Las cifras deprimen a quienes abogan por un mejor balance entre hombres y mujeres en los directorios de las empresas. De las 1.000 empresas más importantes del mundo, 49% tiene solo a una mujer, en el mejor de los casos, o a ninguna, en el peor, en los directorios. ¿Cómo hacen los defensores de la equidad de género para sentirse estimulados a seguir luchando cuando, a pesar de instalar la discusión, se ha hecho tan poco para saldarla?
El “techo de cristal”, un término creado por el periodismo desde las páginas del Wall Street Journal para designar una “barrera invisible” en la carrera laboral de las mujeres que limitaba su promoción a tareas de más responsabilidad, se ha hecho más resistente que nunca. Al no existir leyes o dispositivos sociales establecidos que impongan limitación alguna es difícil entender por qué todavía son tan pocas las mujeres en puestos directivos.
Sin embargo, según Joanna Barsh, Sandra Nudelman y Lareina Yee, profesionales de McKinsey y autoras del reporte “Lessons from the leading edge of gender diversity” estamos más cerca de hacer añicos el vidrio que impide el progreso. Entrevistaron a 22 directores de empresas y a un sinnúmero de profesionales mujeres, tanto en sus primeros años de carrera como aquellas más maduras. Obtuvieron interesantes conclusiones sobre el espacio que tiene la diversidad de género en la cabeza de los jefes, la importancia de la cultura corporativa a la hora de promover el cambio y el valor de contar, especialmente en grandes empresas, con un buen sistema de reclutamiento que sea, por sobre todas las cosas, justo.
Los resultados se pueden organizar en cuatro categorías: la percepción de los CEO, el valor de la cultura corporativa, el rol de Recursos Humanos y la importancia de cultivar relaciones interpersonales.
La diversidad, una cuestión personal
Ser no es lo mismo que parecer. La mayoría de los directores de empresas se pasan el día hablando, y a veces hasta gritando, que están trabajando a favor de la equidad de género en sus directorios. Aunque la realidad muchas veces se interpone en la rápida aplicación de políticas, se percibe cierto aire de renovación: para ellos ha dejado de ser una cuestión financiera para convertirse en una cuestión de índole emocional.
En las entrevistas realizadas por el equipo de McKinsey, por ejemplo, casi todos rememoraron historias de su infancia relativas a las mujeres y su importancia y mencionaron que la equidad es parte importante de su sistema de valores. Para decirlo en resumidas líneas: creen que hay un beneficio al negocio si se aplican programas que vayan en contra de la discriminación y ayuden al talento a desarrollarse de la mejor manera posible. Sobran las anécdotas de cómo se logra en la vida empresarial pero faltan resultados.
Es que, en definitiva, se necesita más que las ganas del jefe y su aliento personal para lograr una transformación radical en las empresas. Desde las gerencias medias hasta el equipo de Recursos Humanos se debe lograr un compromiso para que esto suceda. El esfuerzo debe comenzar en la punta para luego derramarse, como la yema del huevo, por el resto de la organización. Para eso, es importante que los líderes establezcan sus expectativas claramente e insten a su equipo a pensar en proyectos más inclusivos, tal vez recontando estas historias personales que, parece, han calado tan hondo en sus vidas particulares.
Desafíos de la cultura corporativa
No vale generalizar. No todas las empresas son iguales. Aunque los números en abstracto parecen susurrar que todavía falta mucho para lograr la panacea que es ley – “igual trabajo, igual remuneración”– hay algunas organizaciones que tienen una larga relación con los derechos de las mujeres en el trabajo.
Contratar, como la compañía de seguros Aetna, a su primera empleada mujer en 1926 deja rastros imborrables en la cultura corporativa que ayudaron, luego, a que la flexibilidad de contratación sea mayor mucho antes que la del resto de las empresas del sector. De alguna manera, esa primera mujer creó el camino para las que vinieron después y posibilitó mayor amplitud mental puertas adentro.
Esto es cierto para toda clase de diversidad en el trabajo, no solamente la que refiere a las mujeres. La clave, dijeron los CEO entrevistados, es crear un ambiente de trabajo antropocéntrico: es decir, centrado en el hombre, y en su naturaleza flexible y empática. Es la única manera, dicen, de posibilitar el crecimiento profesional para todas las minorías.
Siguiendo esta línea de pensamiento resulta lógico entender por qué algunos programas no sirven. Proveen, al principio, esa chispa indispensable pero el entusiasmo puede perderse. Se necesitan crear hábitos, desde la punta a la base, que inspiren a los empleados a querer dar lo mejor de sí mismos todos los días.
Pero conseguir esto no es tarea fácil. Se habla de una transformación de muchas capas de la organización y es imposible que los líderes mantengan la cabeza fría, los pensamientos en la dirección correcta, durante el proyecto de transformación. La clave, como siempre cuando se habla de empleados y cultura corporativa, la tiene Recursos Humanos.
Existen tres áreas en las que RR.HH. puede realmente brillar en lo que diversidad se refiere: desarrollar talento, planear sucesiones dentro de la empresa y medir los resultados para reforzar el progreso ya hecho.
La marca detrás de la conocida sopa retratada por Warhol, Campbells trata de meter mano en estas tres cuestiones implementando un programa de formación para las mujeres de mayor talento. Ayuda que la CEO de la empresa sea una mujer, Denise Morrison, que ha puesto bajo su ala a sus mejores profesionales y se ha tomado el trabajo y el tiempo de ayudarlas a alcanzar altas metas profesionales.
Identificar talento femenino dentro de la compañía resulta crucial porque permite a los equipos especializados en Recursos Humanos planear el mejor camino para hacer añicos el techo de cristal. Cada persona es un mundo y, por lo tanto, su camino al éxito tiene que estar hecho a medida.
De poco vale que las empresas se den una palmadita en la espalda: aunque hoy existen muchos programas y prácticas para mejorar la vida de las mujeres puertas adentro de las empresas muchas veces resulta imposible lograr avances significativos. No se trata de llenar “cuotas” impuestas desde casas matrices sino de articular esfuerzos para lograr lo mejor para las empleadas mujeres pero también para el negocio.
De alguna manera, si se abre un espacio dentro de la compañía y no hay mujeres allí para llenarlo, alguien dentro de la organización debe comenzar a hacerse las preguntas adecuadas. Conviene moverse ahora e identificar a mujeres con potencial, crear oportunidades para ellas y medir los resultados una vez que lleguen a puestos gerenciales. Las cifras ayudarán a derribar el estereotipo de que las mujeres no sirven para los negocios.
Relaciones interpersonales
Como Morrison en Campbells, que supo orientar a sus mejores talentos hacia puestos de mayor responsabilidad dentro de la compañía, resulta fundamental que los jefes estimulen relaciones más estrechas entre los líderes de hoy y los del mañana.
No es algo menor. Muchas mujeres han actuado como modelos a seguir; demostrando, con su propia historia, que se puede. Además, saben hacer las preguntas adecuadas sobre políticas y planeamiento de sucesiones internas. Después de todo, el diálogo entre los directores y la gerencia es fundamental porque ayuda a entender qué se está haciendo para aumentar la diversidad y qué falta.
¿El problema? Las 1.000 compañías más importantes necesitan a más mujeres en sus directorios. Solo cuando se llegue a la cuota de tres mujeres por cada empresa valdrá la pena el esfuerzo del diálogo.
En definitiva, las mujeres que dirigen empresas son siempre una ventaja comparativa. Por eso se vuelve necesario darle prioridad a la búsqueda de talento y a su posicionamiento en roles clave dentro de la organización. La revolución femenina viene, lo quieran o no: quienes lo entiendan primero se verán beneficiados de cara al futuro.
Los interrogantes correctos
El directorio también debe preguntar sobre tecnología
El interés por la tecnología va en aumento y las empresas son cada vez más digitales. Por lo tanto, los miembros del directorio deben involucrarse en el tema y saber qué preguntas hacer cuando discuten la estrategia informática con los gerentes.
Algunas organizaciones ya están capacitando a los miembros del directorio para fortalecer la gobernanza en tecnología. La idea es que el directorio ayude a la gerencia haciendo las preguntas necesarias sobre tecnología. Claro que en un momento en que lo digital transforma todos los negocios no siempre es fácil saber cuáles son las preguntas correctas.
La particular situación de cada empresa decidirá, claro, el foco de la discusión y las preguntas especiales a formular. Pero, según el criterio de Paul Willmott, miembro director de la oficina londinense de McKinsey, cualquiera sea el sector, un director de cualquier empresa se beneficiará si toma las siguientes nueve preguntas como punto de partida para una fructífera conversación.
1. ¿De qué forma cambiará IT la base de la competencia en nuestro negocio?
La tecnología presenta hoy un escenario donde hay negocios atacados y negocios atacantes. Por ejemplo, el negocio de la banca tradicional está siendo atacado hoy por productos como Free Mobile, que permite a los comerciantes aceptar pagos directos online poniendo en peligro las soluciones tradicionales de pagos.
Para las empresas bien instaladas en muchos sectores, la tecnología se está convirtiendo en una escalada armamentista. Las empresas se desviven por incorporar tecnologías nuevas para reinventar la experiencia de sus clientes y captar market share.
Ante esta situación las preguntas a hacer son:
• ¿Quiénes son nuestros nuevos competidores?
• ¿De qué forma nos ayuda la tecnología a ganarle a nuestros competidores nuevos y tradicionales?
• ¿Cómo podemos usar la tecnología para entrar e mercados nuevos?
2. ¿Qué hace falta para superar las expectativas de nuestros clientes en un mundo digital?
Los consumidores han sido acostumbrados por líderes en e-commerce como Amazon y Apple a esperar una experiencia ultraconveniente y personalizada en tiempo real. Los atacantes en muchos sectores se están diferenciando de los tradicionales mediante conveniencia y servicio. La empresa Wonga de finanzas digitales, por ejemplo, cierra un préstamo en 15 minutos.
En consecuencia, crecen las expectativas de los clientes. Solamente satisfacer esas expectativas puede ser un gran esfuerzo para las organizaciones que no nacieron digitales. La barra subió demasiado para encantar a los clientes en el mundo digital. Lograrlo puede requerir enormes inversiones en tecnología.
Preguntas para hacer:
• ¿Cómo se compara la experiencia de nuestros clientes con la de los líderes en otros sectores?
• ¿Qué van a esperar nuestros clientes en el futuro y qué va a hacer falta para deleitarlos?
• ¿Tenemos planes para satisfacer o exceder esas expectativas?
3. ¿Nuestros planes de negocios reflejan todo el potencial de la tecnología para mejorar nuestro desempeño?
Los gastos en tecnología pueden ser altos, pero son relativamente pequeños si se los compara con su potencial para mejorar el desempeño operativo del negocio. La tecnología puede mejorar el desempeño del negocio aumentando ingresos (por ejemplo, usando big data para venta cruzada en canales digitales), reduciendo costos (automatizando procesos) y bajando los costos del riesgo (usando datos de medios sociales para mejorar los cálculos del riesgo). También puede tener un impacto negativo en el desempeño (reduciendo márgenes por mayor transparencia en precios).
Preguntas para hacer:
• ¿Se han cuantificado las oportunidades y peligros que presenta IT?
• ¿Nuestros planes actuales captan en su totalidad la oportunidad y neutralizan el peligro?
• ¿Cuál es el horizonte de tiempo de esos planes? y ¿se han incorporado en las proyecciones financieras para el negocio e IT?
4. ¿Nuestra cartera de inversiones tecnológicas está en línea con las oportunidades y peligros?
La cartera debería reflejar con claridad las oportunidades y peligros en juego. Los ejecutivos deben evitar la tentación de reutilizar las asignaciones del presupuesto del año anterior sin antes hacer una cuidadosa revisión. Las empresas deberían sopesar las oportunidades de ganancia y pérdida de corto plazo, plataformas de inversión de mediano plazo y apuestas de largo plazo.
Preguntas para hacer:
• ¿Nuestra cartera de inversiones en IT equilibra bien las necesidades de corto y largo plazo?
• ¿Tenemos procesos eficaces de aseguramiento de valor para mitigar el riesgo de ejecución?
5. ¿Cómo va a mejorar IT nuestra agilidad operativa y estratégica?
IT tiene un efecto importante sobre la agilidad operativa del negocio y también en la agilidad estratégica. Las empresas líderes usan IT continuamente para mejorar su agilidad comercial. Y la agilidad comercial está respaldada por la agilidad de la función misma de IT, o sea su habilidad para diseñar e implementar cambios a los sistemas rápidamente, a bajo costo y con poco riesgo.
Preguntas para hacer:
• Cómo se compara nuestra agilidad en IT frente a la de nuestros competidores?
• ¿De qué manera nuestros planes de IT aumentan la agilidad de nuestro negocio?
6. ¿Tenemos las capacidades necesarias para entregar valor a partir de IT?
La tecnología por sí sola no entrega valor. El valor se obtiene combinando IT con una clara estrategia, con la tecnología adecuada, con datos de alta calidad, con habilidades adecuadas y procesos simples. Cualquier eslabón débil en esta cadena llevará a una pobre entrega de IT.
Las organizaciones líderes evalúan activamente sus capacidades en estas dimensiones y se ocupan de sus puntos débiles. En muchos sectores, la escasez de talento entendido en IT está creando cuellos de botella. La mayoría de los ejecutivos puede, con la adecuada capacitación, aprender a manejar valor con IT. Pero la creación de capacidad debe comenzar en la cima.
Preguntas para hacer:
• ¿Tenemos las capacidades necesarias para extraer todo el valor de nuestros actuales sistemas de IT?
• ¿Cuáles son los eslabones más débiles en nuestras capacidades?
• ¿Tenemos ejecutivos entendidos en IT?
• ¿Cuál es nuestro plan para mejorar capacidades?
7. ¿Quién es responsable de IT y cómo hacemos para que responda?
En la mayoría de las organizaciones la responsabilidad en IT no siempre está bien definida. Hay funciones en la sombra, como los desarrolladores contratados en el departamento de Marketing para crear aplicaciones de medios sociales. Esos a veces están fuera del alcance de la función central de IT. Y si se crean cargos como director ejecutivo de datos o director ejecutivo digital se oscurece todavía más el panorama. Además, IT suele ser difícil de medir.
Las organizaciones líderes definen un claro modelo operativo de IT que determina exactamente quién es responsable de actividades como desarrollar aplicaciones, manejar datos o implementar soluciones en los procesos de negocios.
Preguntas para hacer:
• ¿Cuál es nuestro modelo operativo para IT? y ¿está alineado con nuestras prioridades de negocios?
• ¿Quién es responsable de generar valor con IT?
8. ¿Estamos cómodos con nuestro nivel de riesgo IT?
La ciberseguridad es un problema importante y grande de IT. La seguridad de todas las grandes empresas ha sido violada y los ejecutivos no entienden bien los riesgos. Pero los ciber ataques son solo una categoría del riesgo en IT. Una falla en un pequeño componente de software puede costar a la compañía mucho dinero en compensación a los clientes.
Las empresas necesitan un amplio sistema para manejar el riesgo tecnológico, que evalúe toda la gama de riesgos y ataque las causas, que pueden ser tecnología redundante, políticas equivocadas, procesos deficientes o insuficiente vigilancia.
Preguntas para hacer:
• ¿Comprendemos plenamente los riesgos que corremos?
• ¿Cómo medimos nuestro nivel de riesgo?
• ¿Cómo hacemos para reducir nuestro riesgo tecnológico en forma permanente?
• ¿Quién es responsable de vigilar el nivel de riesgo tecnológico?