Descubren potencial en la Argentina para producir bioenergía

Cada año, la vegetación que se pierde en incendios permitiría satisfacer la demanda total de energía eléctrica del país”, sostiene una investigación de la Facultad de Agronomía de la UBA.

12 junio, 2012

<p>En el contexto actual de crisis energ&eacute;tica, la Facultad de Agronom&iacute;a de la UBA (FAUBA) desarroll&oacute; una investigaci&oacute;n que describe el enorme potencial que tiene la Argentina para la generaci&oacute;n de bioenerg&iacute;a. El estudio alienta a dise&ntilde;ar sistemas productivos sustentables, que disminuyan el desmonte que hoy se realiza para expandir la frontera agr&iacute;cola en la regi&oacute;n chaque&ntilde;a, y propone utilizar la biomasa de los bosques que eventualmente se quema en fuegos de vegetaci&oacute;n naturales para producir electricidad. <br />
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&ldquo;Cada a&ntilde;o, la vegetaci&oacute;n que se pierde en incendios en la Argentina permitir&iacute;a satisfacer la demanda total de energ&iacute;a el&eacute;ctrica del pa&iacute;s&rdquo;, sostuvo Santiago Ver&oacute;n, investigador del departamento de M&eacute;todos Cuantitativos de la FAUBA y del Conicet. Sus c&aacute;lculos abarcan la conversi&oacute;n de biomasa en electricidad (bioelectricidad) de todos los fuegos registrados en la Argentina entre 2003 y 2010, tanto los generados por el hombre (por desmontes, por ejemplo), y otros por causas ajenas.<br />
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&ldquo;Podr&iacute;amos generar 154 terawatts por hora de electricidad por a&ntilde;o, cuando el consumo de nuestro pa&iacute;s en 2008 fue de 110 tw/h. O sea que estamos por encima del 100% de la electricidad necesaria&rdquo;, asegur&oacute;. &ldquo;Si bien no se pueden utilizar todos los fuegos que ocurrieron en el pa&iacute;s en ese per&iacute;odo, podemos apreciar la magnitud de este recurso&rdquo;, advirti&oacute; Ver&oacute;n, quien tambi&eacute;n es investigador del INTA Castelar.<br />
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Las conclusiones del estudio revelan una situaci&oacute;n privilegiada de la Argentina en materia de bioenerg&iacute;a, ya que forma parte de un grupo de 57 pa&iacute;ses que podr&iacute;an satisfacer su demanda total de electricidad a partir de la energ&iacute;a que se libera en los fuegos de vegetaci&oacute;n. Adem&aacute;s, el trabajo&nbsp; se&ntilde;ala que la utilizaci&oacute;n de esta fuente de energ&iacute;a podr&iacute;a reducir las emisiones de gases con efecto invernadero al reemplazar a los combustibles f&oacute;siles involucrados en la generaci&oacute;n termoel&eacute;ctrica. A diferencia de estos &uacute;ltimos, la utilizaci&oacute;n de biomasa vegetal constituye una recirculaci&oacute;n de carbono y no un aporte neto de CO<sub>2</sub> a la atmosfera, como cuando se usa gas o fueloil para generar electricidad. <br />
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&iquest;C&oacute;mo se podr&iacute;a canalizar esa energ&iacute;a hacia la producci&oacute;n de electricidad? &ldquo;Seg&uacute;n nuestros c&aacute;lculos, durante el per&iacute;odo analizado (2003-2010), los fuegos consumieron en promedio el 11% de la productividad primaria neta de los bosques chaque&ntilde;os. Entonces, proponemos que el hombre se apropie de ese 11% del crecimiento anual de las plantas, mediante cosechas mec&aacute;nicas, y lo utilice para generar electricidad en una planta de generaci&oacute;n termoel&eacute;ctrica como las disponibles actualmente&rdquo;, dijo el investigador.<br />
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Seg&uacute;n las mediciones de la FAUBA, una planta de generaci&oacute;n t&eacute;rmica con una capacidad instalada de 113 megawats (equivalente a 1/3 de Atucha 1 o a 1/6 de Atucha 2), requiere un &aacute;rea circular de 34 km de di&aacute;metro de bosque chaque&ntilde;o para funcionar durante todo un a&ntilde;o, lo cual no representar&iacute;a una gran superficie para la regi&oacute;n. Con una red de alta tensi&oacute;n, la energ&iacute;a generada en el bosque chaque&ntilde;o se podr&iacute;a utilizar en cualquier cord&oacute;n industrial o ciudad del pa&iacute;s.<br />
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La producci&oacute;n de bioelectricidad no implica un cambio tan radical el uso del suelo como sucede cuando se reemplaza el monte por el cultivo de soja, y a la vez representa un uso mucho m&aacute;s eficiente respecto de la producci&oacute;n de carb&oacute;n que se realiza en esos bosques bajo condiciones de trabajo extremadamente precarias. <br />
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&ldquo;Buscamos hacer un uso m&aacute;s inteligente del espacio, que en los pr&oacute;ximos a&ntilde;os va a ser fundamental, porque el problema ya no s&oacute;lo se plantea entre la producci&oacute;n agr&iacute;cola y el ambiente, sino entre la agricultura para alimentos, la preservaci&oacute;n de los recursos naturales y un nuevo actor, que es la energ&iacute;a. Hoy, todo esto lo estamos yendo a buscar a un mismo ecosistema, porque en la medida que se acaben los combustibles f&oacute;siles, ya no los podemos ir a buscar al subsuelo&rdquo;, afirm&oacute; Ver&oacute;n.<br />
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Las investigaciones tambi&eacute;n incluyeron el c&aacute;lculo de la cantidad de energ&iacute;a que se disipa a partir de incendios de vegetaci&oacute;n a nivel global, con resultados reveladores, ya que, en promedio, cada a&ntilde;o se quema una superficie de alrededor de 4,3 millones de kil&oacute;metros cuadrados por incendios naturales y provocados por el hombre, para incorporar nuevas &aacute;reas a la agricultura, por ejemplo. Se trata de una superficie equivalente a la de India. <br />
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Los resultados del trabajo muestran que la energ&iacute;a disipada en esos fuegos equivale al 15% de la energ&iacute;a que se consume anualmente en el mundo. S&oacute;lo teniendo en cuenta la electricidad, se podr&iacute;a satisfacer 47% del consumo anual global, considerando eficiencias conservadoras de conversi&oacute;n de biomasa a electricidad.<br />
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<strong>Otra manera de pensar los sistemas productivos</strong><br />
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Seg&uacute;n Jos&eacute; Paruelo, director de la licenciatura en Ciencias Ambientales de la FAUBA, &ldquo;estos estudios sugieren la posibilidad de pensar los sistemas productivos en la regi&oacute;n chaque&ntilde;a desde otra perspectiva, porque cuando se elimina el bosque, se elimina un sistema que tiene una productividad mucho m&aacute;s alta que el sistema que generalmente lo reemplaza, el cultivo de soja, que en Argentina se destina cada vez m&aacute;s a la producci&oacute;n de biodiesel, es decir, a producir energ&iacute;a&rdquo;.<br />
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Paruelo se&ntilde;ala que existe una contradicci&oacute;n porque el cultivo de soja genera menos energ&iacute;a que el bosque, y lo estamos reemplazando para producir energ&iacute;a. Esta pr&aacute;ctica, si bien puede ser rentable desde el punto de vista econ&oacute;mico, es poco eficiente desde lo energ&eacute;tico, teniendo en cuenta alternativas como la producci&oacute;n de electricidad a partir de la biomasa del bosque. <br />
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&ldquo;Esto requiere repensar el sistema de otra manera, para aprovecharlo de forma sustentable, solucionando una cantidad enorme de problemas que tienen que ver con c&oacute;mo aprovechar esa energ&iacute;a. Es una alerta para decir: Podemos estar encontrando una soluci&oacute;n a la manera de aprovechar estos bosques para cubrir las necesidades energ&eacute;ticas, que podr&iacute;a ser m&aacute;s racional, eficiente y sustentable que hacer biocombustibles&rdquo;, afirm&oacute;.<br />
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