El cambio le permitirá reducir en más de 6.800 toneladas el peso que cargan sus aviones, con el consecuente ahorro de combustible y menores emisiones de CO2.
La nueva flota de contenedores de menor peso, cuyo proceso de reemplazo de los contenedores anteriores se había iniciado a mediados del año 2011, permitirá además ahorrar unas 2.000 toneladas de combustibles y evitar la liberación al ambiente de unas 7.000 toneladas de dióxido de carbono.