Esta es la tesis que elabora el último informe del McKinsey Global Institute (MGI) titulada The power of parity: How advancing women’s equality can add $12 trillion to global growth, que gira alrededor de las consecuencias económicas de la falta de equidad entre el hombre y la mujer.
El escenario que los autores llaman “mejor de la región” es aquel en el cual todos los países igualan la tasa de mejoras del país con más avances en la región. Ese escenario podría agregar US$ 12 billones, o 11%, al PBI global para 2025. (Recuérdese que billón en castellano equivale a millón de millones, a diferencia del inglés, donde equivale a mil millones).
Otro escenario, que llaman “potencial pleno”, es aquel en el cual las mujeres desempeñan un papel idéntico al del hombre en los mercados laborales; en ese contexto el PBI global anual, también para 2025, podría llegar a US$ 28 billones, o sea 26% más. El cálculo del informe McKinsey sobre lo que significaría el potencial pleno es casi el doble del promedio calculado por otros estudios recientes, lo cual refleja que esta investigación ha hecho un relevamiento mucho más amplio de la inequidad de género en el trabajo.
Después de años y años de intentos de avanzar para hacer de la mujer una socia en igualdad de condiciones con el hombre en la economía y la sociedad, la brecha entre ambos sigue ancha. Los investigadores, Jonathan Woetzel, Anu Madgavkar, Kweilin Ellingrud, Eric Labaye, Sandrine Devillard, Eric Kutcher, James Manyika, Richard Dobbs y Mekala Krishnan, creen que el mundo, incluido el sector privado, se beneficiaría si pensara en las grandes oportunidades económicas que se abrirían mejorando la paridad entre hombres y mujeres.
Temas de la investigación
– Crearon 15 indicadores de igualdad para 95 países, de los cuales 40 muestran alto nivel de inequidad de género en por lo menos la mitad de ellos. Hay cuatro categorías de indicadores: igualdad en el trabajo, servicios esenciales que permiten oportunidades económicas, protección legal y voz política y seguridad física y autonomía.
– Para ellos el impacto que generaría aprovechar el potencial pleno sería equivalente al tamaño de las economías actuales de China y Estados Unidos juntas. Analizando la alternativa “mejor en la región”, el aporte femenino sería equivalente a los tamaños actuales del PBI de Alemania, Japón y Gran Bretaña juntos o el doble del crecimiento probable del PBI global que aportaron las mujeres entre 2014 y 2025 en un escenario de business as usual.
– Tanto los países avanzados como los que están en vías de desarrollo se pueden beneficiar. En 46 de los 95 países analizados, el resultado mejor en la región aumentaría el PBI anual para 2025 en más de 10% con respecto al caso business as usual.
– El nuevo Gender Parity Score (GPS) que desarrollaron los investigadores para McKinsey mide la distancia que ha avanzado cada país hacia la paridad de género, que fijan en 1. El indicador regional en el sur de Asia (excluyendo a India) es de 0,44, el menor. El mayor, en cambio, está en América del norte y Oceanía. El desarrollo económico permite a los países cerrar o acercar la brecha de género pero el progreso en cuatro áreas en particular puede acelerar ese progreso: educación, inclusión financiera y digital, protección legal y el cuidado no remunerado de personas (niños, ancianos, enfermos).
– Identificaron 10 “zonas de impacto” donde el accionar acercaría a la paridad a más de 75% de las mujeres afectadas. Esas zonas son problemas que aparecen en todo el mundo: bloqueo del potencial económico, tiempo usado en el cuidado no remunerado de personas, menos derechos legales, escasa representación política y violencia de género.
– Hacen falta seis tipos de intervención: apoyo e incentivos financieros, tecnología e infraestructura; creación de oportunidades económicas; desarrollo de capacidades, formación de actitudes y leyes, políticas y regulaciones. Identificaron 75 intervenciones para adecuar el contexto económico y social de cada zona de impacto. Pero van a ser necesarios cambios dentro de las empresas y el sector privado tendrá que desempeñar un papel más activo en coordinación con los Gobiernos y las ONG.