El Observatorio de la Economía Mundial de la Escuela de Negocios de la Universidad Nacional de San Martín lanzó en el número uno de su boletín, un trabajo sobre la década y la coyuntura económica internacional realizado por Jorge Remes Lenicov, con la colaboración de Anahí Viola y Patricia Knoll.
Si bien se hace hincapié en que las revisiones del FMI y Cepal sobre la evolución de las economías han sido a la baja, aún prevé un crecimiento de 3% para 2013 y 3,4% para 2014, inferior al 5% pronosticado para el conjunto de las economías en desarrollo a las que la región pertenece.
Esa ha sido precisamente una constante en el proceso expansivo que se vivió desde el comienzo del siglo. Que América latina cre-ciera menos que cualquier otra región de los países en desarrollo.
En la última década, el crecimiento asiático, los muy buenos precios de los commodities, el aumento de las inversiones directas, la liquidez y la reducida tasa de interés permitieron tener un contexto muy favorable para todos los países en desarrollo; algunos lo aprovecharon y otros se dejaron estar y cayeron en la trampa de la “enfermedad holandesa”.
En América latina, los términos del intercambio entre 1990 y 2002 habían crecido 11,6%, mientras que entre 2002 y 2012 lo hicieron en 33,9%; en la Argentina cayeron 5% y aumentaron 24,8%, respectivamente.
Destaca precisamente el análisis de la coyuntura que una de las debilidades de muchos países latinoamericanos ha sido su alta dependencia de los recursos naturales y de ventas muy concentradas hacia China y la UE, y la primarización de las exportaciones y el retraso cambiario. Y que otra gran falencia ha sido que tampoco se aprovechara la excelente coyuntura para que la expansión resultara sostenible.
De ahí que el Observatorio de la UNSM subraye que “es fundamental repensar la estrategia de desarrollo donde se ponga énfasis en el aumento de la acumulación de capital y la productividad, la transformación del Estado para brindar más y mejores servicios, en particular la educación y la investigación, y cambiar los patrones de producción y distribución para crecer sostenidamente y reducir los elevados grados de desigualdad y pobreza”.
El comportamiento de la década
Durante la primera década del siglo 21, el mundo creció un poco menos que en la última del siglo pasado (2,5% vs 2,8% anual).
La diferencia es que en este siglo el crecimiento se debió fundamentalmente a los países en desarrollo (PED): mientras estos crecieron 5,8%, los países desarrollados (PD) lo hicieron solo en 1,5% (en la década anterior fue de 3,6 y 2,7%, respectivamente).
Por eso es que se está profundizando el cambio de la geografía económica, donde los países en desarrollo aumentan su participación en el PIB mundial y China es la estrella. América latina tuvo un buen comportamiento pero el de las otras regiones de los países en desarrollo fue mejor.
La gran recesión de 2008/09 iniciada en el sistema financiero de EE.UU. y rápidamente extendida a Europa se generó por el proceso de desregulación y la falta de controles. Tuvo tres consecuencias: a) afectó a todo el mundo, con caída del PIB y aumento del desempleo; b) los PD perdieron instrumentos de política por el alto endeudamiento público y privado, el elevado déficit fiscal y las tasas de interés próximas a cero; c) los PD deberán cambiar de modelo de crecimiento porque el basado en el endeudamiento privado para compensar el estancamiento de los salarios reales ha llegado a su límite. Frente a la crisis los países desarrollados actuaron rápidamente con políticas contra cíclicas pero al poco tiempo la Unión Europea (UE) cambió de estrategia mientras que EE.UU. mantuvieron los incentivos: 2012 en relación a 2008 el PIB de la UE fue 1% menor mientras que el de EE.UU. fue 3% superior. Por el contrario, los países en desarrollo salieron rápidamente y el nivel de su PIB es bastante superior al de 2008.
La globalización se profundiza: el comercio crece más que el PIB, las inversiones extranjeras directas y el sistema integrado de producción continúan avanzando y los capitales financieros siguen teniendo amplio espacio para sus movimientos.
Por eso es que a pesar de la crisis las corporaciones multinacionales y los grandes bancos siguen ganando posiciones aunque en términos territoriales los principales beneficiados fueron los países en desarrollo.
Peor distribución del ingreso
La distribución del ingreso empeora y baja la pobreza. La reforma y la nueva arquitectura financiera internacional avanzan muy lenta y parcialmente, y los organismos internacionales poco se han modificado a pesar de su pobre actuación durante la crisis y el cambio del peso relativo de los países desarrollados y de los países en desarrollo.
Si bien la creación del G20 es un hecho positivo, solo recomienda políticas; a futuro, para que las mejoras sean sentidas por todos es necesario cambios políticos a escala supranacional.
Otra característica de la década ha sido el excelente comportamiento de los precios de las materias primas, producidas fundamentalmente por los países en desarrollo.
En América latina, los términos del intercambio entre 1990 y 2002 crecieron 11,6%, mientras que entre 2002 y 2012 lo hicieron en 33,9%; en la Argentina cayeron 5% y aumentaron 24,8% respectivamente.
Cuando se observan los precios de productos específicos el comportamiento positivo se acrecienta porque muchas materias primas han visto más que duplicar sus precios en una década: cobre, hierro, estaño, níquel, plomo, oro, petróleo, gas, carbón, soja (aumentó 165%), trigo, maíz, arroz, colza, azúcar, banana, caucho, etc. Los que más aumentaron fueron los de la energía, seguidos por los metales y minerales y por los productos agropecuarios.
El nivel de julio de 2013 en relación al promedio de últimos 25 años fue superior en los tres grupos de productos. Por cierto que el impacto positivo sobre los países en desarrollo dependerá del grado de concentración de las exportaciones en estos tipos de productos.
Finalmente, la década ha gozado de un muy buen nivel de liquidez y después de la crisis a la vez que el flujo de fondos hacia los países en desarrollo aumentó, las tasas de interés que ya eran relativamente bajas se redujeron a niveles nunca vistos desde la II Guerra Mundial.
Las inversiones extranjeras directas (IED) también han ido en ascenso llegando a US$ 1,3 billones (millones de millones) –tres veces el PIB de la Argentina– como promedio anual en los últimos 10 años (2003-12).
El destino se divide por partes iguales entre los países desarrollados y los países en desarrollo, y dentro de estos últimos, 50% fue a Asia, fundamentalmente China y Sudeste asiático. América latina recibió anualmente US$ 107.000 millones, siendo Brasil, México, Chile y Colombia los principales receptores.
Ambos factores, la liquidez y la IED, han ayudado a financiar el acelerado crecimiento de los países en desarrollo.
Conclusión: en la última década, el crecimiento asiático, los muy buenos precios de los commodities, el aumento de las inversiones directas, la liquidez y la reducida tasa de interés permitieron tener un contexto muy favorable para todos los países en desarrollo; algunos lo aprovecharon y otros se dejaron estar y cayeron en la trampa de la “enfermedad holandesa”.
El mundo sigue creciendo
Después de la gran recesión el mundo comenzó a crecer nuevamente pero ahora se está desacelerando. Según el FMI, en 2013 el crecimiento mundial será igual al de 2012: 3,1% cuando hace seis meses se esperaba un crecimiento mayor.
¿Qué sucedió?: desaceleración del crecimiento de los grandes países en desarrollo, recesión en la UE y lentitud en la expansión estadounidense; en Japón, por el contrario, el crecimiento superó las expectativas.
La revisión a la baja es más intensa en los países en desarrollo que en los PD.
Para 2014 el FMI prevé una expansión de 3,8% del PIB mundial porque los factores que últimamente han frenado el crecimiento perderán fuerza, pero eso sucederá solo en forma gradual. El comercio mundial también se desacelera: 3,1% para 2013 y 5,4% en 2014 impulsado fundamentalmente por los países en desarrollo.
En 2013, los PD crecerán 1,2% y en 2014 2,1%.
• En EE.UU., el crecimiento aumentaría a medida que se desacelere la consolidación fiscal y que la demanda privada siga siendo sólida.
• En Japón, el crecimiento de 2013 se debe al impulso dado por la confianza y la demanda privada gracias al cambio de la política económica.
• La UE comenzó a salir de la recesión a mitad de 2013, sigue con alto desempleo (12,1%) y retomará, aunque lentamente, el crecimiento en 2014.
• En esta región prevalece la idea de que hay que continuar con la restricción fiscal hasta llegar a 3% del PIB y no bajar más la tasa de interés ni expandir la oferta monetaria, y apoyar a los bancos con dificultades y reestructurar la deuda de los países más comprometidos a cambio de reformas estructurales.
La salida será muy lenta y sobre todo muy costosa: hay 26 millones de desocupados. Alemania sigue siendo la locomotora mientras que las situaciones más graves siguen estando en los países del Mediterráneo, los que tardaran muchos años en alcanzar el PIB previo a la crisis y en reducir la desocupación, que en varios de ellos supera el 25%.
Según el FMI, el crecimiento de los países en desarrollo en 2013 sería de 5%, algo superior al de 2012 y proyecta 5,4% en 2014.
Durante los últimos tiempos se alimentó mucha expectativa por los PED y en particular con los más grandes (China, India, Brasil, Rusia, México y Sudáfrica). Se decía que con sus grandes poblaciones y rápido crecimiento, pronto se convertirían en algunas de las mayores economías del mundo. Pero estos, como muchos otros países en desarrollo, han sufrido una desaceleración económica.