Para cada uno de los 50 se explica la acción o campaña que determinó su inclusión en este cuadro de honor de la actividad en la Argentina.
Cada vez que se interpela a los CEO de importantes empresas y se les pregunta qué necesitan y esperan de la universidad en materia de educación de posgrado en marketing, es casi unánime un grito de desesperación: “tengo a muy buenos marketineros, y son jóvenes, pero están totalmente desactualizados. La mayoría no maneja el marketing digital, les cuesta adoptar un abordaje cliente-céntrico y no tienen ni nociones de la sustentabilidad”. (En realidad, la mayoría de los CEO tampoco sabe ser cliente–céntricos ni sustentables, pero se dan cuenta del atraso en el campo de lo digital).
La explicación que dan es que la cultura corporativa es tan fuerte –algo que otrora se pensaba que era muy bueno– que la gente joven con ideas nuevas se incorpora a la empresa, y a los 6 meses ya se han mimetizado con los que llevan años en ella (consultar a partir de la página 54).
Otro tema relevante, que se ha convertido en gran tema de discusión en los ámbitos de negocios y académicos, es el del crecimiento económico. No hay debate más actual ni más intenso que éste. Los pesimistas advierten que es un proceso en declinación y que tal vez esté terminado. Los optimistas dicen que será eterno. La sustentabilidad impone límites muy concretos y obliga a repensar modelos de desarrollo e incluso la esencia misma del capitalismo.
Entonces, de una parte están los que creen que el crecimiento económico es permanente, para siempre. Que puede tener altibajos, pero que en el largo plazo, siempre existirá, como lo demuestra la historia de la humanidad, y ahora la fuerza disruptiva de la tecnología que transforma los modos de producir bienes y servicios, las fuerzas laborales y hasta los estilos de vida.
De la otra, los que afirman que la segunda mitad del siglo pasado presenció un crecimiento económico formidable, pero que eso no implica que se repetirá indefinidamente.
Un exitoso libro del economista Robert Gordon echa más leña al fuego. Este autor estuvo desde siempre en contra del tecno-optimismo que satura nuestra cultura y la idea de que vivimos, permanentemente, en medio de una revolución. Su tesis es que el proceso del siglo pasado es irrepetible. Y que el proceso de aumento en la productividad, ya estancado o en retroceso en todo el mundo, sufrirá más aún las consecuencias de una desigualdad creciente (ver página 26).
El tema del crecimiento económico se toca también con las fronteras de otros conceptos relevantes, como el proceso de globalización en retirada y el proteccionismo en auge (página 10) y el conflicto entre capitalismo y democracia (página 12).
Seguros, expectativas y desafíos
Como todos los años para esta fecha, Mercado revisita el negocio de los seguros, ahora en un contexto diferente. En el mundo, la actividad aseguradora enfrenta buen número de desafíos. Por ejemplo, la forma en que se hacen los negocios, y qué perfil puede tener la actividad en 10 o 20 años más, sin hablar de la ciberseguridad y de nuevos competidores no imaginados hasta hace poco.
En el caso particular de la Argentina, además de todo esto, hay elementos adicionales: la expectativa por un entorno diferente a partir de un nuevo Gobierno en funciones y la percepción de que el año próximo será uno de recuperación importante.
Para Francisco Astelarra, presidente de la Asociación Argentina de Compañías de Seguros (AACS), la elevada inflación y el freno en las diferentes actividades económicas impactan directamente en cada uno de los segmentos del mercado asegurador. Si bien el resultado financiero fue positivo, se debió en gran parte a la devaluación de principio de año. No obstante, los ejecutivos de las principales empresas aseguradoras se mantienen positivos y creen que el mercado puede seguir expandiéndose en la medida en que la economía del país comience a crecer.
Según la información elaborada por la entidad en base a los datos de la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN), la producción alcanzó $211.806 millones, apuntalada por el ramo automotores y riesgos del trabajo; mientras que la producción estimada para los próximos doce meses se sitúa en el orden de los $240.000 millones.
En materia de resultados, la ganancia neta del período se ubicó en los $19.950 millones. Por su parte, el Resultado Técnico del ejercicio se mostró con un rojo de $24.574 millones, lo que representa una pérdida de 14,7% sobre primas devengadas (Consultar el dossier que se desarrolla a partir de la página 102).