Toca a Latinoamérica rendir examen

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Las excelentes condiciones internacionales para Latinoamérica parecen haber llegado a su fin. Cada economía deberá demostrar que los avances de la última década obedecieron a mejoras implementadas en política económica y no a la suerte, según abeceb.com.

La primera década del nuevo siglo ha sido sin dudas excepcional para Latinoamérica en materia de condiciones externas. Sin embargo, el año pasado parece haber sido el punto final para este período de bonanza inédita, y el punto de partida de otro en el que los países de la región comenzarán a poner a prueba si los avances en términos de fundamentals macroeconómicos mostrados en la última década fueron producto de la suerte o de mejoras en la calidad de las políticas económicas implementadas por los distintos gobiernos, analiza Juan Pablo Ronderos, gerente de Desarrollo de Negocios de abeceb.com.

El quiebre fundamental entre un período y otro ha sido el cambio de discurso de la Reserva Federal desde mediados de 2013, con el foco en una cada vez más probable y más cercana reversión de la política monetaria híper expansiva que dominó la escena luego de la crisis de 2008/09.

 

Ya hacia la mitad del año pasado ese cambio tuvo impacto en los mercados financieros internacionales, con epicentro en las economías emergentes, a pesar de no haber sido más que eso: un cambio de discurso.  Esa fue la primera muestra para todos de lo que podía y puede significar un giro de la FED, con salida masiva de capitales de la mayoría de los emergentes, devaluaciones de sus monedas, presión sobre los precios de los commodities, etc.

 

En la región, prácticamente todos los países sintieron el impacto, aunque hubo casos como Brasil donde el efecto fue notorio.

 

Si bien hubo cierta reversión de los efectos luego de comprobarse que la política monetaria norteamericana iba a seguir en la misma senda por al menos un tiempo más, nada volvió a ser lo mismo desde aquel momento, que marcó un quiebre en las expectativas de los mercados financieros de cara al corto y mediano plazo. Expectativas que comenzaron a confirmarse hacia fin de año, cuando la FED hizo su primer movimiento efectivo con el anuncio del tapering, o reducción gradual de las inyecciones de liquidez de los programas de quantitative easing.

Así, 2014 comenzó con un clima absolutamente diferente al que reinaba en todos los años anteriores. Aunque con interrogantes respecto de los tiempos que se tomará la autoridad monetaria norteamericana para comenzar a desandar el camino, ya no hay dudas respecto de que lo tarde o temprano lo hará. Y esto cambia por completo la escena global, y en particular para la región, ya que se espera que los efectos que se sintieron desde la segunda parte del año pasado se consoliden e incluso se incrementen.

 

Presiones sobre los precios de commodities, mayores dificultades para captar inversiones externas, tasas internacionales en alza, efectos sobre la demanda global de productos de todo tipo, etc. son temas que comenzarán a estar en el tope de la agenda desde este año, y que se profundizarán y consolidarán con el paso del tiempo.

Pero a estos efectos se suman además muchas dudas acerca de la capacidad de la economía global para volver sobre los pasos andados en todos estos años. Particularmente, sobre la capacidad y márgenes de maniobra de los hacedores de política en todos los países, pero en especial en las economías centrales, para corregir los desbalances que ya dominaban la escena internacional antes de la crisis de 2008/09.

 

¿Será capaz la FED de evitar otra burbuja especulativa como la del mercado inmobiliario que explotó en aquel momento?

 

¿Podrá salirse del rumbo actual sin que le explote alguna burbuja producto de estos años de tasas inéditamente bajas?

 

¿China tendrá la capacidad para llevar a su economía a un aterrizaje suave en medio de su intención de cambiar su modelo de crecimiento desde la inversión y las exportaciones como motores de expansión hacia otro donde el impulsor sea el consumo?

 

¿Europa logrará torcer su deterioro lento pero constante en un mundo más complicado?

 

¿Los problemas de los países de la periferia y las diferencias que se hicieron notables entre éstos y las economías centrales son cosa del pasado o todavía están irresueltas? Este es un contexto completamente diferente para las economías de la región al que enfrentaron la década pasada. Y no justamente uno más favorable, sino todo lo contrario.

 

El período que comienza (o que ha comenzado en algún momento de mediados del año pasado) está repleto de desafíos para Latinoamérica.

 

Los avances logrados en todos estos años serán puestos a prueba, con una exigencia muy alta. Será el momento entonces de demostrar en cada caso que lo sucedido en todos estos años no ha sido producto exclusivamente de la suerte, sino que detrás de lo que parece a simple vista una mayor fortaleza hay una mejora en la calidad de las políticas económicas en particular y de todas las políticas públicas en general. Lamentablemente no todas las economías de la región serán capaces de sortear este período de exámenes exigentes.

 

Algunos países ya muestran señales de deterioro producto fundamentalmente de malas políticas implementadas en la última década y que ya no pueden maquillar gracias a un mundo favorable.

 

Otros han sentido el impacto y muestran intenciones de dar batalla para aprobar los tests, con un resultado abierto por el momento. Y muchos, por suerte, comienzan a mostrarse fuertes para hacer frente a estas vicisitudes.

 

Lo sucedido en materia de crecimiento en 2012/13, y las expectativas de expansión para el período 2014/15, dan una pauta de quiénes pertenecen a cada uno de estos grupos.

 

Todavía hay margen para que aquellos que aún tienen posibilidades de dar la pelea sean capaces de enfrentar con éxito los exámenes.

 

Pero, sin dudas, los tiempos de una bonanza inédita suficiente para ocultar los problemas debajo de la alfombra han llegado a su fin.

 

Latinoamérica, y los mercados emergentes, en general, se enfrentan desde hace meses a un mundo desafiante e incierto, con un final abierto.

 

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