“Desde el comienzo de la pandemia, más de 14.500 empresas pequeñas, medianas y grandes se han comprometido a trabajar de forma articulada para asegurar la continuidad de las operaciones necesarias para que los alimentos y bebidas lleguen a la mesa de los argentinos. Es así que el sector ha sabido demostrar su carácter esencial en la matriz productiva del país, extremando los esfuerzos para asegurar la salud y la seguridad de sus trabajadores y así garantizar el normal funcionamiento de toda la cadena de valor logrando abastecer a más de 270.000 bocas de comercialización que existen en el país”, señalan desde Copal.
La industria de alimentos y bebidas del país ocupa un rol clave en la sociedad. El entramado productivo, en términos de cantidad de empresa, se constituye en un 97% por pymes. En total, el sector genera cerca de 400.000 empleos registrados de manera directa y más de 1,5 millones de forma indirecta.
Asimismo, a través de sus exportaciones, robustece las reservas internacionales del país y contribuye a mitigar los efectos de la falta de divisas que aqueja a la Argentina. Esto se puede visualizar a que en los últimos diez años la IAB generó un gran superávit comercial de más de US$ 24,500 millones promedio, lo que se traduce en el doble del promedio del déficit de cuenta corriente argentino en el mismo período.
Sin embargo, a pesar de la gran dimensión y potencial que posee la industria, la misma se enfrenta hace años a una situación estructural de estancamiento.
Daniel Funes de Rioja, presidente de COPAL, declara: “Hace 46 años que desde COPAL trabajamos con la misma convicción, solo a través del diálogo y del trabajo mancomunado entre el sector público y privado podremos realmente potenciar a la industria argentina.” Y añade, “Desde nuestros inicios hemos bregado para abastecer con permanencia y continuidad los mercados tanto internos como externos, impulsando a la iniciativa privada como un sector estratégico de la producción y de la economía a escala federal”.