La Asociación Americana del Corazón se retractó sobre la publicación de un estudio

El mismo vinculaba el uso de cigarrillos electrónicos con el riesgo de infarto y había causado alarma social.

3 marzo, 2020

La Asociación Americana del Corazón se retractó sobre la publicación de un estudio. Revista Mercado

El estudio realizado por los científicos Stanton Glantz y Dharma Bhatta de la Universidad de California fue publicado originalmente el 05 de junio de 2019 y concluía en que el uso de cigarrillos convencionales y electrónicos suponía un riesgo similar. Mientras que hacer ambas cosas al mismo tiempo era una opción aún más peligrosa que podía aumentar la probabilidad de sufrir un ataque de corazón.

Esta afirmación ponía en tela de juicio que los nuevos dispositivos libres de humo fuesen una potencial alternativa para reducir los daños generados por consumir cigarrillos para los más 1.000 millones de fumadores que hay en el mundo. Lo que provocó pánico y alimentó un concepto erróneo sobre el potencial de riesgo de estos cigarrillos. Esto fue difundido por grandes medios de comunicación como CNN, Yahoo News y USA Today.

Además, el suceso fomentó la reacción de diversos científicos. Este es el caso de Brad Rodu, especialista en control del tabaco de la Universidad de Louisville, que señaló que muchos de los vapers analizados para el estudio también eran fumadores actuales o anteriores y por ello, existía la posibilidad de que el consumo de cigarrillos tradicionales fuera lo que los hacía más propensos a sufrir ataques cardíacos.

A él, se le sumaron otros académicos de escuelas de salud pública, incluyendo la Universidad de Nueva York, Yale y el King’s College de Londres. Conjuntamente, enviaron una carta a la JAHA cuestionando la validez del estudio y la metodología utilizada para llegar a esa conclusión. Destacaban que “muchos de los infartos de miocardio (IM) utilizados en el cálculo de la asociación entre el uso de cigarrillos electrónicos y el riesgo de IM ocurrieron antes de que estas personas utilizaran los cigarrillos electrónicos por primera vez”.

Tras estas críticas y después de 8 meses de presión por parte de la comunidad científica los editores de la revista se retractaron. Declararon que el estudio pudo haberse basado en datos engañosos, concluyendo que este no tenía en cuenta cierta información de una encuesta de evaluación de la población sobre el tabaco y la salud, muy relevante para la investigación.

Al modificar su postura, la JAHA confirmó el hecho de que estas conclusiones fuesen “poco fiables” y puso a prueba la preocupación generalizada de que las nuevas alternativas al cigarrillo tradicional sean productos todavía desconocidos para la sociedad. Mucha de la información que se comparte no cuenta con metodologías científicas adecuadas, prácticas reconocidas internacionalmente y equipos de científicos validados.

Asimismo, la publicación se produjo en medio de la creciente polémica por el aumento del uso de los cigarrillos electrónicos por parte de los adolescentes. Sumado a la cantidad de desinformación existente sobre la diferenciación de estos productos entre los que se encuentran tres tipologías.

Por un lado, los cigarrillos electrónicos, que son dispositivos que funcionan con batería, no contienen tabaco y vaporizan una solución líquida (e-líquido o e-jugo) con diferentes cantidades de nicotina y/o sabores. Por otro, los vaporizadores, un tipo de cigarrillo electrónico que pueden o no contener nicotina líquida, además de otras sustancias como aceites de marihuana o saborizantes. Y por último, los productos de tabaco calentado, que contienen tabaco natural y nicotina y producen vapor en lugar de humo.

Estos últimos son los únicos reconocidos oficialmente por la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) como adecuados para la protección de la salud pública y es la única tecnología de tabaco calentada eléctricamente a la que la FDA autorizó a la venta en EE.UU.

En este sentido, dada la confusión provocada, tanto para los fumadores como para los periodistas y el público en general, es necesario difundir información basada en la ciencia, sobre alternativas al cigarrillo como los electrónicos, que si bien no son libres de riesgo, son significativamente menos nocivos para la salud que fumar tabaco, según declararon organismos independientes como el Departamento de Salud del Reino Unido.

Noticias como esta no hacen más que contribuir a socavar la confianza en el mundo académico, ya que variedad de medios especializados destacaron el error de la revista poniendo de manifiesto la falta de rigor científico y la escasa fiabilidad del mismo.

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