Cada COP es una nueva oportunidad para generar acuerdos para garantizar la seguridad climática del planeta. Actualmente se encuentra en curso la 27ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima, que tiene lugar en Sharm El-Sheik (Egipto) desde el 6 hasta el 18 de noviembre. En línea con esto, Natura está presente en la conferencia de la mano de sus máximos ejecutivos de sostenibilidad para poner de manifiesto las prioridades que considera urgentes a resolver frente a la crisis climática.
En su posicionamiento, la marca de cosmética destaca seis pilares a defender durante las conversaciones:
1) Carrera hacia el carbono cero: La emergencia climática y la pérdida de biodiversidad causadas por las actividades humanas son una amenaza real y urgente para todas las formas de vida en la Tierra. Insertar la agenda de la biodiversidad en el modelo de negocio de las empresas es primordial para preservar y contener la crisis actual y para diseñar estrategias y planes de acción de mitigación y adaptación. La definición de directrices de actuación e indicadores de impacto es esencial para impulsar la trayectoria positiva en materia de biodiversidad en el sector empresarial, así como para gestionar los riesgos y oportunidades que se avecinan.
Los esfuerzos hacia el Cero Neto deben estar alineados con un sentido de urgencia para detener e invertir en la pérdida de biodiversidad de cara a 2030 para garantizar un futuro en el cual la reducción de los daños sobre la naturaleza y la restauración de los ecosistemas son esenciales. Es por eso que es necesario promover un compromiso multisectorial y multilateral para descarbonizar la economía, de manera que sea posible reducir las emisiones a la mitad para 2030, alcanzar el Cero Neto globalmente para 2050 y limitar el aumento de la temperatura media global a un máximo de 1,5ºC.
2) Mercado de carbono con inclusión social: Una decisión importante que se tomará en esta conferencia se refiere a la regulación de un mercado global de carbono, que permita a los países transferir entre sí el resultado verificado en la reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero, evitando la doble contabilidad de las reducciones y garantizando la integridad climática mundial.
La creación de este mercado, con instrumentos económicos innovadores y mecanismos de financiación verdes e inclusivos, necesita reforzar, de forma prioritaria, la conservación de los biomas y la protección de su socio-biodiversidad.
Basándose en su experiencia de más de 20 años en la Amazonia, Natura llevará a todos los foros la necesidad de que las regulaciones del mercado de carbono incorporen mecanismos de generación de ingresos para las comunidades locales, que son las que efectivamente protegen los bosques. Al no incluir a estas poblaciones, se tiene un impacto limitado y se pierde la oportunidad de ser transformadoras, también, en un aspecto social.
3) Bioeconomía con soluciones basadas en la naturaleza e inclusión social: Los modelos de compensación derivados de soluciones basadas en la naturaleza deben ser prioritarios en el mercado global de carbono, asegurando la regeneración y conservación de la biodiversidad, dado su potencial de reducción y eliminación de carbono, y los beneficios que genera en términos de adaptación al cambio climático, además de generar un impacto social positivo; priorizando a los pueblos y comunidades tradicionales como dirección estratégica.
La oposición entre desarrollo económico y conservación de los bosques es un paradigma que hay que deconstruir. Para lograr ese desarrollo, es necesario prestar primordial atención a la inversión en bioeconomía, tecnología e investigación.
4) Cero deforestación en la Amazonia y en las cadenas de producción: Es esencial actuar para detener e invertir la pérdida de biodiversidad antes de 2030 con acciones para detener la deforestación y promover la conservación y regeneración de los ecosistemas. En este sentido, se debe avanzar en la comprensión de los impactos y dependencias y asegurar cadenas libres de deforestación y guiadas por el comercio justo.
La Amazonia desempeña un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático y en la conservación de la biodiversidad mundial. Cerca del 60% del territorio brasileño está ocupado por este bioma, que también está presente en nueve países. Proporciona factores ecosistémicos indispensables para el clima, la agricultura y el bienestar de la población al proteger el suelo, regular el sistema de lluvias en varias regiones de América Latina, actuar para capturar y almacenar el dióxido de carbono de la atmósfera y garantizar la vida.
Dos tercios de las emisiones nacionales de gases de efecto invernadero en Brasil son resultado del uso de la tierra, y el 40% de ellas provienen de la deforestación en tierras públicas o incluso en áreas protegidas por la ley. Por el contrario, el uso adecuado del suelo ofrece un vasto potencial de captura de carbono, por ejemplo, a través de la conservación de los bosques en pie, la regeneración de pastos y áreas degradadas o a través de la producción agrícola sostenible. Pero la inacción genera efectos directos para la economía de los países panamazónicos, quienes necesitan mantener la selva en pie si quieren alcanzar posiciones relevantes en la geopolítica mundial, por eso es fundamental defender la deforestación cero de la Pan-Amazonia.
Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) revela que, en 2021, por primera vez, partes de la Amazonia emitieron más CO2 del que pueden absorber. En otras palabras, una parte del bosque ya no puede actuar como “humidificador” del mundo y está a punto de convertirse en una fuente de emisiones de carbono a la atmósfera. En este contexto, Natura, Mapbiomas, InfoAmazonia y Hacklab, crearon PlenaMata, una herramienta para monitorear la deforestación en tiempo real. El portal actúa como una plataforma global de movilización colectiva para proteger este bioma.
5) Justicia Ambiental y Derechos Humanos: La regulación del mercado global de carbono y las políticas socioambientales deben reconocer el papel de las comunidades indígenas, quilombolas y agricultores familiares en la conservación del medio ambiente, promoviendo los pagos por servicios ambientales a través del reparto de beneficios y conocimientos tradicionales asociados, reduciendo las desigualdades que recaen sobre las poblaciones tradicionales y los pequeños productores.
Las poblaciones más vulnerables por razones de género, cultura e ingresos son las que menos han contribuido al actual escenario de emisiones de carbono, pero son las que pagan el precio más alto por ello.
La financiación es esencial para apoyar la adaptación de dichas poblaciones a los efectos de esta crisis, posibilitando el acceso a tecnologías bajas en carbono y a energías renovables. Es por esto por lo que la marca defiende la transferencia equitativa de tecnologías de baja emisión de carbono para promover el desarrollo económico y social en los países que tienen menos responsabilidad histórica en el calentamiento global.
6) Implementación del Protocolo de Nagoya: La compañía brasilera está convencida de que cada vez es más necesario incluir a otros actores en la estrategia para aplicar normas eficaces y ágiles de acceso, investigación, desarrollo de ingredientes, productos y servicios a través de la biodiversidad y los conocimientos tradicionales asociados, valorando siempre el consentimiento de los grupos poseedores de dichos conocimientos.
A través de esta cumbre, los países parte tendrán el reto de debatir estrategias sobre cómo gestionar responsablemente y simplificar las normas de acceso y reparto de beneficios.
En este contexto de emergencia climática, estos puntos resultan absolutamente necesarios para impulsar una nueva economía con la cuestión climática como un componente estructural y prioritario.