“Por primera vez elaboramos un aceite en el Valle de Cafayate con frutos provenientes de olivares propios. Gran parte de las olivas provienen de plantas con más de 25 años que se encuentran en nuestras fincas a una altura de 1.750 msnm, y otra pequeña proporción la aporta un antiguo grupo de olivos de más de 150 años ubicados en los valles altos de la región”, explica Lucía Romero Marcuzzi, directora Ejecutiva de la bodega.
Para su elaboración se utiliza un procedimiento totalmente artesanal con elaboración y prensado en frío para obtener la mejor calidad del fruto y preservar su complejidad y armonía.
Se trata de un aceite de oliva de baja acidez, de color dorado con reflejos verdes. Frutado y dulzón, que recuerda a la almendra y otros frutos mediterráneos. De amargor suave y notas apenas picantes, es muy armonioso, cualidad que lo hace ideal para acompañar ensaladas, quesos y tapas como aderezo o integrar salsas para pastas, risottos y otras cocciones.