Tal como fue reportado desde la empresa, Indra registró en 2012 una evolución satisfactoria, cumpliendo todos los objetivos establecidos para el ejercicio.
La consecución de estos resultados exigió un esfuerzo de gestión, al haber tenido que compensar con una mayor actividad en los mercados internacionales una evolución significativamente más negativa de la prevista en el mercado español, dominado por un entorno macroeconómico más desfavorable del esperado, que afectó tanto a los niveles de contratación y ventas como a la rentabilidad y el capital circulante.
Las ventas totales aumentaron 9% hasta alcanzar 2.941 millones de euros, en la parte más alta del rango previsto al inicio del ejercicio de entre 8% y 9%. El comportamiento de la compañía en los mercados internacionales fue muy positivo y elevaron su peso en el total de las ventas en 14 puntos porcentuales, significando ya 57%, al crecer en el ejercicio 45% y por encima de 25% sin considerar el efecto de las adquisiciones.
Esta favorable evolución logró compensar la caída de 18% del mercado doméstico.
La contratación creció 7%, hasta situarse en 3.193 millones de euros, superior en 9% a las ventas del periodo y representando 1,1 veces dicha cifra, por encima del objetivo de alcanzar un ratio superior a 1,0x. De nuevo el comportamiento de los mercados internacionales fue muy favorable con un aumento de 45%, elevando el peso de la contratación internacional hasta 63% del total.
La cartera de pedidos aumentó 7%, hasta 3.470 millones de euros y representa 1,2 veces las ventas del ejercicio 2012.
En cuanto a la evolución del empleo, la plantilla total de Indra al cierre de 2012 se situó en 38.577 profesionales, 8% superior a la de cierre de 2011. La plantilla internacional, algo más de 17.000 profesionales, representa 44% del total y crece 17% respecto a 2011. La cifra de profesionales en España se situó en 21.550, con un crecimiento de 2% respecto a finales del año anterior.
Esta favorable evolución fue posible gracias a diversos factores, entre los que destacan: medidas para ajustar los recursos y costos operativos españoles a la peor situación; adaptación de la oferta, en particular de soluciones, a los requerimientos competitivos de otros mercados geográficos; y la gestión exitosa de la integración de las compañías adquiridas en Brasil, Italia y Noruega.