Un modelo de etiquetado de alimentos con políticas integrales

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Los países del Mercosur están tratando de conciliar un modelo de etiquetado de alimentos poniendo énfasis en experiencias europeas y evaluando algunos pasos ya dados en el continente.

Recientemente Ecuador adoptó un etiquetado que utiliza el rojo, el verde y el amarillo para clasificar en alto, medio y bajo los niveles de azúcar, grasa y sal contenidos en los alimentos. Chile, en cambio, eligió abordar el tema de los alimentos de manera similar a la del tabaco, con señales de advertencia que indican que un alimento es alto en cierto nutriente, sin aportar información sobre la presencia de nutrientes esenciales y sin tener en cuenta las porciones, cosa que puede confundir a la hora de elegir el alimento más conveniente.

Sin embargo, otros países como por ejemplo en Brasil, parecen encaminarse hacia otras experiencias más europeas, como la italiana. El Ministro de Salud de Brasil – Luiz Enrique Mandetta – en declaraciones recientes afirmó estar más interesado en sistemas de carácter informativo que permitan al consumidor realizar la elección de sus alimentos dentro del total de una dieta equilibrada. El Gobierno brasileño está trabajando así en las “Guías Alimentarias para la Población Brasileña” para luego crear el nuevo modelo de etiquetado, analizando casos internacionales.

La idea del ministro brasileño difiere de los modelos que se utilizan en el Reino Unido y en Ecuador, donde los colores imitan un semáforo: rojo cuando hay gran cantidad de algo como azúcar, sodio o grasas, amarillo para cantidades medias y verde para cuando hay menor cantidad de estos ingredientes. Tampoco tomarían, según dijo, los modelos de Chile y Uruguay, con alertas.

Después de casi cinco años de debate, el Gobierno ha madurado la idea y debe presentar, de aquí a fin de año, cómo recomienda que sean las nuevas etiquetas, que no van a sustituir la tabla nutricional, sino que se encontrarán en el frente del envase.

Tal como sucede en Brasil, en la Argentina el tema hoy continúa en debate. Uno de los más acordados es el sistema informativo conocido como “GDA” (Guías Diarias de Alimentación). Este sistema informa porcentajes recomendados de consumo diario de energía o nutrientes en una porción o en un producto. Actualmente se utiliza de manera voluntaria en Estados Unidos y en la Unión europea desde el 2011, además también en Malasia, Tailandia y México, donde recientemente ha sido respaldado por la Suprema Corte de Justicia de la Federación como un sistema de etiquetado útil y relevante para informar al consumidor.

Si bien el debate continuará sumando otras miradas y sistemas, lo importante es avanzar en soluciones que cuenten con evidencias científicas y fácticas comprobables, sin perder de vista el objetivo último que es combatir la obesidad. La experiencia chilena, por ejemplo, luego de tres años de implementación no ha mostrado una reducción o desaceleración de las tasas de sobrepeso u obesidad.

Las lecciones aprendidas hasta acá ponderan intervenciones múltiples y coordinadas, sobre los alimentos, los entornos y la educación. Resulta fundamental enfatizar en la importancia de una alimentación equilibrada en calidad y cantidad, con armonía de nutrientes y adecuada para cada individuo. Está claro que la obesidad representa una problemática que no debe ser banalizada y que requiere un abordaje global de carácter científico y académico pleno.

*Por Laura Romano, nutricionista.

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