La hora del compromiso activo -parte 2-

    El ser o no ser de la sustentabilidad

    Por Fernando Hofmann (*)

    Conquistar el corazón de los consumidores para lograr cambios sostenibles en el tiempo es el gran desafío que enfrentamos gran parte de las compañías en la actualidad. Para lograrlo, tenemos la responsabilidad de ser coherentes entre lo que proclamamos y lo que hacemos, de generar realmente cambios tangibles en las comunidades en las que nos encontramos para crecer sustentablemente. Pero también tenemos el gran pendiente de hablar el mismo lenguaje de nuestros consumidores. ¿Qué entendemos unos y otros por sustentabilidad? Cuando hablamos de sustentabilidad, ¿significa lo mismo para todos? ¿Con qué contenido lo llenamos cada uno? 
    Un reciente estudio preliminar de la Compañía BuzzBack sobre consumidores del Reino Unido, India, China y Brasil, muestra que solo 16% de los encuestados escuchó hablar de “sustentabilidad” de forma frecuente y 56% de forma ocasional. Más allá de los porcentajes es destacable que para la mayor parte de las personas consultadas la “sustentabilidad” está vinculada a lo “ambiental”, “natural”, “verde/Green” u “orgánico”, sin mencionar también  lo “reciclado” o “renovable”. Estos resultados que podrían extrapolarse a nuestra realidad local, demuestran una vez más que es necesario generar mayor awareness, conciencia, acerca de los aspectos no-ambientales de la sustentabilidad, como los económicos o sociales. En definitiva, el gran objetivo es cómo hacer entender que la sustentabilidad tiene como centro la persona, su bienestar personal y social. O hablar de “sustentabilidad” sin decirlo.
    Esta construcción es un trabajo que debemos hacer junto con nuestros consumidores, derribando mitos y actualizando conceptos. Transmitir que la sustentabilidad significa mucho más que “green”, natural u orgánico, es una construcción que lleva tiempo, y que requiere profundizar en definitiva sobre una manera de entender las relaciones con nuestro entorno, promoviendo buenos hábitos saludables y colaborando con la gestación de una conciencia sustentable hacia el futuro.
    Nuestro capital como compañía, en este sentido, es no solamente hablar de sustentabilidad, sino hacerla tangible y contribuir inclusive a despertar una conciencia general en torno a ella, a su puesta en acción. 
    Independientemente de los conceptos, la meta es acercarnos con propuestas que hablen por nosotros, y plantearnos ampliar el debate más allá, extendiendo nuestro alcance y favoreciendo el intercambio para lograr cambios reales.  Sobre todo ante una realidad que exige un cambio radical en el consumo (como la escasez general de recursos, el cambio climático), y que nos compromete a promover cambios positivos.

    Una iniciativa diferente
    En este contexto, desde Kimberly-Clark presentamos “Los MEDIAdores”, una iniciativa que tiene como principal objetivo invitar a vivir de una manera más sustentable sin hacer hincapié en la sustentabilidad en sí.  A través de tips, consejos y videos, buscamos inspirar a las personas a pasar a la acción: realizar pequeñas acciones que mejoren su higiene y salud, promueven la educación o simplemente se suman como actos de generosidad para ayudar al otro. Bajo el lema “Ponete media pila y convertite en un héroe sustentable”, los “MEDIAdores” invita a “tener los pies sobre la tierra” y tomar conciencia de nuestro accionar. 
    Debemos considerar ser creativos en la manera en la que comunicamos la sustentabilidad, transmitiendo siempre mensajes claros. Es fundamental comunicar desde la acción, atravesando cada una de las áreas de la compañía para consolidar los valores y resultados alcanzados.  
    Para motivar la renovación en los patrones de conducta e influir en un cambio de comportamiento en torno a la sustentabilidad, es necesario focalizarnos en encarar proyectos transformadores reales. 
    Al final del día, nuestro reto será motivar la sustentabilidad desde la participación efectiva, e inspirar a que otros se sumen al cambio.

    (*) Director de Asuntos Legales y Corporativos LAO-Región Austral de Kimberly-Clark.

    Desperdicio de alimentos: el foco en las conductas

    Por Frank Yiannas (*)

    Según datos de la Organización Mundial para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas (FAO), cerca de un tercio de los alimentos producidos para su consumo anualmente son desperdiciados. Por diversos motivos, 1.300 millones de toneladas, una cantidad suficiente para alimentar a 2.000 millones de personas, son tirados a la basura anualmente. Una práctica que atenta contra la sustentabilidad y que tiene en sus orígenes errores de diverso orden. Uno de ellos, vinculado a la manipulación de los alimentos. 
    A pesar que miles de empleados han sido entrenados en la seguridad de los alimentos en todo el mundo, aun cuando millones de dólares se han gastado a escala mundial en su investigación, y un sinnúmero de inspecciones y pruebas se han realizado en diversos países, sigue siendo un desafío importante de salud pública. ¿Por qué? Porque todavía no hemos reconocido un aspecto fundamental de la problemática: para mejorar la seguridad de los alimentos, debemos darnos cuenta que estamos ante algo más que una ciencia de los alimentos. Estamos ante el desafío propio de una ciencia de la conducta. De hecho, en pocas palabras, la seguridad alimentaria es igual a la conducta. 
    Este es el principio fundante de nuestra lógica de trabajo en la materia en Walmart. Ocuparse de la mejora de la eficacia de la seguridad de los alimentos de una cadena de retail, pero también de un local de comidas, una organización con miles de empleados o una comunidad local, supone cambiar el comportamiento de las personas. 
    Ahora bien, la capacidad de influir en el comportamiento humano está bien documentada en las ciencias sociales y, sin embargo, no se evidencian importantes contribuciones a la literatura científica en el campo de la bromatología. Un déficit en la teoría que no se corresponde con el interés creciente en la materia: desde la publicación de mi primer libro, la gente parece manifestar un interés creciente en las conductas en seguridad de los alimentos, pero no les ha resultado fácil aplicar las mismas. Buscaban conductas y ejemplos tácticos y concretos, pero la academia les respondía con cuestiones abstractas y técnicas. Y sin embargo, las ciencias del comportamiento abundan en ejemplos para las compañías dispuestas a innovar en la materia.
    Permítaseme un ejemplo claro para ilustrar este punto. Una vez leí un estudio sobre el comportamiento, que sostenía que cuando a los colaboradores se les da una tarea, aquellos que simplemente llevan su propia ropa, cometían casi el doble de errores que aquellos que vestían con batas de laboratorio durante el desarrollo de las mismas tareas.
    Se trata de un concepto que me obsesionó desde entonces. Sobre todo porque nos hace mirar a la conducta a través de una lente completamente diferente: más allá de la simple limpieza, la ropa jugaba un rol clave en la forma en que cada uno desempeñaba su rol y desplegaba su conducta. Las personas tendían a comportarse de manera diferente debido a lo que llevaban puesto. 
    Espero que el lector no me malinterprete. La ropa en el lugar de trabajo siempre ha sido importante, pero el propósito era evitar la contaminación. De hecho, aplicamos el concepto a los uniformes usados en Walmart en la planta de procesamiento de alimentos y obtuvimos una mejora sensible en el rendimiento.
    Ahora bien, el punto, justamente, radica en pensar más allá de lo estrictamente sanitario. Más allá del simple limpieza. ¿Podría la seguridad de los alimentos mejorar mediante un cambio de código de vestimenta? ¿Qué otras cuestiones del mismo orden no estamos pensando e influyen en el comportamiento de la gente en general al momento de tratar los alimentos? 
    En lo personal, estoy convencido que sí. Solo se trata de investigar y disponer de entornos desde trabajo creativo e innovador en donde poder desarrollar las innovaciones de la ciencia del comportamiento.

    (*) Vicepresidente de Seguridad de los Alimentos de Walmart y autor del libro Food Safety=Behavior, entre otros.

    La pelea del siglo

    De un lado, el ambiente, del otro, el crecimiento

    Radiator Labs es una startup que ha desarrollado un radiador controlable para que las casas que todavía se calientan por calefacción a vapor no tengan que abrir más las ventanas en el inviernos para dejar que se escape algo del calor. Radiator Technologies ve una oportunidad en las tecnologías verdes.

    Los legisladores, mientras tanto, parecen más lentos en reaccionar. En Europa y Estados Unidos, la primera preocupación ha sido recuperarse de la crisis. A pesar de que abundan las pruebas de que el limitar los aumentos en la temperatura global sería más barato que adaptarse a ellos, se dedicaron a reactivar el crecimiento en lugar de implementar medidas para fomentar una economía de baja emisión de carbono y conservación de recursos. 
    En los mercados emergentes el crecimiento también le ganó al color verde. En China, donde la dirigencia entendió la importancia de combatir el cambio climático y pasar del carbón a otras energías menos dañinas, las políticas nacionales chocan con grandes obstáculos a escala local.
    “El marco y el reconocimiento están, dice Peter Lacy, director gerente de servicios de estrategia y sustentabilidad de Accenture en Asia Pacífico. “Pero una vez que llega a la provincia, condado o ciudad, allí aparecen los desafíos del mundo real y el tira y afloje entre la agenda ambiental y el desarrollo económico.”
    Aun para las empresas que han adoptado ambiciosas metas ambientales es difícil equilibrar el impulso pos expandir las actividades comerciales con el deseo de reducir el impacto.
    Unilever, que tiene el objetivo de duplicar su negocio mientras simultáneamente reduce a la mitad su impacto ambiental, recientemente informó que la huella total de gas de invernadero de sus productos (incluyendo el uso de los consumidores) creció 5% desde 2010 por su adquisición de Alberto Culver, el negocio de productos de belleza.
    Mientras en 2013, las emisiones de CO2 de Unilever provenientes de la manufactura eran 32% inferiores a los niveles de 2008 por tonelada de producción, adquirir una nueva empresa significó que la compañía adoptó todas las emisiones de carbono asociadas a ese negocio, que se agregaron a sus niveles generales.

    Más industria solar
    Sin embargo, crece la evidencia de que la sustentabilidad ambiental no necesariamente tiene que implicar claudicaciones económicas. En California, por ejemplo, la industria solar creció a razón de 8% desde 2012, lo cual representa el agregado de unos 3.500 empleos, una tasa casi cinco veces más rápida de la tasa de crecimiento en todo el estado, según una investigación por parte de la Solar Foundation. 
    Si bien los grupos industriales casi siempre se han resistido a las regulaciones ambientales, los informes del Citi Investment Research and Ceres, descubrieron que los estándares más estrictos y de eficiencia energética sirven para aumentar ventas para los fabricantes de autos al elevar la demanda de híbridos y eléctricos. 
    Simultáneamente, los inversores están recogiendo las ganancias de la sustentabilidad ambiental. Las empresas que participan en Carbon Action, parte de CDP, una iniciativa para la atracción de inversores, descubrió que las inversiones en eficiencia energética y reducción de carbono estaban generando una tasa promedio de retorno interno de 33%, a comenzar a recoger en tres años. 
    Además de crecimiento en la venta de tecnologías y sistemas que combaten el cambio climático, la demanda probablemente también crezca para aquellos que ayuden al mundo a adaptarse a sus efectos. Esta es la visión de Richard Tol, profesor de la Universidad de Sussex.
    Para que los Gobiernos capitalicen esas oportunidades, podrían necesitar tirar abajo las paredes que existen entre los departamentos. Los ministerios de ambiente, energía y agricultura, todos los que juegan un papel fundamental en la promoción de tecnologías limpias y crecimiento sostenido, no siempre son afectos a coordinar esas actividades. 
    Para algunas empresas líderes la política importa menos que el reconocimiento de que las prácticas empresariales sostenibles fortalecen su resiliencia y aumentan las ganancias. Ikea, por ejemplo, invierte en energía renovable. Se comprometió a comprar y operar 137 turbinas eólicas en el mundo y a instalar paneles solares sobre sus edificios.
    Para otras, las oportunidades están en trasladarse hacia nuevas áreas de negocios, como está haciendo Honda. El fabricante de autos está desarrollando un “hogar inteligente Honda” para demostrar cómo la vida con carbono cero se podría integrar diferentes formas de generación de energía y uso incluyendo paneles solares en el techo para cargar un vehículo eléctrico.

    Buscar sustentabilidad

    No hay otro camino para la innovación

    Innovación sustentable implica orientar los avances desde una perspectiva a la vez tecnológica, económica y social. El mundo ya está sufriendo las catástrofes que genera un clima desbocado y provocado, entre otras cosas, por tendencias cada vez menos sustentables. Es urgente ir a buscar soluciones que permitan a la sociedad consumir y producir de manera sustentable.

    Esto exige innovar diseños, mercados, leyes, regulaciones, mercados, planeamiento urbano y todos los procesos de producción. De esto depende la supervivencia del mundo.
    Reconocer que la economía global está procesando los recursos naturales del mundo y generando montañas de basura en una escala que no tiene precedentes exige, entre otras cosas, el rediseño de la actividad comercial. Reconfigurar la forma en que hacemos negocios e implementar prácticas que preserven los recursos naturales del mundo no solo para las comunidades de hoy sino también para la vitalidad económica, ambiental, y salud social de las generaciones futuras. Esto se ha convertido ya en una prioridad. Esta es la idea que está en el corazón de la sustentabilidad. Sustentabilidad en los negocios no indica altruismo o hacer el bien por hacer el bien. Las empresas que tengan buenas estrategias sustentables son rentables porque integran un cuidado por el diseño limpio, la conservación de recursos a lo largo de todo el ciclo de vida del producto y cadenas de suministro con una economía lógica. Innovación sustentable quiere decir definir el desarrollo económico como la creación de riqueza privada y social para eliminar los impactos dañinos en los sistemas ecológicos, la salud humana y las comunidades.

    Innovaciones sustentables
    Para tener una idea de hacia dónde va la invención en el mundo nada mejor que ir a consultar a la Oficina de Patentes. Analizar las solicitudes da una idea bastante clara de lo que viene porque es la primera instancia en que se da a conocer una idea al mundo. Así opina Laura Gaze, directora de IP y Ciencia de Thomson Reuters. 
    La innovación sustentable se puede encarar desde muchos ángulos. Energía, alimentos, agua, tratamiento de la basura, etc. Este enfoque está basado en uno de los capítulos del informe “El mundo en 2025” elaborado por Thomson Reuter, el que se ocupa en especial de la sustentablidad energética, con el foco puesto en las energías solar, nuclear y eólica.

    Sustentabilidad fotovoltaica
    La energía solar será norma en el futuro. Esa fue una de las predicciones en el foro mundial “El mundo en 2025” realizado por Thomson Reuters. El proceso fotovoltaico ocurre cuando la luz solar es absorbida por materiales semiconductores que liberan electrones para que circulen a través del material para producir electricidad (voltaje). Las células fotovoltaicas usan energía solar para alimentar cualquier cosa, desde pequeños dispositivos como relojes o calculadoras hasta casas y oficinas. Son un componente esencial para lograr sustentabilidad energética en el futuro. 
    Según la investigación realizada por TR la innovación fotovoltaica es el campo de mayor crecimiento entre los tres investigados. El viento iba primero hace unos dos años pero desde entonces fue superado por la innovación fotovoltaica.

    Sustentabilidad nuclear
    La eficacia de la energía nuclear como fuente primaria de energía fue siempre objeto de debate, especialmente a raíz de las tragedias primero de Chernobyl en 1986 y luego la de Fukushima Daiichi en 2011, además de muchos otros aspectos percibidos como peligrosos para la vida humana y el ambiente. No obstante, este campo de energía está avanzando debido a un aumento en la actividad innovadora reciente. Por eso se está convirtiendo en un competidor más viable como fuente importante de energía futura. 
    La energía nuclear se genera cuando se parte el átomo, algo que se llama fisión atómica. O sea, es un proceso mediante el cual los átomos de uranio son partidos, liberan energía que a su vez alimenta una turbina de vapor y genera electricidad. 
    Las plantas de energía nuclear pueden generar mucha electricidad con el mínimo de contaminación, pero el proceso de fisión produce desechos radioactivos que deben ser adecuadamente almacenados o pueden ser dañinos para la vida y el planeta. La energía nuclear es, y seguirá siendo una fuente de energía para grandes regiones geográficas y poblaciones especialmente si las nuevas invenciones y avances tecnológicos logran aplacar el miedo de la gente. 
    En los últimos cinco años, la innovación en energía nuclear se ubicó segunda en crecimiento detrás de la fotovoltaica, que es la categoría de mayor crecimiento.

    Sustentabilidad eólica
    A pesar de que hace algunos años iba adelante en términos de actividad innovadora, esa área ha comenzado a perder impulso. Los niveles globales de innovación caen desde 2013. Eso no quiere decir que el viento como forma de energía alternativa renovable vaya a desaparecer. Por el contrario, el viento ha llegado para quedarse. La energía eólica es a la vez sustentable y favorable. No requiere mucho territorio y también se puede instalar en el mar, no deja huella de carbono ni daño ambiental. Y su capacidad de generación de electricidad es notable. 
    En Estados Unidos, Texas es el estado que genera la mayor cantidad de megavatios de capacidad de energía eólica, seguido de California y Oklahoma. Y según el Departamento de Energía de Estados Unidos, el costo de ese tipo de energía ha descendido 85% en los últimos 20 años y vale en promedio 7 centavos por kv/hora. Eso la convierte en un gran competidor de la energía hidroeléctrica.

    Los 20 primeros líderes en innovación sustentable: energía fotovoltaica, eólica y nuclear (2010–2014)

    Un futuro verde

    Energía solar emerge con mayor dinamismo

    Los amantes del sol junto a todos los que sueñan con un mundo con menos emisiones de dióxido de carbono tienen buenas noticias. Según una investigación de Thompson Reuters donde avizoran el mundo en 2025, la energía solar será la fuente más importante de energía en el año 2025.

    Bob Stembridge, analista de patentes y gerente de Relaciones con los Clientes del IP & Science (Instituto de Patentes y Ciencia) de Thompson Reuters (TR) usa datos de presentación de patentes para hablar de los importantes descubrimientos en energía solar. Explica que analizar las solicitudes de patentes que se presentan al Instituto habla del futuro de las energías alternativas como si se estuviera mirando dentro de una bola de cristal. 
    Bob Stembridge explica: “Lo que hicimos fue analizar dos factores. En primer lugar, la literatura científica, porque dentro del IP & Science tenemos una fuente riquísima de literatura científica. Miramos Web of Science, que cubre toda la investigación más importante que se realiza en todo el mundo desde hace más de 100 años. Lo que pudimos hacer al analizar todas esas fuentes de datos fue identificar aquellos temas que se estaban volviendo muy citados y de esa forma pudimos identificar los frentes tecnológicos emergentes. La primera pista que obtuvimos fue que la energía solar, entre otras predicciones, es una de las que están emergiendo con mayor rapidez y dinamismo. 
    Luego miramos las patentes para ver cuál es la investigación científica que se está comercializando, porque las patentes son, si se quiere, la etapa siguiente. Entonces, la investigación científica nos da el tipo de base teórica sobre la cual podemos desarrollar soluciones y luego, a medida que se van desarrollando esas soluciones, serán patentadas y uno puede rastrear la aplicación de esa investigación hasta la solución comercial real.

    –¿Cómo llegaron a la conclusión de que la solar será la fuente dominante de energía en este planeta en 2025?
    – Encontramos un par de evidencias. Una de las áreas realmente prometedoras es la de las células orgánicas o fotoeléctricas, algo que todavía está en etapa de investigación. Se trata de usar química orgánica para crear células fotovoltaicas. La actual generación de células solares es inorgánica y depende de elementos como el cobre, el indium, el telerium y el selenio, materiales bastante exóticos que son muy caros de extraer y convertir en células eléctricas. Si se puede encontrar una forma de producir células solares con materiales orgánicos, eso sí sería un gran avance para producir masivamente y a bajo costo. 
    El otro tipo de área prometedora es el transporte, porque los combustibles fósiles como el gas y el petróleo se pueden transportar fácilmente desde el lugar donde se obtienen al lugar donde se necesitan. No ocurre lo mismo en caso de la energía solar, porque se necesita instalar infraestructura y líneas de transmisión. Pero ya se está haciendo investigación científica, aunque está en sus primeras etapas. Se está trabajando sobre formas de capturar la luz solar químicamente. 
    Todas estas cosas –la reducción en costo y la mayor disponibilidad de células solares, la creciente eficiencia en captación de luz solar y el mejoramiento de técnicas para transporte– van a liberar todo el potencial de la energía solar. Eso es lo que vemos cuando miramos la investigación que se está realizando y las solicitudes de patentes. Todo eso nos indica que, en 2025, o sea en 10 años más, la energía solar será el mayor recurso energético del planeta.

    –¿Qué importancia tienen estos des­cu­bri­mientos?
    – Otro de nuestros trabajos habla del consumo de energía en el mundo y que se espera se duplique en los próximos 30 años. Eso es por el aumento de la población y el aumento de la demanda. Dice también que el sol mismo aporta unos 120.000 megavatios, o sea 6.000 veces la actual tasa de consumo de energía. Entonces, hay luz solar más que suficiente para cubrir las necesidades energéticas del mundo. Es solo cuestión de aprovecharla y distribuirla.

    –¿Qué reacciones ha generado el informe TR?
    –Ya se está usando desde hace tiempo, pero cuando lo publicamos, circuló rápido y bien. Se generó mucho interés y esperamos aumentar la conciencia sobre estos fantásticos datos y cómo se pueden aprovechar para entender cosas como el futuro de la tecnología y la dirección en que vamos. Comenzamos un debate interno pidiendo a nuestra gente que votara entre 10 predicciones que habíamos hecho en el informe y resultó que la energía solar fue la más votada internamente y la que generó mucho debate y discusión. Por eso creo que es la que va a llegar más a la gente.

    Herramienta de trabajo y ventaja competitiva

    Por Florencia Salvi (*)

    La sustentabilidad es un modelo que ya es valorado y reconocido. Los consumidores y la población en general comienzan a estar atentos ante esta tendencia que responde a una necesidad planetaria de cambio. 
    Hemos llegado a una situación en relación a los recursos naturales que nos obliga a repensar los roles que tenemos como ciudadanos, organizaciones, empresas y Gobiernos. La gran clave es ser consiente y hacer conciente la necesidad de un cambio para ser parte de la solución y no más del problema. 
    Para ello es necesario el apoyo y compromiso de los líderes, así como la profesionalización de las áreas dentro de las empresas. Se fueron generando espacios formales de capacitación, foros de debate y de tendencias que van permitiendo no solo instalar el tema en la agenda, sino poder ser parte de una realidad global. 
    La sustentabilidad es percibida por los colaboradores, especialmente los más jóvenes, como una visión y comportamiento muy valorado. En este sentido, estamos convencidos de que el hecho de que cada persona dentro de la compañía pueda relacionar sus tareas y responsabilidades con los objetivos globales en materia de desarrollo sustentable es vital para que haya logros.
    Y de esa manera, con el apoyo de los líderes y los colaboradores, las empresas pueden obtener ventajas al orientar sus procesos a la sustentabilidad. Ejemplos de esto son los criterios de ecoeficiencia, la posibilidad de reducir el uso de recursos, pensar en nuevas fuentes de energía, reducir la huella hídrica, reutilizar agua en procesos industriales, y tantos otros etcéteras. 
    Necesitamos acelerar y darle escala al cambio. Que más y más empresas redefinan su rol y que comiencen a adoptar prácticas orientadas a la sustentabilidad.
    Todos deberíamos replantearnos nuestros hábitos de consumo y las empresas, sus prácticas de producción. Es necesario pensar en una economía cuyo centro sean las personas y el planeta.
    En 1999 incluimos en la agenda de AmCham la temática de la Responsabilidad Social Empresaria, y desde entonces, hemos trabajado intensamente para acompañar a las compañías en el camino a la sustentabilidad. El Premio Ciudadanía Empresaria (PCE) surge así como como una iniciativa destinada a distinguir a grandes empresas y Pyme que orientan su modelo de negocio a la sustentabilidad y generan prácticas innovadoras en productos, servicios y procesos. Desde el PCE hemos observado tendencias y momentos históricos en los cuales las demandas de la sociedad hacia las empresas también fueron evolucionando. El propósito de haber mantenido y cuidado extremadamente el proceso de premiación hasta hoy, se basa en la convicción de que el reconocimiento refuerza el comportamiento. 
    Necesitamos sumar cada vez a más personas y empresas que estén dispuestos a cambiar para lograr la sustentabilidad planetaria.

    (*) Gerente de Sustentabilidad de AmCham Argentina.

    Prioridades y objetivos distintos

    Una nueva categoría: las empresas tipo “B”

    Surge una nueva estructura empresarial –la empresa B (por beneficio)– que está generando entusiasmo en Estados Unidos para facilitar el crecimiento del “emprendedorismo social”. Se trata de una forma alternativa de propiedad de la empresa que tiene muchas variantes.

    Ya hay Cartas Estatutarias B disponibles en 13 estados de EE.UU., y unas 860 compañías están organizadas de forma de permitir a sus directores tomar decisiones que beneficien a la sociedad, aun cuando esas decisiones no sean en el interés inmediato de los accionistas. 
    Antes de la creación de esas Cartas B, las leyes estaduales tenían solo dos clasificaciones de empresas: privadas y públicas. Las primeras (pequeñas empresas) sirven de motor para la creación de empleo y las segundas (gigantescas corporaciones) disponen del capital necesario para competir globalmente. Si bien ambos tipos tienen roles fundamentales, también son fuentes de inestabilidad económica: las empresas pequeñas tienen una alta tasa de fracasos y las grandes corporaciones se lanzan a fusiones de alto riesgo y persiguen ganancias de corto plazo en terceros países. 
    La empresa B fue creada para facilitar la administración de compañías con prioridades y objetivos distintos de aquellas en las que los dueños buscan ganancias exclusivamente. 
    Hay una serie de formas diferentes de propiedad de una empresa diseñadas para producir beneficios sociales y a la vez lograr ganancias. Esas organizaciones, con sistema alternativo de propiedad, ofrecen una base de estabilidad a toda la economía.
    Muchas de las empresas con mejor desempeño en Estados Unidos tienen una gran proporción de empleados dueños y la estabilidad de esa propiedad permite a los gerentes hacer inversiones de más largo plazo de lo que pueden las empresas cuyos dueños son los inversores. Muchas investigaciones muestran que cuanto mayor es la participación accionaria de los empleados en una compañía, mayor es la probabilidad de que éstos sean productivos, leales y éticos.

    Mutuales y cooperativas
    Las compañías mutuales (esas entidades sin fines de lucro cuyos “dueños” contribuyen a la financiación de la institución con una cuota periódica) tienen también una larga historia de éxitos. Tradicionalmente, la mayoría de las empresas de seguros de vida tienen cartas orgánicas mutuales. 
    En el terreno de las cooperativas, el gigantesco CoBank es uno de los 50 bancos más seguros del mundo gracias a su decisión de brindar servicios financieros a miles de agricultores que son sus dueños. Y el movimiento cooperativo es activo también en otros sectores. Las cooperativas de consumidores, por ejemplo, están diseñadas para atender a sus clientes-propietarios y las de productores manejan la distribución y el marketing para sus dueños: fabricantes y agricultores. 
    Quienes vienen estudiando empresas con formas alternativas de propiedad desde hace muchos años descubren que en general manifiestan algunas características notables: alta productividad (los empleados actúan como si fueran dueños); ejemplar servicio al cliente (motivado por objetivos altruistas); buen (o muy buen) desempeño ambiental, conducta ética (y sometimiento a las leyes) y sustentabilidad en el largo plazo (la característica que brinda un elemento de estabilidad a la economía). 
    Como la remuneración de los ejecutivos en esas organizaciones no es escandalosamente superior a la de los sueldos de los empleados, tienen pocos incentivos para asumir riesgos financieros enormes o meterse en acuerdos no productivos que pueden sacudir la economía toda. 
    Sin embargo, estas empresas no tradicionales suelen crecer lentamente y no son tecnológicamente innovadoras. Y antes de correr a adoptar estos métodos estaría bueno tomar nota de las últimas novedades de Mondragón, una federación de 289 cooperativas con sede en el “País Vasco”, España, que emplean en conjunto a 80.000 personas. Fue fundada en 1941 por el cura vasco José Arizmendiarrieta. Esas compañías suelen ser citadas como las alternativas más exitosas a las estatales y a las privadas del capitalismo. Sin embargo, una de las más grandes en el grupo anunció una próxima convocatoria de acreedores, decisión que podría desencadenar la caída de decenas de otras compañías en el grupo que tiene financiación integrada. Como la economía local de Mondragón depende excesivamente de esta forma de organización comercial, toda la comunidad se encuentra en riesgo financiero. 
    Como corolario habría que decir que no hay una forma “correcta” de propiedad empresarial.

    Banco Mundial

    La agenda para después de 2015

    El programa de acción de Addis Abeba reafirma el papel central de los bancos de desarrollo para brindar financiamiento de largo plazo concesional y no concesional, financiamiento contracíclico, garantías y ventajas, asesoramiento en políticas, capacidad de construcción u otros apoyos para la agenda post 2015.

    “Reconocemos el potencial de los bancos multilaterales de desarrollo y otros bancos internacionales de desarrollo para financiar el desarrollo sustentable y brindar know-how. Subrayamos que los bancos de desarrollo deberían hacer un uso óptimo de sus recursos y balances para mantener su integridad financiera, y también actualizar y desarrollar sus políticas en apoyo de la agenda de desarrollo post 2015, que incluyen las metas de desarrollo sustentable (las SDG, según siglas inglesas)”.
    El plan de acción de Addis Abeba y las SDG representan un cambio fundamental sobre el rol de los bancos multilaterales de desarrollo (los MDB) y Grupo del Banco Mundial (WBG) en particular. Al elaborar una agenda universal para desarrollo sustentable en lugar de apuntar estrechamente a reducir la pobreza, la dimensión del apoyo que necesitan los países de medianos y bajos ingresos se ha ampliado notablemente. ¿Cómo debería responder el WBG a estos nuevos desafíos?
    Las metas de desarrollo sustentable cubren un área mucho más amplia que las metas de Desarrollo del Milenio y representan, en gran medida, una validación de lo que el Banco Mundial ha venido haciendo todos estos años. La Agenda de Acción de la Conferencia para financiación de desarrollo de Naciones Unidos lo muestra: 
    Coloca la responsabilidad por el desarrollo directamente en los países mismos. “La nacionalidad cohesiva de las estrategias de desarrollo sustentable, sostenidas por esquemas integrados de financiamiento nacional serán el punto de partida de nuestros esfuerzos. El rol de las agencias de desarrollo, según esta visión, es sostener –pero no reemplazar– procesos impulsados por los países. Esto favorece a organizaciones como Grupo del Banco Mundial con estructuras operacionales con base en el país y fuerte presencia allí comparado con, por ejemplo, fondos verticales que tienen foco temático global pero huellas nacionales más débiles”. 

    Subsidios y ayudas
    Da importancia al financiamiento licuado y al aprovechamiento de subsidios u otras ayudas con dinero juntado en los mercados privados de capitales. El banco siempre ha hecho esto, con especial éxito en asociación con Global Environment Facility (GEF), varios fideicomisos climáticos como la Global Partnership for Education, y el Global Agriculture and Food Security Program.
    Requiere intervenciones multifacéticas. Los créditos y préstamos del WBG siempre han sido acompañados por capacidad de construcción, asistencia técnica, reforma política y otros elementos de un paquete de intervenciones que son necesarias para lograr impacto. Ahora se admite que esta es la forma en que debe hacerse desarrollo.
    Promueve mecanismos de mitigación de riesgos; Multilateral Investment Guarantee Agency (MIGA) del WWBG es el mayor proveedor de esos instrumentos en el mundo y está expresamente reconocido en el documento de Addis: el Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo (BID) también tiene la posibilidad de otorgar garantías, aunque el uso real de este instrumento ha sido limitado. 
    Trae negocios privados al centro de desarrollo; la inversión extranjera directa es un complemento vital para los esfuerzos de desarrollo nacional. La International Finance Corporation (IFC) es, por lejos, el mayor prestamista oficial a la empresa privada; el BID y la International Development Association (IDA) brindan ayuda al mejoramiento del clima de inversión.
    Subraya la importancia de brindar servicios sociales públicos (“un nuevo compacto social global”), infraestructura, políticas e instituciones sólidas y buena gobernanza, todas áreas que la WBG viene enfatizando desde algún tiempo.
    Reconoce que los “países en situaciones de conflicto y post conflicto también necesitan especial atención”. WBG fue una de las primeras organizaciones de desarrollo en concentrarse específicamente en ese tema. Aplica las recomendaciones de un informe de 2002 de la Task Force. 
    Internamente, el WBG se ha reorganizado en prácticas globales que combinan bien con las SDG y articuló “metas mellizas” para terminar con la pobreza para 2020 y para alimentar la prosperidad compartida para 40% más pobre de la población de cada país. Esas metas a su vez resuenan con la ambición de las SDG para terminar con la pobreza y el hambre y fomentar sociedades pacíficas e inclusivas.

    Difícil de medir 

    El impacto ambiental de las finanzas verdes

    Si bien para los argentinos “los verdes” son siempre dólares, hoy con el ambientalismo imponiéndose como tema global, dinero de ese color es aquel que se usa con propósitos ecológicos. De manera que alrededor de esta expresión se ha creado toda una familia de conceptos: bonos verdes, préstamos verdes, finanzas verdes, inversiones verdes, etc.

    Si entre 2014 y 2015 se triplicó el monto global destinado a desarrollar tecnologías que cuiden más el ambiente (llegando a más de US$ 36.000 millones) en 2015 no superó los US$ 30.000 millones. 
    A mitad de año se supo que Volkswagen había alterado la medición de las emisiones de sus autos a gasoil. El 11 de octubre se conoció la noticia de que al Banco Europeo de Inversiones, que había prestado a Volkswagen € 4.600 millones para investigación en tecnología de bajas emisiones, había iniciado una investigación para determinar si la compañía había usado el dinero de manera adecuada. 
    Esto no es más que una muestra que sirve para explicar que hay mucho dinero que, en forma de bonos o préstamos, se está destinando a proyectos, investigación o productos que dicen tener un beneficio ambiental. Pero evaluar los resultados de esas inversiones es muy difícil. En teoría, ese dinero ayuda al mundo y también da un pequeño beneficio a los inversores. En la realidad, no se sabe casi nada sobre el impacto ambiental de esos bonos y esos préstamos. Lo que ocurrió con el préstamo otorgado a Volkswagen lo demuestra. 
    ¿Qué se genera entonces? Por un lado, dudas entre los inversores o emisores sobre si realmente vale la pena la inversión y esas dudas vienen acompañadas de una desaceleración de la inversión. Por el otro, la posibilidad del uso indebido de los fondos.

    Modos de evaluar
    Debido a esta incertidumbre, varios grupos han desarrollado normas para evaluar el impacto ambiental de los “bonos verdes”. Ahora entonces, los emisores contratan empresas para que practiquen el debido “due diligence” y hagan una evaluación imparcial de lo que descubren. Otra vez, en principio esto es simple y efectivo, pero en la práctica hay una cantidad innumerable de escollos. 
    Las normas están orientadas a proyectos muy amplios más que a beneficios específicos. En segundo lugar, no hay un método estandarizado para conducir la evaluación. Los inversores y el público deben confiar entonces en metodologías propietarias, a veces opacas, como el aseguramiento de que sus inversiones están realmente ayudando al medio ambiente a través de los mecanismos propuestos de financiación. 
    A ver si podemos explicar por qué es difícil medir. Financial Times publicó recientemente que a principios de año, el TD Bank emitió US$ 450 millones en bonos para contribuir a una “economía de bajo carbono”. Loables objetivos, indudablemente pero deja amplio espacio para que califiquen muchos proyectos diferentes. Por ejemplo ¿los proyectos de eficiencia energética en una planta procesadora de arenas petroleras, o de infraestructura de gas natural, están contribuyendo a una economía baja en carbono?
    Con semejante falta de definición, algunos dicen que la emisión de bonos no es más que una táctica de marketing. Pero además los inversores no tienen nada para hacer si una firma decide invertir el dinero en otros proyectos que no tienen beneficio en cuanto a emisión de carbono.
    Hay mucha ambigüedad alrededor de este tema de la evaluación de los bonos verdes. Para los inversores el riesgo no bajar el impacto ambiental siempre le importó menos que el de que los retornos sean bajos. No es casual que el due diligence sobre riesgo de retorno es un método mucho más estandarizado con grandes nombres como Moody’s, mientras que el due diligence sobre impacto ambiental sigue siendo disperso y al mando de compañías que no conoce nadie. 
    Pero eso, dice Financial Times, va a cambiar. Primero porque las grandes agencias calificadores van a estandarizar la auditoría para impacto ambiental; segundo porque los inversores se están cansando de que les hagan el cuento de los bonos verdes sin que luego les presenten muchas pruebas de sus efectos y tercero porque los emisores corporativos ya no están tan seguros de querer pagar los costos en que incurren para llamar “verde” a un bono.

    “Después de nosotros”

    Imaginar la vida en un planeta más caliente 

    La urgencia con que tenemos que ocuparnos del cambio climático no es por una cuestión de corrección política, es por una razón de verdadero peligro, dicen dos economistas en un ensayo que explica las consecuencias de un planeta más cálido. Pero como el peligro es de largo plazo, es difícil logar acciones urgentes.

    Por lo general se habla de los peligros del cambio climático con argumentos éticos y hasta bíblicos. Pero el mundo necesita comenzar a pensar en el cambio del clima en el lenguaje frío y práctico del riesgo y la seguridad. Visto con esta lente, invertir dinero para contener el calentamiento del planeta en el corto plazo con mecanismos como fijar un precio a las emisiones de CO2, como invertir en tecnologías de energía limpia y en la preservación de bosques podría resultar un tema más digerible para todos. 
    Esto es, en síntesis, lo que Gernot Wagner y Martin L. Weitzman dicen en Climate Shock: The Economic Consequences of a Hotter Planet, economista del Environmental Defense Fund el primero y de Harvard University el segundo.
    El libro hace una sintética mirada al cambio climático desde la perspectiva económica, comparando el calentamiento global con otros riesgos y peligros que enfrenta la humanidad. 
    La imagen más reveladora del libro es la posibilidad de una catástrofe global, que definen como un eventual aumento de la temperatura promedio global de más de 6º que se produciría como resultado de un cambio climático de alrededor de 10%. El mundo cambiaría irremediablemente si solo la mitad de eso ocurriera.
    Un aumento catastrófico de la temperatura significaría costos de 10% o más y pérdidas superiores a 30% en producción económica global. Esos costos vendrían asociados a enormes inversiones en infraestructura industrial necesarios para hacer la transición a un mundo con un nuevo clima y mayores niveles oceánicos. También incluyen pérdidas de ecosistemas y de vidas humanas y animales imposibles de cuantificar.
    Por todo esto, los autores señalan que tiene una enorme lógica económica invertir fuerte en tratar de contener y reducir el cambio climático en el corto plazo. Proponen, como punto de partida para este argumento, que los gobiernos del mundo pongan un precio a las emisiones de dióxido de carbono de por lo menos US$ 40 por tonelada, mediante impuestos ya sea al uso de la energía o a la producción de energía. 
    Según ellos, ese tipo de impuestos son lógicos y fáciles de recaudar. Pero, por mínimos que sean, generan polémica. Australia los acaba de abolir. Según los autores, hasta las ideas más fantasiosas, como construir un sistema de detección de asteroides para desviarlos en su carrera hacia la tierra parecen menos polémicos que invertir en crear políticas ambiciosas para atender el cambio climático. ¿Por qué? Porque ese problema es incierto y de largo plazo, aunque sea irreversible”.

    Difícil convencer
    Ahí está el problema, en que es difícil convencer a la gente de que se proteja contra un fenómeno o una posibilidad que no cree que le afecte en forma inminente, o dentro de lo que le queda de vida. Y en el que además no creen. Un estudio realizado hace poco en Estados Unidos descubrió que en ninguno de los 50 estados que conforman el país hay una mayoría de residentes que cree que el calentamiento global los dañará personalmente.
    Algo parecido ocurre con este libro y el resto de los libros sobre el mismo tema. Quien no cree en la seriedad del peligro del cambio climático no lo va a encontrar interesante. No se propone, además, convencer a los que no creen en la importancia de la ciencia del cambio climático global. 
    Sin embargo, el libro sirve como un llamado a la acción para los dueños de empresas, líderes, economistas y políticos que buscan argumentos puramente racionales y enfocados en las finanzas para actuar sobre el clima. Evita en todo momento el tono grandilocuente de muchos otros trabajos sobre el clima, como dijo Wagner a Strategy + Business en una entrevista. 
    Los activistas alarmistas, que son muchos, son muy criticados y se los acusa de crear movimientos sin metas logrables. Algunos proponen que el mundo vuelva a un estado en el cual la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera sea de 350 partes por millón, el nivel donde se encontraba hace 25 años. Eso es tecnológica y económicamente imposible. Otras “soluciones” como dejar de invertir en combustibles fósiles ofrecen cierta satisfacción moral pero pueden no producir resultados útiles. 
    Queda por verse si el temor a un shock económico será lo suficientemente poderoso como para instar a la acción a diferentes instituciones.

    Israel 

    Cómo pasó del déficit de agua al excedente

    A pesar de su terreno despiadado, del rápido crecimiento de la población y del escaso régimen de lluvias, el país no solo no tiene crisis de agua sino que se da el lujo de tener excedente. Es, además, el único del mundo en el cual el desierto está retrocediendo. ¿Cómo lo logró?

    Seth M. Siegel lo cuenta en Let There Be Water: Israel’s Solution for a Water-Starved World. Para explicar cómo Israel se convirtió en lo que llama “una superpotencia acuífera” Seth Siegel cuenta la historia de la invención de la irrigación por goteo. 
    Esa es una técnica tan poderosa –reducía la cantidad de agua que requerían los cultivos y aumentaba la cantidad de alimentos que producía cada planta– que puede rescatar al mundo del hambre y la sed en los próximos 40 años.
    En 1933, Simcha Blass, un joven ingeniero hídrico en lo que entonces era la Palestina gobernada por británicos, supervisaba la perforación de un pozo en una chacra. En una hilera de árboles a lo largo de un alambrado, Blass advirtió que un árbol era notablemente más alto que los demás, aunque todos eran de la misma especie, tenían aproximadamente la misma edad y habían crecido en las mismas condiciones. 
    Le picó la curiosidad y se puso a escarbar alrededor de la base del árbol alto. Descubrió una diminuta filtración en una cañería de irrigación que depositaba un constante hilito de agua directamente en las raíces del árbol. Ese fue el comienzo de la invención de la irrigación por goteo. Blass inventó la primera y rudimentaria tecnología de micro irrigación. Hizo los primeros estudios que mostraron no solo cuanta agua se ahorraba sino también que, por increíble que pareciera, al dar menos agua a las plantas, pero aplicada con precisión, se lograban mayores rindes. 
    Y eso es lo que Israel viene haciendo desde hace 70 años. Convirtió escasez en suficiencia. El libro de Siegel busca lograr dos cosas: contar la historia de cómo un país diminuto prácticamente sin recursos hídricos se ha convertido en un lugar con agua no solo suficiente, sino que además puede exportar miles de millones de galones por año. A otros países y además mostrar cómo esa habilidad es importante para un mundo necesitado de agua y conocimientos hídricos.

    Valor y oportunidad innovadora
    Israel infiltró en su sociedad un sentido del valor del agua y su oportunidad innovadora. Ese sentido se siente en las aulas de la escuela primaria y en las instalaciones distribuidoras también. En Israel, las aguas servidas –lo que la mayoría de nosotros llamamos cloacas– se limpia y se reusa. Allí, 85% del agua usada se reutiliza. En España, segúndo país en reciclaje de agua, 25% se vuelve a utilizar y en Estados Unidos, solo 8%. 
    El primer acueducto importante hacia el desierto de Negev se construyó en 1946, cuando terminada la segunda guerra mundial escaseaban el agua y los metales de todo tipo. El mismo Simcha Blass que inventaría más tarde la irrigación por goteo estuvo a cargo de la construcción de ese acueducto. Encontró una enorme cantidad de caños para transportar agua: durante el bombardeo a Londres, la ciudad construyó un sistema extra de cañerías para proveer agua para combatir los incendios causados por las bombas que caían durante las noches. Después de la guerra, el sistema se desmanteló y Blass se las ingenió para tener representantes en Europa que calladamente compraran las cañerías para llevarlas a Palestina. 
    Siegel cuenta también la historia de la primera cautelosa sociedad de Israel con China destinada a resolver los problemas de agua que ésta tenía con su inmenso territorio. En 1983, nueve años antes de que las dos naciones formalmente establecieran formalmente las relaciones diplomáticas, China secretamente invitó a expertos israelíes y aceptó seguir sus consejos sobre prácticas inteligentes de irrigación y cultivos más apropiados. Pero con una condición: los chinos exigían “que quitaran todas las marcas del equipo de irrigación y de las cajas de semillas que pudieran indicar su origen israelí”. 
    El primer sistema construido con los caños de Londres para llevar agua a chacras en el desierto era tan caro que los primeros usuarios lo llamaron la “cañería del champagne”. Pero Siegel no cuenta cuanto cuestan las cañerías, o el costo se ha perdido en la historia. Cuenta, en cambio, que Israel elevó el costo del agua hogareña 40% en 2008, algo que provocó protestas generalizadas y una caída de 16% en el uso residencial de agua. Tampoco cuenta lo que pagan los israelitas por tener agua en su casa, ni antes ni después del aumento.
    Un funcionario israelí hace un comentario interesante sobre Siegel. Compara la administración del agua desde 1.000 años atrás, cuando los humanos comenzaron a cultivar alimentos en lugar de recoger los que encontraban en la naturaleza: “nosotros cultivamos alimentos donde hace falta cultivarlos y los transportamos donde deben ser consumidos”.
    Ahora, dice el funcionario, hemos llegado al mismo punto con el agua, a raíz del reuso, la desalinización y la microirrigación. Podemos “fabricar” el agua adecuada por propósito adecuado, en el lugar adecuado. Los únicos problemas son decisión y costo. 
    Pero la decisión de Israel de crear seguridad acuífera es una lección de medio siglo de duración en el poder económico liberador del agua inteligente y una vívida ilustración de que escasez no debe necesariamente conducir a privación. A veces puede llevar exactamente a lo contrario: innovación y hasta incluso abundancia.

    Balance entre necesidades sociales y el crecimiento

    Por Marcelo Zimet (*)

    L’Oréal tiene un legado muy fuerte en materia de sustentabilidad: lograr un balance entre nuestro crecimiento como compañía y las necesidades de la sociedad. Esa es nuestra manera de hacer negocios.
    Para que este objetivo sea lo más amplio y ambicioso posible, hemos creado nuestro programa “Compartir la belleza con todos”. Y los compromisos asumidos son claros: innovar, producir y consumir sustentablemente; asegurar el acceso a la salud, protección social y formación de nuestros colaboradores; seleccionar y evaluar a nuestros proveedores por su comportamiento social y medioambiental; y, finalmente, compartir nuestra prosperidad para que personas de comunidades de escasos recursos tengan acceso al trabajo.
    L’Oréal Argentina quiere ser protagonista de esta iniciativa para cumplir con las expectativas de un mundo que espera que las empresas líderes se comporten como verdaderas empresas ciudadanas, es decir, que contribuyan lo mejor posible al desarrollo de la sociedad civil, a la preservación del medioambiente, y a la asistencia de las comunidades.
    Dentro de esta ambición, el rol de Fundación L’Oréal es trascendente, a través de sus dos proyectos principales: “Belleza por un futuro”, a lanzarse en 2016 en el país; y “Por las mujeres en la ciencia”, con nueve ediciones locales realizadas y cuatro científicas argentinas laureadas internacionalmente con el premio L’Oréal Unesco.
    En este camino, todas las actividades de nuestras marcas deben tener un impacto social positivo, y todas ellas, juntas, deben contribuir a democratizar la belleza, llegando a todos los públicos. Con el convencimiento de que la belleza tiene el poder de cambiar nuestras vidas.
    Así, desarrollamos programas y acciones concretas, por ejemplo: “Acqua for life” de Armani brinda el acceso eficiente al agua en comunidades necesitadas; Skin Checker & Lipikar Families de La Roche-Posay realizan chequeos de lunares para prevención de enfermedades; y Maybelline, en una iniciativa creada en la Argentina, capacita jóvenes en situación de vulnerabilidad social y económica para que puedan convertirse en maquilladoras profesionales.
    Todo esto es posible gracias a la activa participación de nuestros equipos. Porque las buenas prácticas deben comenzar “en casa”. La capacitación y concientización de cada integrante de L’Oréal es el punto inicial de nuestra estrategia de sustentabilidad.
    Nuestros colaboradores toman la iniciativa concretando conductas más ecológicas, más responsables y más comprometidas con la sociedad: integran y lideran el Comité de Sustentabilidad, sin distinción de áreas o jerarquías; emprenden con un compromiso admirable el “Citizen Day”, nuestro día del voluntariado; y dan vida a al “Ethics Day”, concretando la visión de que el manejo ético es una de las virtudes que debemos exigirnos como miembros de L’Oréal.
    Juntos lograremos una belleza sustentable. Juntos vamos a construir una sustentabilidad bella.

    (*) CEO de L’Oréal Argentina.