El escenario global impone sus límites

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    El análisis del escenario local llevará esta vez más tiempo y espacio que en anteriores oportunidades. Hay cambios de rumbo significativos, expectativas que hace rato no existían e incertidumbre sobre la marcha del experimento a gran escala que ha iniciado el nuevo Gobierno.
    Pero es imposible soslayar la escena internacional. Buena parte de lo que nos suceda en los próximos meses lo determinarán acontecimientos externos.
    Hace 12 meses un gran tema era el descenso pronunciado en los precios del petróleo. Hoy, la tendencia se ha profundizado y parece que durará varios años.
    Pero el verdadero objetivo de la estrategia saudita que era tornar antieconómica la explotación del shale oil & gas en Estados Unidos, no parece estar funcionando bien. Algunas áreas marginales han cesado la extracción y las nuevas inversiones se han detenido. Pero con el auxilio de innovadora tecnología, las grandes cuencas siguen rindiendo bien. La mejor prueba es la retirada gradual pero visible de Estados Unidos del Golfo Pérsico. Hubo tímidas maniobras de parte de Riyad para que el precio del barril subiera un poco y aliviara a los productores en apuros (Arabia Saudita ha recurrido a su fondo de emergencia para equilibrar el presupuesto, e incluso ha emitido deuda internacional. Las reacciones de Iraq y de Irán que buscan restablecer su participación en el mercado mundial hicieron abortar el intento.
    De manera que, por ahora, los consumidores de petróleo disfrutan de las ventajas. Incluso la Argentina que tiene una pesada factura energética que se ha reducido tanto por el precio como por menor consumo.
    La contrapartida es que harán falta muchos recursos financieros externos para poner en marcha Vaca Muerta y restablecer el autoabastecimiento energético que perdimos en 2005.
    China sigue siendo una potencia de primer nivel, aunque este año con menor crecimiento del PBI, crisis bursátil, y devaluación del renminbi, en especial frente al dólar. Todo lo cual ha empañado su imagen de superpotencia a punto de llegar a la cima. Pero sigue siendo un socio importante del país y de la región.

    Otros temas centrales

    Casi al término del año, finalmente, luego de marchas y contramarchas, la Reserva Federal estadounidense subió las tasas de interés (de 0,25% a 0,50%) tras casi una década en que se mantenían casi en cero.
    Es una jugada audaz de la FED en momentos en que el crecimiento de la economía global es mínimo, y cuando otros actores importantes (como Europa y Japón) siguen políticas opuestas con la renovación de “quantitative easing” o inyección de fondos en el mercado para recomprar acciones y títulos públicos.
    Precisamente la herramienta que utilizó Washington para evitar los efectos de “la gran depresión” de 2008 y que todavía mantiene inundado al mercado de dólares emitidos por la FED para capear el temporal. Lo que implica que las tasas de interés no cumplen la tarea, el propósito de una década atrás, donde servían para estimular el crecimiento o reducir la inflación. Las tasas de interés se han convertido ahora en otra clase de instrumentos. Veremos si no tienen efectos indeseables.
    Otro proceso que mantuvo en vilo a medio mundo fue la situación en Grecia. La izquierda en el Gobierno se resistió todo lo que pudo a recortes y ajustes, pero cuando vio que estaban a punto de quedar afuera de la zona del euro, retrocedió. Nuevas elecciones legitimaron el acuerdo de Tsipras con la dura Alemania y los otros socios de la UE.
    Ahora, aunque complicados por estar en primera línea en la recepción de refugiados sirios, y de otros países de esa región, así como de Noráfrica, hay indicios de que lentamente la economía crece.

    Refugiados: vergüenza europea

    Entre julio de 2014 y julio de 2015, hubo 210.000 pedidos de asilo nada más que de ciudadanos sirios. Pero el número total actual, de todas las nacionalidades (somalíes, librios, eritreos, nigerianos, afganos e iraquíes) se estima que llega a 568.000 pedidos de asilo.
    La irrupción de esta gente desesperada hizo colapsar los mecanismos de asistencia en Italia, en Grecia y especialmente en Hungría (que comenzó a levantar una pared en la frontera con Serbia).
    Lo cierto es que tras cinco años de guerra civil en Siria (donde son varios los grupos contendientes), no hay perspectiva de solución a largo plazo y la situación tiende a complicarse más.
    La UE le ha ofrecido a Turquía € 3,200 millones para que mantenga a dos millones de refugiados en ese país y no los deje pasar a Europa.
    Con un débil crecimiento económico que se suma a estos problemas, no parece el mejor momento para entablar sociedad entre el Mercosur y la UE, o para la Argentina, retomar sus lazos tradicionales con el viejo continente.