Aunque creció un 2,6% con relación a igual mes de 2015, el retroceso experimentado refleja en su mayor parte el efecto de la expansión registrada en la base monetaria, no acompañada por un crecimiento paralelo de los depósitos a plazo fijo. Particularmente magro, de hecho, fue el aumento de los depósitos en pesos.
“Llama la atención el abrupto incremento registrado en la base monetaria en junio, cercano al 10%, luego de tres meses de fuerte contención. Ello tiene que ver con una política más laxa en materia de tasas de interés, que se tradujo en una menor absorción monetaria vía LEBAC”, indicó el economista Víctor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano.
Cabe recordar que el ICSF se construye dividiendo el monto de depósitos a plazo fijo del sector privado por el de la base monetaria. Se adoptó como valor 100 el que dicho índice tuvo en 1996, considerando el total de plazos fijos tanto en pesos como en dólares.