Una de las grandes presiones de la actualidad es la desaceleración del crecimiento en los mercados emergentes. Son varios de estos mercados que han experimentado un rápido deterioro en su desempeño económico en los últimos años. Y eso se debe, según un equipo de investigadores del IHS, a cuatro razones. La primera es que ha terminado la híper globalización de los últimos 20 años para ser reemplazada por un crecimiento más modesto y, tal vez, más sustentable. La segunda, que se relaciona con la primera, el aumento del precio de los commodities –el famoso súper ciclo de los commodities– ha tocado a su fin por ahora. Tercera, los mercados emergentes ya no tienen acceso al crédito barato y la cuarta es que la liberalización del comercio global no ha progresado mucho últimamente.
Por lo tanto, a los ejecutivos de cadena de suministro se les ha complicado un poco la vida. El crecimiento será más incremental y dependerá de monitorear cuidadosamente las tendencias económicas y políticas para identificar nuevas oportunidades en aprovisionamiento y en la demanda.
Con el extraordinario crecimiento de los mercados emergentes, en particular de los países BRIC (Brasil, Rusia, India y China) durante la primera década del siglo 21, las empresas de Estados Unidos y Europa trasladaron masivamente a esos mercados sus operaciones de manufactura. Lo que ocurrió, según Chris G. Christopher, Jr. y David Deull, ambos economistas del HIS, fue que durante esos años de florecimiento muchos de esos mercados emergentes no lograron instalar las necesarias reformas estructurales que les permitirían hacer la transición hacia un crecimiento económico más lento, más sostenible y más estable.
China es uno de los países que todavía mantiene un crecimiento relativamente fuerte. El año pasado su PBI creció 7,7% y el estimado para este año se sitúa en 7,5%. Pero en cambio Brasil, Rusia e India están entrando en una desaceleración económica marcada. Rusia depende de las idas y venidas del precio del petróleo y además ahora sufre las sanciones del mundo occidental. India tiene un crecimiento del PBI mucho menor debido al menor nivel de inversiones y al factor productividad. En Brasil, el crecimiento real del PBI para 2013 fue de 2,5%. El país entró en recesión en la primera mitad de 2014 debido a la caída de la inversión, al fin del súper ciclo en los commodities y a una desaceleración del consumo privado.
Al desacelerarse el crecimiento en estas economías, el mayor impacto lo siente la clase media y las millones de familias que todavía viven en la pobreza y que destinan una importante proporción de su ingreso a alimentos, vivienda y otras necesidades diarias.
El PBI per cápita anual de India es de alrededor de US$ 1.500, comparado con los US$ 6.800 en la China y US$ 54.000 en Estados Unidos. En consecuencia, una desaceleración económica nacional tendrá mayor impacto en la calidad de vida de una familia india que en una china o estadounidense. A medida que el crecimiento se desacelera en países con bajo ingreso personal por familia o bajo PBI per cápita, se siente como una recesión.
En consecuencia se desacelera la demanda de bienes de consumo no esenciales, que probablemente continúe o se intensifique si no se atienden los cambios estructurales. Si las empresas globales no entienden las causas de la desaceleración en los mercados emergentes y no predicen adecuadamente sus consecuencias, habrá un impacto adverso en sus negocios.
Mercados en problemas
Los mercados desarrollados también tienen sus problemas. El crecimiento real del PBI en Estados Unidos promedió 3,2% al año entre 1980 y 2007. Desde el final de la Gran Recesión en junio 2009, la recuperación ha sido anémica, con un crecimiento del PBI real de alrededor de 2,2% al año. En consecuencia, el ingreso familiar medio permaneció chato durante dos años y ahora está 8% por debajo del nivel de 2007.
La recuperación en Europa no fue pareja para todos los países: están los países del norte del continente y los del sur. El norte se mantiene relativamente estable pero el sur está lentamente saliendo de un profundo agujero económico. La desigualdad de ingresos entre ambos grupos se está agrandando.
Si se combina la desaceleración en los mercados emergentes con el estancamiento en Estados Unidos y Europa el resultado es una desaceleración del comercio mundial. Si bien los investigadores de IHS estiman que el crecimiento real del PBI global se acelerará en 2014 y 2015, la globalización –definida como la cantidad de importaciones mundiales como porcentaje del PBI global– no se espera que haga lo mismo. Por el contrario, la globalización girará alrededor de 30%, donde estuvo en 2010.
Equilibrio entre oferta y demanda
Se calcula que en 2014 el PBI de China representará 13% del PBI global, mientras que Estados Unidos representará casi un cuarto. Sin embargo, para 2024 China y Estados Unidos podrían ponerse a la par con 20% cada uno, algo que equilibrará la producción global más uniformemente entre Oriente y Occidente.
Es probable que los consumidores estadounidenses sigan reteniendo el mayor porcentaje de consumo global en los próximos años, pero los consumidores de los mercados emergentes están cerrando la brecha. El surgimiento de la clase consumidora china va a impulsar su economía hasta llevarla a representar una proporción más grande del consumo global en los próximos seis a ocho años, con el impulso de la acumulación de riqueza y un aumento del número de familias con ingresos medios. IHS calcula que el consumo de los BRICS superará al de Europa occidental para 2019 y al de Estados Unidos para 2020.
En cuanto al PBI per cápita China y otros mercados emergentes tienen un largo camino por recorrer para llegar al nivel de las economías avanzadas, pero las señales de su creciente influencia son claras. En 2004, los consumidores chinos representaban solo 4% del gasto global del consumo. Para 2014 es probable que lleguen a 8% y, para 2024, 15%. Esto significa que la participación del consumidor chino en el consumo privado global habrá aumentado cuatro veces en 20 años.
En cambio, el gasto del consumidor estadounidense se calcula que declinará de 33% del consumo global en 2004 a 28% en 2014 y a menos de 20%, 10 años después. El gasto del consumidor en Europa occidental llegó a 18% en 2004 y cae desde entonces. IHS prevé que para 2020, el gasto combinado del consumidor en EE.UU. y Europa occidental representará solo 24% del PBI mundial, de 38% en 2002.
A medida que se vaya reduciendo la disparidad en producción y consumo entre mercados emergentes y países centrales, esos niveles lograrán un relativo equilibrio.
Estos cambios en los patrones de consumo, producción y comercio internacionales tienen varias implicancias para quienes administran la cadena de suministro global. La primera, la disminución relativa de la importancia del consumidor estadounidense en el comercio global servirá para reducir la volatilidad de la producción. A medida que los productores globales dependan menos de un mercado, podrán repartir el riesgo por todo el mundo de un modo más equilibrado.
Segundo, los principales bloques comerciales se están conectando cada vez más. Mientras en Occidente los minoristas luchan por una participación en el mercado, el crecimiento de las clases medias en China e India también se desaceleró. Una estrategia que considera oportunidades de crecimiento relativo en mercado múltiples permitirá a las corporaciones globales maximizar sus oportunidades de mercado.
Abundan los ejemplos de la importancia relativa de los mercados emergentes. Algunos fabricantes de computadoras lanzan sus productos en mercados emergentes antes que en Estados Unidos. Algunos fabricantes de autos estadounidenses han introducido nuevos modelos en Asia antes de tocar el mercado estadounidense. Hasta Hollywood ha respondido a la necesidad de equilibrar producción y consumo lanzando algunas películas en mercados emergentes antes que en Estados Unidos.
México y Vietnam, los próximos
Hay algunas naciones con mucho potencial para el futuro. Entre las principales se incluyen México y Vietnam. La creciente competitividad de México está ayudando al país a recuperar su porción de importaciones estadounidenses a expensas de China. En 2001, la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio (OMC) provocó un gran cambio en el comercio porque china rápidamente desplazó a México con sus exportaciones a Estados Unidos. Entre 2001 y 2005, la porción de México en importaciones estadounidense de bienes manufacturados cayó de 12,1% a 10,4%, mientras que la de China subió de 11% a 19,2. Pero México tuvo su regreso en 2005. Para 2009, la participación de China en las importaciones de bienes manufacturados de Estados Unidos se estabilizó en alrededor de 26%, mientras que la de México creció a 13% para 2013.
Hay varias razones que explican este regreso de México. Primero y principal está su proximidad con Estados Unidos. La relativa recuperación de Estados Unidos después de la Gran Recesión benefició desproporcionadamente a México. El costo relativamente alto del flete oceánico comparado con el de una mejor infraestructura de transporte norte sur entre Estados Unidos y México fue también un factor que contribuyó mucho.
México observó al pie de la letra los principios del NAFTA (North American Free Trade Agreement de 1992) y su adhesión a los estándares internacionales para la propiedad intelectual también ayudaron. Y a medida que crece la clase media china, la inflación de sueldos en su sector manufacturero está superando a la de muchos mercados emergentes competidores, incluido México.
China ya no puede mostrar las mismas ventajas de costo que le permitieron convertirse en un jugador dominante en la manufactura global. No solo suben los costos laborales sino que hay cada vez más preocupación sobre la macroeconomía en su totalidad y los riesgos políticos, como inestabilidad civil, banca en las sombras y burbuja inmobiliaria y aventurerismo militar. Esos factores han llevado a las empresas occidentales a reconsiderar su confianza en China.
Esta preocupación está ayudando a aumentar el crecimiento en Vietnam, el vecino de China hacia el sur. El país ha sido miembro de la OMC desde 2007 y sus salarios de manufactura son más o menos la mitad de los que se pagan en China. Esas ventajas han disparado un rápido aumento de la inversión extranjera directa y aumentó 10 veces las exportaciones de Vietnam desde 2000.
El continente africano, y especialmente la región sub-sahariana, fue otra sorpresa que trajo el cambio demográfico. Con la mejora de las condiciones básicas en muchas naciones africanas el continente se puso en el radar de muchas multinacionales. IHS prevé que entre 2013 y 2017, las economías subsaharianas podrían aventajar a todos los grandes bloques regionales excepto China en crecimiento del PBI real y proyecta que la región conducirá al mundo en crecimiento de la población.
Todas las mediciones sociales señalan en la dirección de Ãfrica. La mejora de los resultados de salud y el fortalecimiento de la sociedad civil son los responsables del mejoramiento del panorama de desarrollo. Caen las tasas de mortalidad infantil y las infecciones de HIV mientras aumenta la expectativa de vida y los números de inscriptos a todos los niveles de educación. Desde finales de los 80 a principios de los 90 pocas eran las naciones africanas consideradas en democracia; hoy, la gran mayoría de los 55 estados africanos gozan de alguna forma de democracia multipartidaria.
El gran arco de cambios que se observan en los patrones de producción y consumo global debería tener implicancias positivas para las cadenas de suministro globales. En cuanto al consumo, la demanda regional de bienes en todo el mundo reduce su dependencia de cualquier mercado y baja el riesgo de la cadena de suministro. De igual modo, del lado de la producción, el surgimiento de centros regionales viables de manufactura –en Asia, las Américas, Ãfrica y otros lugares– repartirá y seguramente minimizará los riesgos para fabricantes, distribuidores, proveedores y otros miembros de la cadena global de suministro.