El 25 de noviembre fue nombrado día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Por eso, en este mes Fundación Avon publica la Encuesta Regional de Opinión Pública sobre Violencia de Género, que analiza qué pasos atraviesan y qué obstáculos enfrentan las mujeres que buscan salir de una situación de violencia. La encuesta fue realizada en Argentina, Colombia, Ecuador y México, por Avon y Fundación Avon de la mano de Quiddity, y organizaciones del tercer sector en cada país. En nuestro país, el proyecto contó con el apoyo y participación de La Casa del Encuentro y ONU Mujeres.
“La ruta crítica son todas aquellas decisiones que toma una mujer que está atravesando una situación de violencia de género para salir de la misma. Decimos ruta crítica porque en ese proceso de pedir ayuda, de salir, que no siempre es rápido, que en general es complejo, que involucra muchos actores, con quiebres de comunicación entre un actor y otro. Muchas veces no saben para donde seguir, a quién acudir”, explica Ana Inés Álvarez, directora ejecutiva de Fundación Avon.
El informe reveló que entre los principales factores inhibidores para hablar el principal factor es el miedo. Un 40% de las encuestadas dijeron tener miedo a las consecuencias , y un 25% indicó que tiene temor directo a recibir amenazas. En segundo lugar, el factor inhibidor más importante es tener hijos a cargo. 7 de cada 10 consideran que tener personas a cargo es un desafío adicional a la hora de pedir ayuda, y las razones señaladas van desde no saber con quién dejar a cargo a los chicos (16%), sentir que el vínculo con los mismos se podría ver afectado negativamente (14%) o sentir que las personas a cargo iban a estar en peligro si pedía ayuda (11%).
En este sentido, el informe también destaca que, de quienes lograron separarse, el 64% de las mujeres que se divorciaron manifestaron que sus ex parejas no cumplen con la responsabilidad del pago de la cuota alimentaria, afectando el derecho de sus hijos/as. Tal es así que 4 de cada 10 víctimas de violencia de género no hablan por temor a no poder subsistir económicamente.
“Menos del 10% de las personas que atravesaron situaciones de violencia acudieron a dispositivos especializados, eso es un hecho significativo. Los datos que muestra la encuesta nos permiten precisar las estrategias de prevención y atención integral. Esta información nos da un insumo sustantivo para mejorar nuestra comunicación, clave para prevenir y erradicar las violencias”, añade Carla Majdalani, coordinadora Área de Erradicación de la Violencia basada en Género en ONU Mujeres Argentina.
¿Por qué no se pide ayuda?
Entre los factores más importantes para no hablar se señalaron además la vergüenza (34%) y la sensación de que nadie va a poder ayudarlas (30%) , ya sea por falta de herramientas o voluntad para ayudarlas, o por descreimiento: el 28% de las encuestadas señaló temor a que no les crean.
De acuerdo al informe, la vergüenza puede aparecer al intentar pedir ayuda a su entorno que puede juzgarla, y a su vez al momento de realizar una denuncia y sentirse expuesta en su privacidad ante personas desconocidas. En Argentina, una de las entrevistadas señaló “Ir a la comisaría era vergonzoso, tener que estar hablando de tus problemas delante de otras personas, contar, porque te preguntaban así, delante de todo el mundo a qué ibas”.
La encuesta se hizo a más de 2.000 personas de forma cuantitativa, profundizando en 24 entrevistas de índole cualitativa, para poder ahondar en las razones y sensaciones detrás de las respuestas. “Nos enorgullece haber participado en este proyecto que implicó para nosotros un gran proceso de aprendizaje y capacitación. Para poder explorar y entender la Ruta Crítica que viven las mujeres que sufren violencia de género desarrollamos una herramienta de datos regionalizable donde las participantes se sintieran cómodas y contenidas a la hora de brindar información. Más allá de los resultados que son muy contundentes, queríamos que fuera un proceso empático, no revictimizante y en el que primara la contención y lo hemos logrado” comentó Verónica Rodríguez Celin, directora regional de Quiddity.