.

    Para algunos países, las renovables representan una importante fuente de diversificación (Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí), junto al turismo, las finanzas, el transporte y la construcción (Qatar, Emiratos Árabes Unidos), la agricultura, la silvicultura y otras actividades extractivas (Camerún, Chad, Congo, Gabón).

    Los inversores extranjeros en las energías tradicionales o renovables, o fuera de ellas, serán sensibles a la calidad del entorno empresarial, que es problemática en varios países.

     

    Nuevos récords

    Crecen las inversiones en energías renovables

    Las petroleras se están apretando el cinturón e invierten menos. Las inversiones en energías renovables, en cambio, se aceleran cada vez más.

     

    Saudi Aramco informó una caída de 44% en sus ganancias netas durante 2020 gracias a la pandemia. Con pocas probabilidades de que repunte la demanda global de petróleo hasta por lo menos 2022, la compañía dijo que tendrá que reducir US$ 10.000 millones sus planes de inversión. Exxon anunció también un recorte similar de inversión a principios de este mes. Paralelamente, el gasto en parques solares y eólicos marca nuevos récords. El gasto en petróleo y gas podría subir un poco con una recuperación económica post pandemia, pero la brecha que separa al sector con el de las energías renovables se irá cerrando a medida que las petroleras deben hacer frente a la contracción del mercado a largo plazo.

    Saudi Aramco, el mayor exportador de petróleo del mundo, ya no es la compañía más rentable. Después de un año en que la pandemia desplomó el precio de los combustibles fósiles, esa distinción ahora recae en Apple. Los fabricantes del iPhone embolsaron US$57.400 millones en 2020, mientras la petrolera tuvo una ganancia de US$ 49.000 millones. Las ganancias de Aramco cayeron 44% en 2020, un año que transformó la economía global (por un momento envió los precios del petróleo a cero y generó una caída en las emisiones mundiales de carbono).

    Paralelamente, Apple siguió manteniendo altos márgenes de ganancia porque los consumidores confinados en sus hogares siguieron comprando iPhone, iPad y Mac. En realidad, la compañía marcó récords de ingresos en la temporada navideña entre octubre y diciembre 2020 Solamente en ese trimestre, la compañía tuvo una ganancia de US$ 22.800 millones.

     

    Reparto de dividendos

    Saudi Aramco sigue decidida a repartir los US$ 75.000 millones en dividendos que prometió a sus inversores a principios de año, aunque probablemente tenga que tomar deuda para hacerlo.

    Sin embargo, la petrolera podría recuperar este año la posición que acaba de perder. La demanda de petróleo comienza a recuperarse a medida que se difunde la aplicación de vacunas y las economías vuelven a algo parecido a la normalidad. Las expectativas de los analistas para los precios del petróleo han vuelto a los niveles pre pandémicos. El gasto global en energías renovables se va acercando al gasto en gas y petróleo.

    Saudi Aramco se está ajustando el cinturón. El 21 de marzo reportó una caída de 44% en sus ganancias netas y anunció que gastará 10 mil millones menos este año. No es la única. ExxonMobil anunció un recorte similar en sus gastos para este año. A escala global las compañías extractoras de combustibles fósiles redujeron un tercio de sus inversiones en 2020.

    Mientras tanto el gasto en parques solares y eólicos está marcando nuevos récords y avanza rápidamente. En 2019, la inversión global en renovables fue casi 60% por debajo de la de petróleo y el gas. En 2021, la brecha proyectada es de apenas 22$.

     

    Rusia en la ruta comercial ártica

    Aprovechó la crisis generada por el bloqueo en el Canal de Suez para recomendar el Ártico como ruta alternativa para el comercio internacional.

    Hace tiempo que Rusia viene recordándole a Europa la conveniencia de utilizar vías de tránsito no bloqueables y las oportunidades que brinda la ruta alternativa del mar ártico donde no se cuestiona ni el ancho ni la profundidad de las embarcaciones.

    Por esa ruta pasaron 33 millones de toneladas de cargamento el año pasado mientras que el Canal de Suez transporta más de 3 millones de toneladas por día. Pero teniendo en cuenta el aumento de los volúmenes comerciales es inevitable que surjan otras rutas para el transporte de cargamentos, ha dicho el ministro de energía de Rusia. Agregó que la ruta del norte tiene grandes posibilidades de ampliar el volumen del transporte de cargamentos y a la vez reducir los tiempos.

    La ruta ártica se extiende desde el estrecho de Bering entre Rusia y Estados Unidos por el extremo norte de Rusia hasta su salida cerca de Noruega. Las temperaturas dentro del círculo ártico, extraordinariamente altas, han reducido 13% las placas de hielo en los últimos diez años. Es por eso que ahora esa vía permite el acceso a los barcos. Todas las compañías globales de transporte marítimo han hecho evaluaciones de viabilidad.

    La vía navegable del norte es un foco de tensión geopolítica. Rusia ha venido reacondicionando viejas bases militares en la región del Ártico e instalado nuevas. Los países que se abren a ese mar también compiten por los inmensos yacimientos de hidrocarburos submarinos.

     

    Un tema que era tabú

    Un plan para filtrar la luz solar

    Si el mundo no logra reducir las emisiones, proponen enfriar la tierra controlando la entrada de la luz del sol. Se trata de una alternativa que los científicos consideran para evitar el creciente calentamiento.

     

    Hay señales de que el mundo podría finalmente concentrarse en atacar de raíz la causa de la crisis climática reduciendo las emisiones de carbono. La Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos dio a conocer un informe “monstruo” en el cual se explica cómo Estados Unidos podría crear un plan para bloquear el sol si el mundo no pudiera reducir el carbono con la celeridad necesaria o si el calentamiento global se convierte en un peligro para la existencia humana.

    Las comprobaciones del más alto instituto de ciencia indican que Estados Unidos podría estar encaminándose hacia el comienzo de la investigación en un tema que hasta hace algunos años era tabú.

    “Con la inclusión del reporte de la Academia Nacional de Ciencias en este campo, queda claro que la geoingeniería solar ya no puede ser considerada en la periferia de la política del clima o una propuesta futurística a considerarse más adelante”, dijo Kevin Surprise, un catedrático que no participó en el informe.

    Dijo a la prensa que el reporte fue encargado para “brindar recomendaciones sobre cómo instalar un programa de investigación “que fije una agenda para la ciencia, el gobierno, la cooperación internacional y que comprenda también al público. Presenta tres de las ideas más comunes para controlar el cielo, que incluyen inyectar diminutas partículas reflectoras en la estratosfera, iluminar las nubes marinas usando partículas diminutas y adelgazar las nubes cirros.

    Las investigaciones han demostrado que las tres opciones podrían enfriar la tierra bloqueando la entrada de la luz solar o, en el caso del adelgazamiento de los cirros, permitir que se escape más calor de la superficie del planeta.

    Sin embargo, las tres encierran riesgos que podrían alterar el clima de otros modos y ninguno solucionaría los problemas de la acidificación de los océanos o la polución local que es resultado de quemar combustibles fósiles y otras actividades industriales.

    No obstante, todos podrían poner un importante freno al descontrolado cambio climático. Y con el tiempo limitado que existe para resolver la crisis, hay una urgencia por entender lo que pasaría si ponemos ese freno. El reporte aboga por un programa limitado de investigación de US$ 100.000 millones a US$ 200.000 millones a desembolsar en cinco años con rigurosos criterios de transparencia y objetivos.

    Destinar dinero público para el esfuerzo en lugar de la mezcolanza de financiamiento privado que alimentó hasta ahora buena parte de la investigación podría contribuir a lograr esa transparencia. También ayudaría crear una estructura de gobierno que vigile con exactitud quién está haciendo qué cosa.

    El reporte menciona una serie de iniciativas de investigación en el sector salud sobre problemas delicados que podrían dar una idea de cómo hacer para encarar el tema de manipular el clima del planeta. Uno de ellos es el registro de la OMS para la edición del genoma humano, que fue anunciado a fines de 2018.

    El registro no impidió el avance de los experimentos, incluida la perspectiva de alterar el genoma de bebés, pero al menos brinda cierta seguridad de transparencia en un campo que crece a toda velocidad.

    Para la geoingeniería, eso sería crucial dado que la perspectiva de alterar el sistema climático global en modo drástico podría dañar a algunas comunidades e industrias para beneficiar a otras.

    Avanzar con un plan para bloquear la luz solar que entra a la atmósfera podría alterar los patrones de precipitaciones y afectar a comunidades enteras. Si bien Estados Unidos tiene la obligación de financiar investigaciones sobre cómo enfriar la tierra dada la responsabilidad que le cabe por haber sido un gran emisor de dióxido de carbono, sus prioridades son diferentes de las de, por ejemplo, naciones que son pequeñas islas. Permitir que fije unilateralmente los términos del compromiso con la geoingeniería podría aumentar aún más las desigualdades entre países.

    Actualmente, dice el informe, no hay regulación en geoingeniería, ni en Estados Unidos ni en el mundo. Para que esta investigación avance por caminos controlados surge la necesidad de crear un sistema internacional que detecte, evalúe y controle los riesgos climáticos y de seguridad internacional que puedan derivarse de la intervención humana en el clima planetario.