Por Florencia Pulla
No se necesita un gran esfuerzo mental para imaginar –o, para los inmigrantes digitales, un mejor verbo sería “recordar”– cómo era la vida antes de la masificación de las computadoras o la popularidad de las redes sociales.
En el periodismo, por ejemplo, no había computadoras con procesadores de texto sino máquinas de escribir que hacían clac clac clac en redacciones llenas de humo. No había Dropbox para pasar notas en caso de ser freelancers –de hecho, no existía el monotributo y el freelanceo como tal se reducía a colaboraciones permanentes en diarios y revistas– ni tampoco servidores todopoderosos que permitiesen acceso remoto al webmail de la empresa.
Buscar información no era entonces una tarea de escritorio: hoy googlear un archivo es la norma. Antes “archivos” se llamaban a habitaciones enteras, verdaderos coliseos llenos de recortes de diarios y revistas, en los que había que zambullirse sin respirador para buscar un dato olvidado. Lo mismo sucedía en las compañías: solo un puñado contaban con supercomputadoras difíciles de refrigerar y los archivos de Excel eran libros de contaduría pesados y llenos de tachaduras.
Si algo ha hecho la tecnología en los últimos 30 años fue democratizar el acceso a la información; nivelar el terreno para que aquellos que tengan una computadora tengan, también, una ventana al mundo. En las empresas eso significó mayor eficiencia en procesos, implementar soluciones que reduzcan costos, abrirse a nuevas inversiones. En el periodismo: cierta flexibilización de horarios, lugares y tareas y la posibilidad de hablarle a una audiencia global, más amplia que la original.
Década a década
Intel tuvo mucho que ver en todo este proceso de transformación y así lo cuenta en su “Guía práctica Intel para periodistas”. Esteban Galuzzi, gerente general para Intel Cono Sur, explica un poco de qué se trata. “La guía recorre la historia de la tecnología tomando como punto de partida 1971, el año clave en el que los ingenieros de Intel concibieron la forma de reducir el tamaño y el costo de los componentes que hacían “pensar” a las calculadoras y computadoras. Al inventar el microprocesador, Intel sentó las bases para que la velocidad a la que estos cerebros electrónicos trabajaban pudiera empezar a aumentarse. Fue una idea revolucionaria que, todavía hoy, vive dentro de cada tableta y cada teléfono inteligente”.
Básicamente para Galuzzi “cuando se habla de movilidad se habla de una idea que nació a principios de la década del 70, que llegó a las computadoras en la década del 80, que se expandió universalmente durante los 90 y que, a partir de la primera década del nuevo siglo, ha llegado miles de millones de dispositivos móviles”. Se auto-bautizan así como los abuelos de los dispositivos modernos, una genealogía que los favorece pero que no excluye a otros grandes jugadores de la computación que hoy son sus socios en miles de dispositivos.
La guía, que se compone de una línea en el tiempo que recorre la historia de la computadora personal y está plagada de estadísticas y descripciones, está pensada como glosario para periodistas que quizás no se dedican a IT. Pero también podría servir como un buen libro de referencia para cualquiera que intente comprender las grandes tendencias de IT como Big Data, movilidad, “la nube” o “Internet de todas las cosas”. Cuestiones complejas que rara vez se explican desde cero en libros, artículos o crónicas al darse –quizás erróneamente– por sentados, aquí encuentran su hogar, finalmente.
Incluso para los curiosos que quieren adentrarse en libros sobre grandes personajes o empresas de IT –y hoy los hay a montones, desde biografías sobre personajes carismáticos como Steve Jobs o Bill Gates hasta la historia de empresas revolucionarias como HP o Atari–, el glosario que puede encontrarse hacia el final ofrece definiciones interesantes para navegar cualquier mar de tecnicismos.
Aunque quizás lo más interesante sean las aplicaciones que Intel encuentra espacio para describir, aunque sea brevemente, en un fragmento del libro. No solo de negocios vive el hombre: el rol de Intel en educación, innovaciones verdes y en I+D para un mundo más colaborativo son cuestiones con las que rara vez se asocia al gigante de los microprocesadores. Un libro de consulta que no debería faltar en ninguna redacción o sala de conferencias.