Por Rubén Chorny
¡Menudo estreno de su cargo de primer ministro chino le tocó a Li Keqiang! Cruzó a Nueva Dehli para quedar casi tan cara a cara con su par indio, Manmohan Singh, como apenas tres meses antes lo habían estado las tropas de ambas potencias asiáticas en Cachemira oriental.
Del repliegue militar y saltar el laberinto fronterizo sobre el Himalaya, China e India pasan a estar otra vez frente a frente, pero para ver cómo suman sus economías, aprovechan el liderazgo regional y van en bloque a negociar con el mundo.
Simultáneamente, Barack Obama y el vice Biden también trascendieron la pirámide de Washington y salen a conectarse con el que EE.UU. veía hasta no hace mucho como “patio trasero”. Y Hollande y Merkel deponen la rivalidad ancestral de Francia y Alemania en aras de un denominador político común continental, que exprese como bloque lo que una sola moneda, el euro, no logró inducir.
Pero en la parte más austral de América, la emergente, los cortocircuitos en comercio e inversiones llevan dos años interfiriendo en el proceso de integración de Brasil y la Argentina, impulsado en la década pasada por los ex presidentes Lula y Néstor Kirchner. Hasta el organizador de una cumbre componedora entre Dilma y Cristina de fines de año pasado en Cardales, Ignacio de Mendiguren, se resigna a reconocer que “viene quedando retrasada en este nuevo mapa mundial”.
Es que a pesar de que “las dos Presidentas dieron un giro de 180 grados, empezaron a reunirse en forma personal y hacer las bilaterales con los miembros de los gabinetes, con lo cual la decisión política al más alto nivel regional quedó tomada”, según remarca el dirigente fabril, pasado el verano hubo un nuevo retroceso a nivel de los cuadros técnicos y operativos para descontaminar la integración. Ni siquiera las sonrisas forzadas en la foto protocolar en la última visita de Dilma pudieron disimular el disgusto de ambas mandataria, a punto tal que la brasileña desistió de pernoctar en el país y pegó la vuelta antes de lo programado.

Ignacio De Mendiguren
La mediación de Lula
Cultor de la política de “paciencia china” en pos del objetivo superior de mancomunar las economías de los dos países, Luiz Inácio “Lula” Da Silva tuvo que emprender a la semana siguiente una misión. Ante Cristina, Boudou, los legisladores, y en la embajada con intelectuales, referentes políticos y sociales de distintas corrientes de pensamiento exhortó: “Tenemos que trabajar en una doctrina de la integración”.
Les refrescó la estrategia: diseñar políticas de largo plazo, sistematizar el intercambio regional en los distintos estamentos desde la perspectiva de Unasur y Mercosur, aprovechar que ambas jefas de Estado de América del Sur estén en G-20 para…
Entusiasta y tenaz, De Mendiguren interpreta la exhortación de Lula: “Más allá de aterrizar en problemas concretos, como los casos de las zapatillas o las telas, tenemos que tener una decisión clara de integrarnos, porque la no integración dejó hoy de ser una opción, y por lo tanto, no queda otra que crear esa doctrina que acelere los principios de la voluntad política, de la necesidad empresaria, porque si no, nos zambullimos a analizar los pormenores de los negocios chicos y terminamos encallados”.
El jefe saliente de la Unión Industrial Argentina porta un listado con las potencialidades sumadas de las economías de Brasil y la Argentina y se la recita a quien se le pone adelante:
“Estaríamos hablando de un mercado de 250 millones de habitantes, entre los dos representarían la quinta economía mundial, generamos más de 70% del PIB de América del Sur (74% del PB industrial del continente), tenemos más de medio millón de establecimientos industriales, o sea, que reunimos más de 80% de la industria de la región. Entre ambos producimos 25% de la proteína vegetal a escala global, con toda la oportunidad que significaría su industrialización. Somos los sextos productores mundiales de automóviles, estamos en camino de superar las 5 millones de unidades. Brasil es el segundo productor de mineral de hierro y la Argentina el principal exportador mundial de biodiésel. Entre los dos juntamos 55% de las reservas mundiales de litio, y así podríamos seguir todo el día”, desarrolla leyendo el apunte en tono pausado.

Dante Sica
–¿Por qué frente a tan avasallantes argumentos cualquier palo para la rueda?– lo interrumpe Mercado.
–Está en nosotros, bueno, en el sector privado, avanzar –asume– independientemente de lo que a veces marque el sector público, que tiene otro ritmo.
–Está en nosotros, bueno, en el sector privado, avanzar –asume– independientemente de lo que a veces marque el sector público, que tiene otro ritmo.
–¿Por dónde se empieza?
–Partiendo de la decisión política, del nivel de negocios en marcha, hay que empezar en forma concreta por sectores donde es más fácil avanzar: por ejemplo, hay necesidad de complementación en el sector naval, en el automotor. Es clave que termine un nuevo acuerdo porque están involucradas empresas de los dos lados. Lo mismo en el farmacéutico; son muy complementarios, y después vienen los que tienen mayor participación pública, como el de hidrocarburos, el nuclear, el de la aviación.
–Partiendo de la decisión política, del nivel de negocios en marcha, hay que empezar en forma concreta por sectores donde es más fácil avanzar: por ejemplo, hay necesidad de complementación en el sector naval, en el automotor. Es clave que termine un nuevo acuerdo porque están involucradas empresas de los dos lados. Lo mismo en el farmacéutico; son muy complementarios, y después vienen los que tienen mayor participación pública, como el de hidrocarburos, el nuclear, el de la aviación.
Limpiar la mesa
Experto en vínculos regionales desde que dirigiera en los años de apogeo del Mercosur la Fundación Export-ar, que componen la Cancillería y empresas que tienen en la Aduana el norte de su estrategia de negocios, Marcelo Elizondo no subestima el efecto causado por “las restricciones a las importaciones puestas en marcha el año pasado, básicamente en manos del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, al igual que la salida de Vale y que se esté yendo Petrobras, más allá de que tenga que ver con una política empresarial”.
Recomienda limpiar la mesa: desactivar las licencias no automáticas, las de DJAI argentinas y volver al espíritu de libre comercio entre los socios.
Recomienda limpiar la mesa: desactivar las licencias no automáticas, las de DJAI argentinas y volver al espíritu de libre comercio entre los socios.
El hoy titular de Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI) advierte que el intercambio discurre “pensando en términos compramos menos, vendemos más, que se basa en datos del pasado reciente, cuando lo que se impone es reagendar un programa de mejora en el vínculo entre sí y hacia terceros mercados”.
Recuerda que “no nos podemos dar el lujo de tener una relación empantanada ya que estar impedidos de firmar ningún tratado internacional de libre comercio si no se hace a través del Mercosur, que sería quien lo prohíbe”.
Lamenta que el bloque económico que la Argentina comparte con Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela sea el único latinoamericano que retrocedió el año pasado, cuando el Pacto Andino, ALADI en general, el Mercado Común Centroamericano, la parte latina del NAFTA, que integra México, todos tuvieron un incremento en sus negocios”.
Su conclusión: “Está faltando un plan de trabajo a 10 años de nuestros países, estamos muy sobre la coyuntura”.
Aspira Elizondo a que se reactive Mercosur y firme acuerdos económicos y comerciales, por ejemplo, con la Unión Europea; también a pensar en los mercados emergentes asiáticos, como Indonesia, Malasia, e inclusive hacer como los países latinoamericanos andinos con China; y con otros no asiáticos de creciente relevancia en el mundo, como Sudáfrica, Turquía.

Marcelo Elizondo
Desequilibrios macroeconómicos
Uno de los 30 invitados a la reunión con Lula en la embajada de Brasil, el ex secretario de Industria y Minería, Dante Sica, llamó la atención sobre que Brasil se transformó en los últimos años en el principal inversor de capital y proveedor de bienes.
Evaluó: “Quizá en eso haya sido el mayor ganador. La Argentina aún tiene mucho terreno por delante en el mercado brasileño pero la oferta de productos, por distintos factores, ha tenido mayor dificultad, ya sea por competitividad, decisión o por los mercados brasileños y, si bien ha habido una corriente de inversiones, fue menor que la que vino a la Argentina”.
Rescata Sica el fuerte aporte empresarial y tecnológico en el mercado brasileño de agrobusiness, en especial con la soja.
Explica que “en los últimos dos años, este proceso de integración se tiende de alguna manera a estabilizar, lo cual se explica más por los factores locales, por lo que ha sido el cambio de reglas de juego y los desequilibrios macro en la economía argentina”.
Atribuye a esta suerte de impasse que se haya puesto en suspenso o se le haya quitado ritmo a algunos proyectos de inversión, a que se generaran muchas dificultades en el comercio y a que últimamente algunas empresas brasileñas estén en proceso de salida, como el caso de Vale, de Eco Piazza y lo que está sucediendo ahora en el sector frigorífico.
La conclusión a la que llega Sica tras el diagnóstico expuesto a Mercado es que “hoy la relación está en un punto de equilibrio muy bajo y altamente inestable, donde ya del lado de la diplomacia brasileña se evidencia un poco de cansancio, en términos de lo que han sido los incumplimientos reiterados, de falsas promesas en acuerdos que se han hecho en los últimos años. En especial porque empiezan a mirar que cada vez que hay un freno a las importaciones brasileñas, ese lugar que dejan no lo recupera la industria nacional, sino que es ocupado por otros jugadores, en especial China”.
–¿Estamos entonces más lejos o más cerca de un entendimiento?
–Es claro que la Argentina y Brasil necesitan tener un ámbito cooperativo de actuación. No solo mirando los bloques sino el posicionamiento internacional. Y para eso lo ideal sería coordinar las políticas macro, pero aunque sea habría que llegar a reglas de juego, cumplir los acuerdos, estabilizar el marco de las negociaciones e intentar eliminar toda desconfianza y las rispideces que han surgido en los últimos años, a fin de volver a construir lazos mucho más cooperativos que nos permitan tener una presencia fuerte en todo el continente y también afrontar el gran desafío de competitividad que les genera a nuestras industrias la impronta de la industria asiática. Esta es la principal dificultad para iniciar el proceso de integración, porque más que abrir se lo enfrenta cerrándose. De hecho la forma en que maneja su administración del comercio, control de cambios, etc., genera cada vez más dificultades en el relacionamiento con el resto del mundo.
–Es claro que la Argentina y Brasil necesitan tener un ámbito cooperativo de actuación. No solo mirando los bloques sino el posicionamiento internacional. Y para eso lo ideal sería coordinar las políticas macro, pero aunque sea habría que llegar a reglas de juego, cumplir los acuerdos, estabilizar el marco de las negociaciones e intentar eliminar toda desconfianza y las rispideces que han surgido en los últimos años, a fin de volver a construir lazos mucho más cooperativos que nos permitan tener una presencia fuerte en todo el continente y también afrontar el gran desafío de competitividad que les genera a nuestras industrias la impronta de la industria asiática. Esta es la principal dificultad para iniciar el proceso de integración, porque más que abrir se lo enfrenta cerrándose. De hecho la forma en que maneja su administración del comercio, control de cambios, etc., genera cada vez más dificultades en el relacionamiento con el resto del mundo.
¿Cuál sería el próximo capítulo de esta novela? De Mendiguren ensaya una especie de calendario tentativo: “las Presidentas nos propusieron a los sectores privados de los dos países que avanzáramos en propuestas concretas y eso es lo que estuvimos haciendo, a través de la cumbre de Cardales, y está previsto que hagamos otra en San Salvador, Brasil, dentro de poco, con la presencia de ambas mandatarias también. Pero esta iniciativa debe ser derivada a los profesionales, como cuando en el sector privado se analiza la fusión o la complementación entre dos sectores o de dos empresas, para que se hagan cargo de darle forma”.
Es un modo sutil de advertencia de que el desarrollo embrionario de “Brasiltina” otra vez podría quedar obstruido por los enredos burocráticos.