Las tres ciudades están siendo el escenario de los primeros desarrollos y pruebas abordados en este proyecto, que tiene como objetivo desarrollar un nuevo modelo de ciudad inteligente, eficiente y sostenible en el que el ciudadano es protagonista y tiene un papel activo.
Una de las líneas más innovadoras en las que se está trabajando en el proyecto es la visión del ciudadano como “sensor” capaz de generar una enorme cantidad de datos, a través del uso que hace de las infraestructuras urbanas, como el transporte público o los aparcamientos; de las aplicaciones móviles, que permiten al ciudadano registrar incidencias en una plataforma global; o de las redes sociales, a través de las que puede compartir su ubicación y contenido multimedia como mensajes o fotos.
En Málaga y Zaragoza, por ejemplo, se están realizando pruebas para localizar las áreas de la ciudad con mayor actividad social y los puntos de interés en los que mejorar la gestión, mediante la información que ofrecen las redes sociales. También se está probando la creación de nuevos servicios a través del uso que los ciudadanos hacen de Twitter. Gracias al geo-posicionamiento de los mensajes y a los algoritmos de minería de datos, se pueden identificar las zonas más activas, y al analizarlas junto con las etiquetas (hashtags) más nombradas, las trayectorias, etc. es posible modelar el comportamiento de la ciudad. Este estudio de la actividad social es completado mediante el análisis semántico de los mensajes, a través de la aplicación de técnicas de procesado del lenguaje natural.