viernes, 27 de diciembre de 2024

Reflexiones de Gordon Moore a 50 años de la ley

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El 19 de abril de 1965, el cofundador de Intel publicó por primera vez la denominada Ley de Moore. En ella determinó que el número de transistores en un chip se duplica cada 18 meses, manteniendo el mismo (o menor) costo y el mismo espacio.

Tres años antes de ser el cofundador de Intel, el ingeniero estadounidense Gordon Moore hizo la observación de que los transistores –los componentes fundamentales del microprocesador y de la era digital– disminuirían sus costos y aumentarían su rendimiento a un ritmo exponencial. Ni siquiera imaginaba él que había tenido una idea que cambiaría al mundo durante medio siglo. El 19 de abril de 1965, la conocida más tarde como “Ley de Moore” fue publicada por primera vez en la Electronics Magazine. “El efecto de su ley va más allá: el procesamiento de los chips aumenta 100%, es decir, la tecnología se vuelve doblemente más eficaz a cada ´generación´. Sin embargo, la relación costo es inversamente proporcional y como resultado la industria puede desarrollar nuevos productos y servicios”, explicó Marisol de la Fuente, gerente de Comunicación de Intel.

En una entrevista realizada por Intel a principios de este año, Moore reflexionó sobre los alcances de su observación y la importancia que tiene para la transformación de la vida social.

El origen de la Ley de Moore

“A principios de 1960 seguíamos desarrollando la tecnología de semiconductores y haciéndola cada vez más práctica. Era una tecnología difícil de implementar con las herramientas que inicialmente teníamos disponibles. Me convertí en el director de I + D en Fairchild Semiconductor, gestionando el laboratorio y buscando qué podríamos hacer a medida que mejorábamos la tecnología.

Entonces, la Electronics Magazine me pidió que enviara un artículo para su 35ª edición anual prediciendo lo que iba a suceder en la industria de componentes de semiconductores en los próximos 10 años. Así que tomé la oportunidad de analizar lo que había ocurrido hasta ese momento. Esto habrá sido en 1964, supongo. Miré los pocos chips que habíamos hecho y me di cuenta que pasamos de un único transistor en un chip a un chip con cerca de ocho elemento, transistores y resistencias. Los nuevos chips que llegaban tenían cerca del doble de la cantidad de elementos; aproximadamente, 16. Y en el laboratorio, estábamos creando chips con cerca de 30 elementos, buscando la posibilidad de fabricar dispositivos con el doble de esa cantidad: alrededor de 60 elementos en un chip.

Tomé un pedazo de papel semilogarítmico, tracé esto y, empezando por el transistor plano en 1959, me di cuenta de que, en esencia, duplicábamos a cada año. Extrapolé la observación y dije que íbamos a continuar duplicando cada año y pasar, de unos 60 elementos en el momento, a 60.000 en 10 años. Al final de los 10 años, si no teníamos 10 duplicaciones de la cantidad de elementos en un chip, al menos teníamos nueve. Así que uno de mis colegas –creo que fue Carver Mead, profesor de Cal Tech– la bautizó como “Ley de Moore”, un nombre que se ha adherido mucho más allá de mis cálculos”.

El impacto de la Ley de Moore en la industria

“Al principio, la Ley de Moore era sólo una forma de la crónica del progreso. Se podía trazar y decir, ‘sí, todavía estamos aumentando la complejidad’. Pero, poco a poco, se convirtió en algo que los diversos participantes de la industria reconocieron como el parámetro de lo que había permanecido o quedado atrás tecnológicamente. Con el fin de mantenerse a la vanguardia tenían que moverse tan rápido como la ley había previsto. Así se pasó de una forma de medir lo que había pasado a algo que era una especie de guía para la industria. Tenías que ser igual de veloz o te estabas quedando atrás”.

Los avances que anticipó 50 años atrás

“En el artículo de 1965 de la Electronics Magazine predije una variedad de cosas, desde relojes o computadoras personales hasta radares de disposición en fase. Al volver a leer ese artículo, estoy sorprendido de cuán precisas han resultado ser mis predicciones de aplicaciones. En términos de una innovación que no había previsto, supongo que lo que realmente me tomó por sorpresa es la importancia de Internet. Sabíamos que las computadoras habían hecho cosas útiles. Sabíamos que mejorarían en algún aspecto una vez que todo se inició. Pero nunca me di cuenta de lo importantes que iban a ser como medio de comunicación, impulsada principalmente por Internet. No puedo pensar en otra innovación que sea comparable”.

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