Estado de situación de la educación en la Argentina – parte 1

     

    Hay consenso sobre el pobre desempeño y el deterioro del sistema de educación formal en la Argentina (en el nivel inicial, en primaria y secundaria), ya sea de gestión estatal o privada. Sin embargo, no es sencillo lograr una comprensión global de los factores que han interactuado para conformar este escenario.

    En esta aventura intelectual que es la edición celebratoria del 45° aniversario de Mercado, están todos los temas centrales que integran la agenda de las grandes inquietudes en la Argentina. De antemano se sabía que la educación era uno de esos temas. Lo que no supimos calcular es con cuánta intensidad y recurrencia aparecería, casi como una obsesión de políticos, economistas, intelectuales y académicos referentes, al igual que otros actores como los empresarios, que a la vez son padres con hijos en edad escolar. Por eso hay que rematar esta edición tan especial con esta investigación completa, profunda y detallada que pasa a convertirse en el diagnóstico más actualizado y minucioso sobre “the state of the art” en la materia. Nuestro reconocimiento a su autora, Norah Schmeichel y al Consejo Publicitario Argentino que la respaldó.

    Por Norah Schmeichel (*)

    Se multiplican las notas periodísticas y crece el despliegue de libros de expertos en educación, aumenta la difusión de estadísticas locales de escolarización y graduación y de los resultados de tests internacionales de calidad de aprendizaje.
    Para superar el desconcierto de tantas fuentes informativas cruzadas y posibilitar una lectura en 360 grados para no expertos hemos desarrollado este “Estudio de percepción de la situación de la educación en la Argentina”.
    Durante el año 2013 y primer semestre del 2014 condujimos una investigación cuyo primer eslabón fue definir qué actores gravitan en el proceso, no necesariamente por su poder en la definición de políticas públicas sino por su protagonismo en el proceso concreto de enseñanza.
    Se incluyó a educadores (directivos y docentes), estudiantes de escuelas secundarias, padres, expertos en educación, referentes ligados al mundo de la educación, políticos, funcionarios. También a empresarios que, como demandantes de RR.HH., requieren perfiles educativos específicos y al Tercer Sector, la sociedad civil, que a través de iniciativas de responsabilidad social promueve acciones en pro del mejoramiento educativo. El programa se desarrolla en cinco módulos.

    1. Encuadre, contexto, integración de antecedentes: Búsqueda, análisis y articulación de la información disponible en instituciones nacionales y organismos internacionales mediante Desk Research y Observaciones Etnográficas en escuelas y otros institutos.
    2. Percepción de la situación actual del sistema educativo (niveles inicial, primaria, secundaria): estudio exploratorio en Área Metropolitana de Buenos Aires e interior del país entre actores de la comunidad educativa: directores, docentes, alumnos y padres. Entrevistas en profundidad distribuidas entre Buenos Aires e interior.
    3. Análisis de políticas públicas en educación: revisión de diagnósticos elaborados por especialistas e instituciones y entrevistas a referentes del espacio educativo (académicos, funcionarios, sector sindical y especialistas del exterior del país).
    4. Relación entre la “demanda” laboral y la “oferta” educativa: entrevistas a directivos de grandes empresas y consultores en selección de RR.HH. sobre el perfil de educación requerido para postulantes y futuros trabajadores, profesionales a incorporar. Grado de empleabilidad de la oferta actual de RR.HH. Desajustes.
    5. La educación como parte de los programas de responsabilidad social: entrevistas a directores de Sustentabilidad y/o Responsabilidad Social en el ámbito empresario y a responsables de programas de inversión social privada de organizaciones de la sociedad civil sobre el peso relativo de la educación en sus programas y la eficacia de los mismos.

    Académicos, especialistas, funcionarios entrevistados:
    Especialistas y funcionarios: Inés Aguerrondo, José Luis Alvarez (Mendoza), Elena Duro, Alieto Guadagni, Silvina Gvirtz, Gustavo Iaies, Guillermo Jaim Etcheverry, Juan José Llach, Mariano Narodowski, Claudia Romero, Juan Carlos Tedesco, Alfredo Van Gelderen.
    Iglesia: Jorge Casaretto, Daniel Goldman.
    Políticos: Laura García Tuñón, Virginia González Gass.
    Referentes: Roberto Cortes Conde, Ernesto Gore, Santiago Kovadloff, Manuel Mora y Araujo.
    Directivos de avanzada: César Ceballos, Patricio Ferrario.
    Las entrevistas a los actores del sistema educativo (educadores, estudiantes, padres) se realizaron en la ciudad de Buenos Aires, localidades del interior de la provincia de Buenos Aires, Mendoza, Misiones, Jujuy, San Luis.
    Respondieron generosamente directivos y/o ejecutivos de las empresas: Arcor, Bagó, Banco Galicia, Cablevisión, Caffard, Coca-Cola, Danone, Grupo Clarín, Mayca Palacios, Molinos Río de la Plata, Natura, Telecom, Seguros San Cristóbal.
    Formaron parte del estudio las organizaciones: American Chamber, Cimientos, CREA, GDFE (Grupo de Fundaciones y Empresas afines a la Educación), Fundación Leer, Fundación Lúminis, Pastoral Social, Proyecto Educar 2050, Red de Comunidades Rurales, Unicef.

    1. Encuadre: antecedentes

    Educación en la Argentina: gran extensión dentro de la población. Al menos 1 de cada 4 habitantes del país es un estudiante dentro del sistema (ciclo inicial, primario y secundario) = 9.860.000 en 2010
    En ese mismo año los docentes casi totalizaban 1.000.000 de profesionales.
    La escolarización (en población hasta 29 años) registró crecimiento significativo desde 1960 hasta 2001.
    Entre 2001 y 2010 creció significativamente la matriculación inicial y universitaria y más levemente la escolarización secundaria.
    En circunstancias en que se reconoce internacionalmente el alto valor de la educación inicial pues provoca importantes saltos cualitativos en la formación posterior (el presidente Obama comunicó recientemente importantes inversiones para garantizar la escolarización “de calidad” de niños de 3 años), la Argentina aún tiene una deuda significativa en este contexto.
    La provisión diaria de educación podría asimilarse a la de una gran usina láctea que no puede detenerse.
    Como mínimo a lo largo de 180 días hábiles se brinda un servicio personalizado, aproximadamente en 43.000 establecimientos educativos en los 24 distritos del país: Primaria: 23.000, Secundaria: 14.500, Otros: 5.500 ¿Qué red logística podría compararse?
    Y es en la provincia de Buenos Aires donde el sistema alcanza su máxima complejidad.
    Aproximadamente: 4.500.000 estudiantes y 450.000 docentes. La relación alumnos/docente es allí de 10/1 cuando a escala nacional es de 16/1, y en Chile alcanza a 22/1).

    Gestión estatal y gestión privada
    Entre 2002 y 2010 se estancó la población en escuelas públicas de gestión estatal y creció en escuelas de gestión privada. Desde 2011 se acentuó la tendencia de “Fuga hacia la escuela privada”.
    Hay gran heterogeneidad y divergencia entre las jurisdicciones: en la Ciudad de Buenos Aires el sector privado es similar al de Chile, alcanza a 50% de los alumnos.
    En las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, las más pobladas, casi un tercio de los alumnos asiste a escuelas privadas.
    Gran parte del NEA y NOA, con altos niveles de pobreza, tiene una oferta mayoritariamente estatal. Así, Chaco, Formosa o La Rioja registran menos de 10% de su matrícula en escuelas privadas.
    Las provincias patagónicas tienen bajos niveles de pobreza y alta proporción de alumnos en escuelas estatales gracias al alto financiamiento educativo.
    Según Axel Rivas: “La gran brecha existente entre el sector estatal y privado se refleja en que 92% del tercil de menores ingresos asiste a escuelas públicas y 58% del tercil de mayores ingresos asiste a escuelas privadas. Eso nos muestra una sociedad donde sus estratos más altos se educan mayoritariamente en escuelas privadas y sus sectores más pobres asisten casi exclusivamente a escuelas estatales”.

    Inversión en educación
    La inversión en educación es determinante en la consecución de las metas que se establezcan. El dinero no lo resuelve todo, pero sin recursos no se puede construir suficientes establecimientos para escolaridad inicial, extensión de jornada completa, no se puede invertir en equipamiento y mantenimiento de instalaciones y recursos didácticos, ni se podrá jerarquizar la profesión docente mediante remuneraciones acordes a su rol.
    La ley de financiamiento educativo (2005) estableció la meta de 6 % anual del PBI y vinculó esos recursos a inversiones específicas. Hubo incumplimiento en ambos aspectos. El monto total invertido (luego de ajustar cifras de las cuentas nacionales) no superó 5,3%. La mayor parte de los recursos incrementales se destinaron a recuperar la remuneración docente, pero esto no revirtió en mayor satisfacción ni mejores logros porque la brecha respecto de las expectativas sigue siendo muy alta.
    El Estado nacional realizó una importante inversión en la construcción de casi 2.000 nuevas escuelas y en mantenimiento, sin embargo la deuda en infraestructura es muy relevante.
    Es notable la diversidad de calidad constructiva de escuelas públicas de gestión estatal según jurisdicción, nivel socioeconómico de las comunidades que las rodean, entorno urbano o rural.
    El ambiente de aprendizaje no es indiferente, es el primer indicador de la importancia asignada a la educación, envía un mensaje: “dignifica” o desmerece la escuela.
    Es más, la precariedad de algunos establecimientos atenta seriamente contra el clima organizacional y el entusiasmo de alumnos y docentes.
    A las carencias de infraestructura edilicia, se agrega en muchos casos la insuficiencia de instalaciones (laboratorios, comedores), de recursos y materiales didácticos, equipamiento de bibliotecas, sitios web con adecuada conexión.

    Calidad de la educación en la Argentina
    Según relevamiento del Ministerio de Educación de la Nación: solo 50% completa la secundaria en el tiempo previsto (otras fuentes hablan de 43%). Los jóvenes NiNi (ni estudian, ni trabajan, están entre 15 y 24 años) son alrededor de 900.000. Aproximadamente 20% de su tramo etario.
    Los resultados de las pruebas ONE (Operativo nacional de Evaluación) de 2007 vs 2010 exhiben un mediocre desempeño y leves modificaciones según materia: mejora matemáticas, empeora lengua.
    La declinación en lengua preocupa pues es la base e instrumento para la comprensión de cualquier otra disciplina que se desee estudiar.
    Los resultados varían muy significativamente por jurisdicción penalizando al norte del país.

    Condicionantes de la educación
    El nivel socioeconómico incide fuertemente en la educación en la Argentina. Abunda la literatura internacional (McKinsey produjo un excelente reporte en 2012) que analiza los factores que condicionan los resultados de la calidad en el aprendizaje.
    Uno de ellos es el nivel socio-económico del estudiante y su ámbito de pertenencia, el consecuente capital educativo con que el alumno ingresa al sistema y el tipo de apoyo que podrá recibir durante su trayectoria.
    Sea cual fuere la fuente que se adopte, aproximadamente 20% superior de la pirámide concentra 50% de la riqueza y 20% inferior accede a 5%. Estallan las diferencias en los cordones urbanos marginales y áreas rurales donde la falta de desarrollo social maximiza las limitaciones.
    Es fácil entonces anticipar que el diferente acceso a la educación reproduce privilegios o marginación.

    Comparación internacional
    La prueba PISA (Program for International Student Assessment) que desarrolla la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) tiene el objetivo de evaluar la calidad de la enseñanza, la equidad en los logros (al relacionar el nivel socio económico de los entrevistados con los resultados del test) y las diferencias entre escuelas de gestión estatal o de gestión privada.
    Es, naturalmente, una visión parcial de los logros educativos (mide conocimientos de matemáticas, lenguas y ciencias); no atiende a destrezas específicas ni a la incorporación de valores sociales o cívicos, pero su restricción no la desmerece. Es preciso apreciarla en lo que brinda.
    En la Argentina, en agosto 2012, se tomaron pruebas a 5.900 alumnos de 22 jurisdicciones, seleccionados de un universo total de 510.000 estudiantes de 15 años de edad.
    Como conclusión, en las pruebas PISA 2012, Latinoamérica, en conjunto, va a la zaga en todas las evaluaciones. La Argentina tiene un pobre desempeño en ese ámbito: 44 % de los adolescentes no alcanza el mínimo nivel de comprensión de textos.
    Los alumnos argentinos son los que: más faltaron, más creen que no hay condiciones adecuadas para la clase, los menos felices en la escuela.
    En la Argentina en las pruebas de matemáticas (donde se focalizó la medición de 2012), hay relevantes brechas en los resultados: los estudiantes rurales están casi un grado escolar atrasados.
    Los de nivel socioeconómico bajo están casi dos grados escolares por detrás de los NSE altos.
    En la Ciudad de Buenos Aires las escuelas con menor NSE están tres grados escolares por detrás de las de mayor nivel.
    Los estudiantes de superior NSE logran valores promedio similares a la clase baja de EE.UU.
    Desde la primera medición del año 2000 se observa empeoramiento en términos de equidad, se amplió la brecha entre estudiantes de mayor y menor desempeño, agravándose los de la población de bajos recursos.
    En síntesis, la calidad del aprendizaje en la Argentina muestra logros, como la mejoría de algunas jurisdicciones en las pruebas ONE. Pero también sombras: grandes diferencias territoriales que penalizan a las provincias más pobres (NEA y NOA).
    Grandes diferencias por NSE que castigan al sur de la ciudad de Buenos Aires, el sur y oeste del Conurbano Bonaerense. Estancamiento de la calidad educativa según PISA, y agravamiento de la falta de equidad y justicia educativa.