lunes, 23 de diciembre de 2024

Ualá, la app que busca la inclusión financiera

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Sin necesidad de presentar ningún papel que certifique historial crediticio ni ingresos, permite enviar dinero, pagar servicios y adquirir una tarjeta prepaga global MasterCard.

La ola de las fintech no parece detenerse y uno de sus principales focos es la inclusión financiera de gran parte de la población que, como en la Argentina, no está bancarizada.

Ualá, juego de palabras entre la francesa voilá (¡aquí está!) y la inglesa wallet (billetera), nace de un emprendedor -e hisotirador- argentino, Pierpaolo Barbieri, y con el soporte de inversores globales, del mundo de las finanzas y de la tecnología, del peso de Soros Fund Management, Jefferies, General Catalyst (inversor de Snapchat, Airbnb, Kayak), Bessemer Venture (inversor de Linkedin, OLX) y Kevin Ryan (fundador de Business Insider, Gilt, MongodB).

La Argentina es un país ideal para una solución de este tipo. ¿El motivo? Cuenta con una penetración de móviles de 92%, la más alta de la región (gran parte de ellos smartphones) y una bancarización bajísima, que roza 50%.

El producto, lanzado en el día de hoy, es un todo en uno. Se trata de una app, sí, pero que abre el juego a múltiples alternativas. Para empezar, basta con bajar la aplicación (disponible para Android e iOS), escanear el DNI, sacarse una selfie y completar un formulario con datos básicos, todo desde el móvil. De esa manera, queda abierta una cuenta Ualá, que deberá ser llenada por el usuario, ya sea desde un Rapipago o Pago Mis Cuentas, o mismo desde la cuenta bancaria -vinculando la cuenta con el CBU- o cajero para quienes estén bancarizados. Desde la app, se ofrecen servicios como enviar dinero a otra persona o pagar servicios, todo lo cual ya era ofrecido por otras soluciones similares. Lo realmente novedoso en este caso es que permite gestionar, sin documentación adicional, una tarjeta prepaga MasterCard global. La tarjeta puede ser utilizada para retirar dinero de un cajero (en cualquier parte del mundo) o para pagar en comercios que acepten MasterCard. Por el momento, no cuenta con la opción de compra en cuotas. Sin embargo, sí existirá más adelante, e incluso ofrecerá la posibilidad de determinar una compra en un pago y, más adelante, decidir para en cuotas la deuda.

La tarjeta tiene cero gasto de emisión y mantenimiento y permite dos extracciones gratuitas por mes, desde las redes Link y Banelco. Las siguientes extracciones tienen un costo aproximado de $5.

La cuenta está disponible para mayores de 14 años; sin embargo, hasta los 18 años, se requiere autorización de un adulto responsable.

Además, la app cuenta con múltiples funcionalidades como la posibilidad de congelar la tarjeta ante una probable pérdida, controlar los gastos y verificar -mediante gráficos-, en qué sectores de la economía se realizaron (restaurantes, cine, comercio de indumentaria…), controlar el pago realizado en tiempo real, entre otros. Las consultas se realizan por chat, directamente desde la app, de 9 a 21 hs, aunque la tendencia es lograr un servicio de atención de 24 hs.

Como empresa que nace tecnológica e innovadora, ya se encuentra preparada para trabajar con códigos NFC y puede adaptarse a códigos QR cuando el mercado esté preparado para los pagos virtuales -sin plástico-.

En esta primera etapa, la ganancia para la empresa no prácticamente factible. Sin embargo sí lo son las siguientes, que se estiman para fines de 2018. Partiendo de la base de que uno de los objetivo de la firma es avanzar en la inclusión financiera de la población, el primer paso fuerte en este sentido es el otorgamiento de créditos. Es bien sabido que el sistema crediticio castiga, de alguna manera, a quienes no tienen historial financiero o a quienes no pueden demostrar ingresos “suficientes”. La propuesta de la compañía se basa en lo que se denomina información positiva -en contraposición a la negativa, que buscan los tradicionales servicios de crédito. El seguimiento del consumo de los clientes, tests psicométricos e incluso los perfiles de redes sociales emiten datos sobre cada una de las personas. Estos datos, sumados a los obvios que ofrecen los buró de crédito, generan un perfil de cada quien y, a partir de allí, se fija la tasa (variable de cliente a cliente) y el monto a prestar. La idea, por supuesto, es que las tasas ofrecidas sean menores a las del mercado al que pueda acceder ese cliente, e ir escalando en monto y descendiendo en tasas en función del historial que se vaya construyendo.

Como el objetivo es mantenerse como una entidad no financiera, el dinero que los usuarios depositan en su cuenta Ualá queda resguardada en una cuenta bancaria de la firma, y no es utilizada para otras operaciones. En el caso de los préstamos, el negocio se realiza de la mano de inversores, y no compromete el capital de las cuentas de los usuarios Ualá.

En otra etapa, la compañía planea incluso convertirse en una plataforma de inversión. De esta manera, los usuarios podrán delegar, mediante un clic, el manejo financiero de su dinero disponible.    

 

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