<p>Todos los años, bajo el lema “Tradiciones que nunca cambian”, Aguila, lanza una edición especial de fechas patrias para rendir tributo a los acontecimientos, que gestaron los cimientos de nuestra patria. <br />
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“Mujeres de mayo. Heroínas en la sombra” es la nueva edición especial que presenta cuatro relatos sobre heroínas argentinas, escritos por el renombrado historiador Mario “Pacho” O’Donnell. Sus relatos describen las hazañas de cuatro mujeres que dejaron un importante legado para nuestra historia por su valor y entrega desinteresada por nuestro país: María Catalina Echeverría de Vidal, María Remedios del Valle, Juana Azurduy y Mariquita Sánchez de Thompson. <br />
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Con esta edición especial, Aguila rinde un homenaje a algunas de las mujeres que fueron protagonistas en nuestra independencia.<br />
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María Catalina Echevarría de Vidal (1782-1866)<br />
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Humilde costurera que se ofreció a colaborar con la causa patriota. Manuel Belgrano le encomendó entonces la tarea de confeccionar la primera bandera argentina. María Catalina puso manos a la obra y se hizo de paños blancos y azules de la mejor calidad, que se podían hallar en Capilla del Rosario del Pago de los Arroyos, hoy Rosario, y cosió la enseña con arte y dedicación. Seguramente, luego habrá sido una más de quienes fueron conmovidos testigos de su izamiento, el 27 de febrero de 1812, con motivo de la inauguración de la batería Independencia a orillas del río Paraná.<br />
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María Remedios del Valle<br />
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En los atrios de las iglesias porteñas una anciana cuyo color de piel denunciaba su ascendencia de esclavos, pedía limosna. Se hacía llamar “La Capitana” y decía que sus heridas de balas, de lanzas y hasta de azotes las había recibido “cuando de verdad se peleaba por la Patria”. Y no mentía ni deliraba porque, en 1807, actuó en la defensa de Buenos Aires en el cuerpo de Andaluces. Luego se incorporó al ejército de Belgrano, participó del éxodo jujeño y cuando se libró la batalla de Tucumán ella estuvo en primera fila atendiendo a los heridos y luchando cuerpo a cuerpo. Quizás su condición de mujer y el color de su piel impidieron que en su tiempo y hasta hoy se reconocieran sus méritos.<br />
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Juana Azurduy (1780-1862)<br />
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Nació en Tarabuco, en las proximidades de Chuquisaca, entonces Alto Perú, (hoy Sucre, Bolivia). Se comprometió en la lucha por la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, como entonces se llamaba a nuestra patria, a la par de su esposo, Manuel Ascencio Padilla. Fue tan ardorosa su lucha, en la que perdió sus cuatro hijos pequeños, que el gobierno de Buenos Aires, a instancias de Manuel Belgrano, la designó Teniente Coronela del ejército patriota. Murió, anciana y olvidada, un 25 de mayo, como si el destino le hubiera hecho un homenaje que su patria aún le debe.<br />
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Mariquita Sánchez de Thompson (1786-1868)<br />
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Recordada por haber albergado en su hogar la primera ejecución del Himno Nacional, no fue ese su único mérito. Ardiente defensora de los derechos de la mujer en tiempos en que esta era relegada a tareas del hogar y a la sumisión matrimonial, luchó, aún adolescente, porque se le reconociera el derecho a casarse con un hombre que amaba y no con quien había decidido su padre. Luego de un largo pleito logró su cometido sentando un precedente histórico. Su hogar fue una tertulia frecuentada por los poetas románticos Echeverría, Alberdi, Gutiérrez, a quienes alentó y financió.</p>
Aguila lanza la edición Mujeres de mayo. Heroínas en las sombras
Rinde homenaje a aquellas mujeres que colaboraron con nuestra independencia y enriquecieron nuestra historia.