“El kirchnerismo, todavía en el período ascendente”

    ANÁLISIS | Entrevista

    Por Martín Boerr


    Carlos Corach
    Foto: Gabriel Reig

    Por Martín Boerr

    Carlos Corach nos recibe en un pequeño salón de reuniones de su estudio de abogados, en la Avenida Belgrano al 600. A pocas cuadras de la Casa Rosada, pero alejado del poder, quien fue durante cinco años (1995-1999) Ministro del Interior de Carlos Menem es una voz autorizada para analizar al peronismo y las alternativas que pueden surgir de cara al recambio presidencial del 2015.
    A los 77 años, Corach combina la experiencia de un hombre que estuvo en la cima del poder con la mirada desinteresada de quien ya no forma parte de la disputa política. El resultado es una mirada muy realista del kirchnerismo y sus rivales. Corach no duda: “el kirchnerismo es un Gobierno que está todavía en la curva ascendente”.

    –¿Qué cosas rescata del kirchnerismo?
    –Menem comete el error de presentarse a elecciones en 2003, donde no tenía ninguna posibilidad de ganar. Después comete un segundo error, muy grave a mi juicio: no se presentó y ahí se produce una situación muy compleja para el país que era la absoluta debilidad de un Presidente que llegaba con 22% de los votos, que era el caso de Néstor Kirchner. Si Ud. me pregunta qué veo de positivo, una de las cosas más importantes es que él supo reconstruir la autoridad presidencial en un momento muy difícil de la vida nacional.

    –¿Para reconstruir ese poder hay que tener una vocación de poder importante?
    –Y él la tiene evidentemente, la tenía, perdón, claramente.
    –Menem la tenía también, ¿no?
    –Por supuesto.

    –¿Tuvieron dos maneras muy distintas de manejar el poder?
    –Sí, porque Menem tenía una cualidad especial que le permitía gestionar con más facilidad, a pesar de que él gobernó en una situación muchísimo más compleja que la que le tocó al Presidente Kirchner, una vez que este reconstruyó el poder presidencial. Porque la situación mundial, económica había variado sustancialmente; el esquema nacional también había variado.
    Pero Menem tiene una cualidad muy especial que es un gran carisma y una gran seguridad personal de que él era el jefe, que nadie disputaba su carácter de líder. Con lo cual él no tenía que demostrar a cada rato que estaba al mando y podía nombrar gente que era mucho más inteligente que él, mucho más culta que él, con mucha más experiencia que él y no tenía problemas de competencia, porque sabía que todos sabían que el jefe era él.

    –¿Y Kirchner?
    –Kirchner es distinto porque en general no nombraba a gente que pudiera hacerle sombra. No creo que tuviera la gran seguridad que tenía Menem en su propia calidad de jefe, así que lo tenía que estar permanentemente ratificando. Por ejemplo, nunca convocó a una reunión de gabinete y su mujer tampoco. En cambio Menem convocaba todas las semanas. Creo que Menem lo que quería era provocar una discusión entre sus ministros para escuchar qué estaba pasando en el Gobierno y además afinar los proyectos.

    –Efectivo el estilo de Néstor Kirchner, ¿no? Quizás mucho menos glamoroso…
    –Totalmente. Desde el punto de vista económico él tiene la suerte de gobernar en un momento en que cambia el paradigma para la Argentina. Hasta ese momento las crisis locales estaban relacionadas con lo que Cepal llama “el deterioro del los términos del intercambio”, quiere decir que el país producía cosas que el mundo no requería y valían cada vez menos, y en tanto necesitaba del mundo cosas que valían cada vez más. Así llegaba un momento en que la falta del ingreso de divisas provocaba las crisis. A partir de 2003 va a cambiar la situación, los términos del intercambio se invierten. Ahora es muy difícil que a la Argentina le falten dólares para sus necesidades esenciales, prácticamente imposible.

    –Si bien se ha generado una fuga de divisas…
    –Sí, pero hay una cosa importante, la economía genera dólares en una escala que no lo hacía antes. Además cuando Perón incorpora el keynesianismo no inventa nada, hace lo que correspondía hacer atento a lo que eran las corrientes del pensamiento económico de entonces. Cuando Menem se incorpora a lo que llaman el neoliberalismo o el Consenso de Washington tampoco inventa nada, cuando Kirchner –y el kirchnerismo– revalorizan el papel del Estado tampoco inventa nada. Son ideas que están vigentes en gran parte del mundo. Algunos dicen Menem no es peronista, que Kirchner no es peronista, o que la señora no es peronista. Son todos Gobiernos peronistas; el peronismo tiene una matriz fundacional que viene de la época multi-ideológica de Perón.

    –¿A qué le llama peronismo? Yo veo un grupo que está cerca del poder y otro que está a la intemperie…
    –Bueno hoy el peronismo es el oficialismo, evidentemente; que haya un grupo de dirigentes que no esté de acuerdo, bueno…

    –Pero además, no existe una gran masa popular simpatizante de ese peronismo, el grueso de la sociedad es ajena a ese grupo que está en el poder y a ese otro grupo que está a la intemperie, más allá del sindicalismo…
    –¿Y los votos de dónde salen?

    –Bueno, la gente tiene que votar a alguien sí o sí.
    –El peronismo todavía sigue siendo un pajarito llamador en el electorado.

    –Pero en sí no existe, como un partido que tiene una vida orgánica…
    –No existe como partido, a eso iba. Ud. habrá oído hablar de movimiento, pero el concepto de movimiento no lo crea Perón –idea que entre paréntesis, en mi modesta opinión, fue negativa para el país–, sino que lo creó Irigoyen. Ellos tenían una concepción, al margen de sus grandes valores, en la cual la gente se dividía en patriotas –los que apoyaban sus ideas– y antipatriotas, pero nunca había partidos.

    –¿Y ahora tampoco hay partido?
    –Ahora tampoco. Perón decía siempre, el partido es un instrumento electoral y no tiene vida después.

    –Un “sello de goma” llamador…
    –No, es una estructura para afrontar los procesos electorales.

    –¿Eso es bueno o malo?
    –Creo que no es bueno. La democracia exige partidos. El partido permite lo que es la esencia de la democracia, que es la negociación.

    –El radicalismo sí es un partido
    –Hoy sí.

    –¿El Pro (de Macri)?
    –El Pro está en camino de ser un partido.

    –¿Y el FAP (Hermes Binner)?

    –El FAP es un partido, el partido socialista esencialmente…

    –¿La debilidad de la oposición no será esa, quizás? Ser un partido.
    –No, la debilidad de la oposición a mi juicio es otra. Es que no han encontrado cómo oponerse realmente a lo que es el peronismo kirchnerista porque en definitiva, –y esto que voy a decir a mucha gente no le va a gustar– piensan lo mismo. El radicalismo piensa igual que el peronismo kirchnerista, el socialismo piensa más o menos igual con distintas formas que son mas educadas, mas qué se yo qué…

    –¿Se vio un poco de manifiesto con la nacionalización de YPF?
    –Con YPF y con todas las demás cosas.

    –La pirueta de Macri que primero se opuso y después dijo que si era Presidente no iba a cambiar a YPF…
    –Macri es el único núcleo político que puede sentirse distinto al peronismo kirchnerista.

    –Ud. dice que están de acuerdo con muchas cosas que hace el Gobierno…
    –Y no saben cómo oponerse, porque no pueden oponerse, porque están de acuerdo. Entonces el electorado para qué va a votar a ellos si ya tiene el original.

    –El Gobierno además encasilla como de derecha al que lo ataca…
    –Eso no importa… Los Gobiernos tienen períodos de ascenso y períodos de descenso. Yo creo, contrariamente a lo que piensa mucha gente que el kirchnerismo todavía está en el período ascendente.

    –¿Todavía? Estamos hablando, a nueve años de arrancar.
    –¡A nueve años, cosa que no es menor! Pero, ¿cuándo puede empezar un período descendente? En este tipo de situaciones, muchos dicen con la economía, otros dicen con la política, otros dicen con esto o con lo otro. En verdad, recién, como pasó con nosotros, en el 97 prácticamente empieza el descenso de Menem y esta gente todavía está, ¿por qué? Porque todavía la sociedad no ha percibido que hay una alternativa, cuando se crea la Alianza ahí la gente percibe que hay una alternativa a Menem y ahí se sella la suerte de Menem.

    –¿Qué figuras ve como potables para ir constituyéndose como alternativas?

    –Yo no veo ninguna, quizás la única es Macri y dentro del peronismo Scioli.

    –¿Macri tiene esa vocación de poder que tenían Menem o Kirchner?
    –No lo sé, no lo sé.

    –¿Usted qué percibe?
    –No quisiera arriesgar una opinión.

    –¿Rodríguez Saá?
    –No, no lo veo con peso hoy para disputar una candidatura nacional.

    –¿Hermes Binner?
    –Es un muy interesante dirigente con altísima intención de voto. Tiene 19 puntos hoy.

    –¿Los gobernadores jóvenes como Capitanich o Urtubey?
    –Y son jóvenes todavía (sonrisas).

    –¿Y qué tiene que tener una figura, por ejemplo Macri para llegar?
    –Para ser Presidente hay que recorrer un larguísimo camino, como recorrió Alfonsín, como recorrió Menem, solo en circunstancias excepcionales se da lo de Kirchner. Hay que recorrer un largo camino que implica derrotas, implica experiencia, gobernaciones, legislatura, caminar mucho el país, estrechar 100.000 manos, comerse 50.000 empanadas, y esta es la verdad. Ud. iba con Menem a cualquier lugar del país, Menem bajaba para hablar en una unidad básica donde había 10 personas. Eso le ha dado una solidez para hablar, negociar, conectarse, muy importante.

    –¿Dice que todavía el kirchnerismo está en ascenso?
    –Cuando Ud. me diga cuál es la alternativa a lo mejor cambio la visión, por ahora no lo veo.

    –¿Cómo se imagina los próximos años hasta la próxima elección presidencial?
    –Creo que es muy difícil preverlo, si utiliza la lógica, va a haber turbulencias, pero va a terminar razonablemente el Gobierno de la señora Presidenta.

    –¿Si estuviera habilitada a un nuevo mandato lo vería como algo posible?
    –No, lo único que le queda es una reforma que hoy es compleja y cada vez más porque a medida que pasa el tiempo los actores se van pronunciando. Ya los radicales dijeron que no iban a aceptarlo, es difícil volver de eso.

    –¿Cómo ve en el caso de Cristina Kirchner su manera de manejar el poder?
    –Es la misma que la de él.

    –Hay quienes dicen que hay diferencias entre la forma de manejar de ella.
    –Porque ella es una mujer, esa es la diferencia.

    –¿En qué sentido es distinto?
    –En muchos sentidos, por ejemplo, a las mujeres les es mucho más difícil negociar. Las mujeres en general aman u odian, es blanco o negro es así, no hay gris, y la política es gris, es una zona gris en general.

    –Se habla de que la calidad institucional en la Argentina se deterioró mucho, ¿está de acuerdo?
    –Creo que nosotros hicimos buenos progresos en la calidad institucional, con algunos errores. Pero la Argentina en general tiene una gran debilidad institucional histórica, sería injusto decir que es de ahora, siempre la hubo. Un país que ha tenido golpes de Estado desde 1930, en el 43, 55, 62 y 66 y otro más en 1976, ¿de qué calidad institucional histórica estamos hablando?

    –¿Y del 83 para acá?
    –Del 83 para acá los sobresaltos que ha habido han sido bastante menores… los dos Gobiernos radicales terminaron mal.

    –¿Pero por qué se habla tanto de que hay que recuperar las instituciones?
    –Qué se yo, es una cantinela que está incorporada, como un mantra. Es decir, yo estoy de acuerdo en que hay que recuperarlas pero no de ahora, siempre hubo que recuperarlas.

    –¿Qué entiende por instituciones?
    –Yo entiendo por institución que funcione el Poder Judicial, que funcione el Poder Legislativo y que funcione el Poder Ejecutivo.

    –Con independencia de los otros poderes.
    –Nunca hay independencia de los otros poderes, eso es otro mantra que no existe, siempre hay una interrelación entre los poderes. Si los que hablan ahora de la calidad institucional hablan del sistema parlamentarista y el sistema parlamentarista es la sumatoria del Parlamento sobre el Ejecutivo.

    –¿Y el Poder Judicial independiente?
    –¿Pero cuándo hubo un poder judicial que la gente haya dicho, es independiente? Cuando la Corte estaba integrada por adversarios políticos del Presidente, por ejemplo en la época de Irigoyen que convivió con una Corte conservadora.

    –¿Hoy no ve a la Corte un poco en tensión con el Poder Ejecutivo?
    –Sí, puede ser, es una buena Corte, son gente con condiciones para ser ministros de la Corte.

    –¿Pero que no se cumplan algunos fallos de la Corte qué le parece?
    –Son errores que deterioran el sistema constitucional en general, por supuesto. Ahora, cuando el poder judicial dicta sentencias incompatibles con la realidad usted no las puede cumplir, por ejemplo, hay un señor juez que le dice a Scioli pague el aguinaldo de una sola vez. ¿Y la plata?

    –¿Sigue hablando con Menem?
    –Sí, sí cada 20 días ó 30 días. Ahora lo llamé por el cumpleaños, que fue el 3 de julio.

    –¿Cómo ve que haya terminado siendo funcional a los intereses del kirchnerismo en el Senado?
    –Me preguntó alguna vez qué me parecía. Le dije “mirá, lo que vos hacés está bien, no tenés por qué rendirles cuentas a nadie y menos a estos tipos que se escondían para no saludarte en el Senado, o que te negaban la mano, o que se morían de risa cuando (Néstor Kirchner) se tocó los testículos cuando el juró en el Senado. Tiene un gran prestigio en La Rioja y además es un hombre que ha sufrido una persecución muy dura, está muy golpeado.

    Con perfil bajo

    A pesar de estar alejado de la política, Carlos Corach sigue siendo requerido por los medios, aunque no al punto de sus épocas de ministro cuando todas las mañanas atendía a un ejército de movileros en la puerta de su casa. El ex ministro, que tenía acordada esta entrevista con Mercado desde hace un año, explicó que últimamente prefiere cultivar el bajo perfil.