Las políticas de desarrollo productivo de Argentina y América latina frente a las principales potencias, los efectos de la globalización, las medidas intervencionistas, el rol del sector privado y la influencia que la educación debe tener en el proceso industrial fueron algunos de los temas analizados durante una reunión que convocó a una veintena de economistas y politólogos en el campus de la Universidad de San Andrés.
El encuentro fue organizado con motivo de la presentación del libro “¿Cómo repensar el desarrollo productivo? Políticas e instituciones sólidas para la transformación económica”, un trabajo realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que aporta una mirada sobre la política industrial.
“Las políticas de desarrollo productivo dejaron de analizarse solo con una mirada industrial para abarcar a todos los sectores de la economía”, analizó Eduardo Fernández Arias, uno de los tres coordinadores del trabajo junto a Ernesto Stein y Gustavo Crespi.
Fernández Arias y Stein consideraron que el nivel de desarrollo productivo en Latinoamérica “es bajo” y “no ha tenido el éxito de otras regiones” si se lo compara con Estados Unidos o los llamados ‘Tigres asiáticos’.
Una de las explicaciones, indicaron, fueron las medidas de protección implementadas a la industria doméstica y a sectores poco competitivos, y también haber desaprovechado las ventajas para identificar el éxito de determinadas políticas y amplificar sus ganancias en un contexto globalizado.
“América latina se encuentra en un punto de inflexión y está buscando políticas alternativas que no repitan los errores del pasado”, mencionó Fernández Arias. Y agregó: “La región no ha encontrado aún una solución, pero está avanzando”.
Respecto de Argentina, el libro resaltó los avances logrados, por ejemplo, en materia de producción de variedades de arroz conseguidas en Entre Ríos con el apoyo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). “Es posible hacer políticas de desarrollo productivo con éxito, pero hay que discernir entre los elementos que contengan los elementos necesarios para que funcionen y los que no”, expresó Stein.
“Hay que repensar y abrir un nuevo sendero que evite problemas sin renunciar a las herramientas de política industrial efectivas y exitosas. La clave no es gastar más sino mejor”, sostuvo Fernández Arias.
Fernando Navajas, economista de FIEL, consideró que en este escenario el “peligro” sigue siendo determinar si Argentina “está lista para pelear la guerra anterior y no la que viene” en materia de desarrollo productivo.
Para Facundo Albornoz, profesor del Departamento de Economía de San Andrés, es prioritario “no caer en la trampa de la especialización” de un producto y contar con “instituciones buenas” que puedan sostenerla con éxito y a lo largo del tiempo.
“El desarrollo de políticas productivas, más allá de sectores, debe procurar un cambio en la estructura de tamaño de la economía y la ocupación laboral. Y también es un problema de cómo queremos producir y no de qué”, señaló Pablo Sanguinetti, de la Universidad Di Tella.
Lucio Castro, director del Área de Desarrollo Económico de CIPPEC, adelantó detalles de un informe que está preparando y que refiere que “9 de cada 10 directores” en la función pública “no cumple los requisitos del cargo. “Todas las políticas productivas suenan bien pero sin instituciones idóneas es como poner el carro delante del caballo”, agregó.
“Las instituciones educativas son un tema crucial y de muy difícil transformación” para el desarrollo de políticas de desarrollo productivo, señaló Andrés López, de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Con una mirada macroeconómica, Daniel Heymann (San Andrés-UBA) se preguntó al respecto dónde se van a emplear a la mano de obra no calificada en los próximos años”.