Su economía globalizada y diversificada depende fuertemente del comercio, especialmente la manufactura.
Se ha mantenido durante varios años al tope del ranking como mejor lugar en el mundo para hacer negocios y, según indica la Economist Intelligence Unit, seguirá siendo el lugar más amigable para los inversores extranjeros hasta 2018, mientras que Suiza y Hong Kong retuvieron el segundo y tercer puesto.
Políticas favorables en finanzas e inversión extranjera ayudaron a los países asiáticos a retener sus puestos en los rankings. En el Sudeste asiático, la competencia entre ciudades por convertirse en centros para las finanzas internacionales, manufactura y logística motivaron mejoras en el entorno empresarial, según muestra el estudio.
La investigación mide riesgos políticos además de costos operativos que incluyen impuestos, financiamiento y costos laborales.