domingo, 22 de diciembre de 2024

La alianza Kimberly-Clark – Unicef cumple tres años

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Hasta el momento, beneficiaron a más de 2,7 millones de personas en América Latina y el Caribe con programas dirigidos al desarrollo de la primera infancia.

Kimberly-Clark y Unicef celebran el tercer aniversario de su alianza, enfocada en apoyar el desarrollo de la primera infancia en América Latina y el Caribe. Desde 2019, Kimberly-Clark ha ayudado a Unicef a llegar a cerca de 1,5 millones de niños y niñas, casi 1,2 millones de padres y cuidadores, y 33.000 trabajadores de Desarrollo Infantil Temprano (DPI) en 15 países de la región, entre ellos Argentina.

El impacto de esta alianza se ve reflejado en la mejora de los servicios de salud y nutrición existentes, el incremento del acceso de niños y niñas a más oportunidades de aprendizaje, y el fortalecimiento de los sistemas de prestación de servicios de primera infancia para que estén más capacitados y cuenten con el equipo necesario para atender sus necesidades. La alianza también ha contribuido al empoderamiento de las familias y la comunidad, así como a intervenir en cambios sociales y de comportamiento en el cuidado de los mismos.

Cabe destacar que, durante sus primeros años de vida, los niños y niñas son especialmente sensibles a los factores de riesgo del entorno, y es también en esta etapa donde las intervenciones de calidad pueden ser más beneficiosas. El período comprendido entre el embarazo y el inicio de la educación escolar brinda una oportunidad decisiva y única de influir en su desarrollo. Por ello, esta alianza con Unicef ha desempeñado un papel fundamental para que las familias y las comunidades se beneficien de políticas, servicios, y acompañamiento que les permiten proporcionar el mejor comienzo en la vida a sus hijos e hijas.

Alianzas necesarias

Según Youssouf Abdel-Jelil, director regional ad interim de Unicef para América Latina y el Caribe, “esta alianza entre Unicef y Kimberly-Clark fortalece una de nuestras más importantes tareas: lograr que los niños y niñas que nacen en las condiciones menos favorables tengan mayores oportunidades de sobrevivir y desarrollar su máximo potencial. Desde Unicef valoramos el trabajo realizado en colaboración con Kimberly-Clark para promover los derechos de la primera infancia.”

Como comentó Gonzalo Uribe, presidente de Kimberly-Clark para América Latina, “tres años después de esta alianza, estamos muy orgullosos del aporte que logramos para avanzar en la agenda de la primera infancia, ya que los programas que apoyamos de Unicef han permitido cambios reales y concretos en la vida de millones de niños, niñas y sus familias, en un momento en el que han tenido que enfrentarse a desafíos sin precedentes”.

En total, Kimberly-Clark contribuyó con US$ 7,2 millones a los programas regionales de Unicef dirigidos al desarrollo de la primera infancia. Este apoyo financiero fue especialmente relevante durante la pandemia de Covid-19, facilitando que los profesionales de la salud y la educación prestaran sus servicios mediante modalidades a distancia a numerosas familias, incluidas las que viven en regiones rurales y de difícil acceso.

Los consumidores también han sido parte de este camino, pues con la compra de pañales de la marca Huggies en 2021, contribuyeron para que más de 600.000 niños y niñas tuvieran un mejor comienzo en la vida y apoyaron a sus familias con las herramientas necesarias para brindar un mejor cuidado a sus hijos e hijas.

Por otra parte, Olga Isaza, representante adjunta de Unicef Argentina, en conferencia de prensa desde las oficinas de Unicef en Buenos Aires, durante la cual se habló de nuevas paternidades, señaló la importancia de ampliar las licencias por paternidad como parte de un sistema de cuidados más equitativo. “En Argentina, los niños y niñas son cuidados prioritariamente por las familias y dentro de ellas especialmente por las mujeres, privándolos de la posibilidad de construir vínculos significativos con sus padres o cuidadores masculinos y generando una carga desproporcionada sobre las mujeres”, explicó. “Contar con un esquema de licencias por paternidad más amplio es un paso fundamental para modificar esta situación y para asegurar que los padres puedan ejercer su derecho y responsabilidad de cuidado, compartir esos primeros momentos junto a los bebés, relacionarse afectuosamente con ellos y generar rutinas de cuidado compartidas”, concluyó.

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