Prevén un 2014 más duro que el año siguiente

El crecimiento de este año se prevé menor al de 2013, estimándoselo entre 1% y 2%. Va a ser algo más duro que el 2015, no sólo por la importación de energía, los intereses de deuda y el pago de cupón de PIB, sino por la restricción de divisas y la administración del comercio.

2 enero, 2014

En el Panorama Económico y Financiero 100, del Centro de Investigación y Medición Económica Escuela de Economía y Negocios, Universidad Nacional del San Martín, Enrique Déntice señala que “nuestra previsión desde julio de 2013 es de 1,5% dado que todo incremento del nivel de actividad requeriría de un aumento muy fuerte de importaciones de energía, como de importaciones de bienes intermedios como finales y, en este sentido, no se puede no aventurar que el 2014 va a ser algo más duro que el 2015, no solo por la importación de energía, los intereses de deuda y el pago de cupón de PIB”.

 

Coexisten la restricción de divisas y la administración de comercio, ambos factores explicarían el debilitamiento del PIB y la necesidad del gobierno de obtener financiamiento externo.

 

El escenario que se prevé para el mercado de granos a nivel global, según el informe Económico nº28, nos indican expectativas favorables en términos de demanda para largo plazo, no solo por la evolución de China e India, sino por otras economías que nacen y poseen una gran cantidad de población como Filipinas, Vietnam y Tailandia.

 

Los precios internacionales de materias primas (soft commodities) si bien han descendido del máximo operado en 2008, siguen siendo elevados en términos históricos.

 

La oferta mundial de granos 2013/14 para maíz, trigo y cebada se estima sería abundante y con una demanda que reaccionaría positivamente.

 

La producción de soja de EE.UU. se espera aceptable y si bien la demanda se presenta con una tendencia firme en base al ratio: stock/consumo, esto, nos indicaría una necesidad de buenas cosechas tanto del Brasil como de la Argentina a fin de satisfacerla, merced a buenos climas.

 

Regionalmente el 2013, deja algunas señales de alerta respecto a la economía de Brasil; efectivamente, según los datos de IBGE, el PIB se redujo en el tercer trimestre 0,5%, siendo la contracción más fuerte desde 2009 y los pronósticos del Banco Central del Brasil, indican que en 2014, la economía seguiría desacelerada. Se espera un PIB creciendo en 2,1%, por debajo del 2,5% de 2013.

 

De esta manera, el crecimiento de nuestro socio estratégico, será el más bajo a nivel mundial y regional, en base a las proyecciones de los organismos brasileros y de la CEPAL.

 

La tasa de inversión se ubica en un 19% (inversión medida en % de PIB); nivel bajo para un país emergente y que impacta en la actividad industrial negativamente.

 

Desde 2010, la política aplicada por el gobierno brasileño ha sido una política fiscal mucho más restrictiva y ese motivo sería una clave de la desaceleración.

 

La inflación en el país vecino se mantiene moderada (5,81% 2013 y 5,92% 2014). Los niveles de consumo y empleo se hallan sólidos como también, el sistema financiero.

La visión del FMI, respecto a la situación del Brasil es que: “Se precisan medidas que modifiquen la composición de la demanda en beneficio de la inversión y el movimiento de la producción” (informe de auditoría – art. IV, FMI).

 

En nuestro país por su parte, las medidas adoptadas por el gobierno nacional en cuanto al crédito externo para compensar la escasez de divisas, el acuerdo para cancelar deudas con Repsol, el CIADI, el rediseño de las estadísticas de precios y actividad con el aval del FMI, han sido vistas como el probable paso previo a un arreglo para el art. IV con el FMI, que destrabe la renegociación con el Club de Paris y evidenciar la voluntad de acuerdo para con los holdouts, integrando a esto la creación de la oficina de renegociación de deuda, hechos que despertaron en los últimos días una euforia en las cotizaciones de los activos financieros locales.

  

La oferta agregada y el nivel de actividad, no han acompañado esta euforia. El mayor incremento se ha observado en los sectores productores de servicios, más que en los productores de bienes, comparando con el 2012. En el sector bienes y servicios el sector agropecuario fue el de mayor crecimiento traccionado por: el maíz, la soja y una evolución favorable del sector pecuario.

 

Por su parte, la industria mostró un crecimiento moderado y la construcción lo hizo a la baja. Al observar en los sectores productores de servicios, al igual que en 2011 y 2012, la intermediación financiera creció impulsada por los depósitos a plazo fijo en pesos del sector privado y los préstamos al sector privado. Tanto el comercio mayorista como el minorista han crecido de la mano del consumo.

 

Los aumentos salariales y una estabilidad laboral relativa durante 2013 han contribuido a mantener la demanda agregada, sin embargo se percibe una débil posibilidad de generación de empleo formal.

 

Durante 2013, el efecto conjunto de absorción interna (evolución salarial, asignación universal por hijo, jubilaciones y pensiones) y una política fiscal expansiva favorecieron el crecimiento de la economía, si bien, la inversión ha crecido un 14%.

 

Los datos de la industria evidenciados en el EMI para octubre mostraron una caída interanual de 0,5%. Con este resultado, en 10 meses el sector manufacturero en la variación interanual tuvo un crecimiento de 0,9%.

 

El sector industrial en su conjunto se muestra heterogéneo en su comportamiento sectorial.

 

En efecto, el Estimador Mensual Industrial permite observar el comportamiento de tres grupos sectoriales: 1) molienda de cereales, oleaginosas, lácteos, acero crudo y otras metalmecánicas que en los pasados 24 meses mantienen índice de retraso; 2) yerba mate, té y fibras sintéticas continúan en caída en los últimos 36 meses y; 3) bebidas, cigarrillos, tejidos, papel y cartón, imprenta y editoriales, petróleo procesado y químicos básicos y materiales plásticos con sus manufacturas, solo observaron retracción en 2013.

 

El conjunto de la actividad industrial se sostiene en: a) gases industriales, b) carnes blancas, c) detergentes, d) productos farmacéuticos, e) neumáticos y f) vidrios y materiales para construcción, que mantienen tres años de crecimiento. Los rubros que han crecido en los pasados 24 meses han sido: hilado de algodón, y carnes rojas y, aquellos que durante 2013 han mostrado un signo positivo han sido: agroquímicos, cemento, aluminio, automotriz, azúcar y productos de confitería.

 

La industria exhibe la dinámica de cada sector con un comportamiento disperso. Esto, no alcanza al momento de proyectar el 2014 con un crecimiento sostenido; más aún en un escenario de restricción cambiaria.

 

Las necesidades a ser cubiertas con los proyectos de inversión quedarán en 2014 ligadas a las expectativas que puedan despertarse del despeje de incertidumbre sobre el deslizamiento de precios y la discusión salarial; elementos no menores a la hora de establecer crecimiento.

 

El sector automotor dinámico es una necesidad para la Argentina en la relación con el Brasil, donde los interrogantes sobre cómo evitar las asimetrías entre ambas economías se acentúa, más aun con la coyuntura que en términos de divisas presenta nuestro país.

 

El sector externo manufacturero para los meses de enero-octubre 2013 nos indica que el mismo creció un 3%. Esto no permitiría pensar que el nivel de importaciones no debería ser muy alto en 2014.

 

El efecto que la política cambiaria introdujo en el sector la incertidumbre que llevó a algunos rubros industriales a generar una demanda por “causa-precio”; esto es: a fin de cubrirse del tipo de cambio, la opción ha sido stockear.

 

La tasa de crecimiento del PIB para 2013 se estima superior al 3,5%, según los datos que arroja el EMAE en el segundo semestre. Para explicar esto, se debe recurrir al efecto del rebote del campo, la construcción y el sector industrial.

 

La demanda interna se explicó este 2013 en una búsqueda de refugios de valor, en autos y otros bienes durables. También, se incrementó el consumo de alimentos básicos, celulares y televisores, la adquisición de paquetes turísticos en el exterior y se notó una disminución en rotisería, marroquinería y algunos servicios.

 

En el plano fiscal, el gobierno ha tenido un sesgo expansivo. El gasto primario creció 32,7%, siendo levemente mayor el aumento de los ingresos. Los gastos corrientes se han incrementado un 30% debido a las prestaciones de la seguridad social y subsidios al consumo de servicios públicos.

 

También, se han incrementado los gastos de capital (43% v.i.a). Las necesidades de financiamiento del Tesoro Nacional, al igual que en 2012 se solventaron con el fondo de Garantía de Sustentabilidad del Régimen Previsional Pública y del BCRA.

 

En la remisión de utilidades y la transferencia de reservas internacionales para la cancelación de la deuda externa como también de la ampliación del margen de otorgamiento de adelantos transitorios del BCRA al Tesoro Nacional.

 

El nivel de reservas en los primeros días de diciembre 2013 se ubicó en U$s30.483 millones, si bien se ha empezado ya a liquidar divisas de las cerealeras exportadoras, la política de mantener el ritmo de devaluación acelerado ha sido recibida en el mercado como una medida de achicar la brecha entre la cotización del dólar oficial y el paralelo.

 

La idea que se plantea sería tratar de reforzar el nivel de reservas para confluir al objetivo de igualar valores en la divisa estadounidense en el primer trimestre 2014; coincidente con la liquidación de la soja en el primer trimestre de 2014.

 

En términos de política monetaria, podemos observar que la base monetaria experimentó un crecimiento mayor al operado en el PIB nominal, si bien inferior al de 2012. Mientras que las operaciones del BCRA con el Tesoro resultaron ser la fuente de creación primaria de dinero; la expansión secundaria se explicó en los préstamos al sector privado en moneda nacional.

 

El índice de precios oficial continúa en niveles de un dígito y la inflación real es admitida, pero por otros indicadores como por ejemplo la tasa de minidevaluación del peso. El gobierno buscaría disminuir la intensidad del deslizamiento de precios.

 

En este sentido, para cortar con la tendencia alcista, plantea una pauta salarial del orden del 18% si bien ya poco posible luego de los sucesos de demandas salariales de las fuerzas de seguridad provinciales, para alinearla con el incremento en los precios mayoristas y que podría resultar coincidente con el valor del nuevo índice de precios nacional a estrenarse en el 2014.

 

De esta forma la idea resulta: amesetar los costos y compensar las pérdidas de valor adquisitivo de los salarios por la aceleración de la tasa de devaluación. Todo se acompañaría de más acuerdos de precios si bien ahora de carácter voluntario por un plazo de un año.

 

Hasta el momento, sin embargo, los anuncios del gabinete de no afectar la vida económica, no despejan el largo plazo, pero si el corto siendo previsible que no habría un desdoblamiento cambiario.

 

Mientras tanto, la tasa de devaluación anualizada se halla cercana a 50% frente a una tasa de interés del 20%, lo que explicaría que se acelera la corrida sobre las reservas del BCRA.

 

La medida de incrementar impuestos a vehículos de alta gama, ha sido vista como una medida fiscal, pero que no corrige ni resuelve el tema central entre política monetaria y política cambiaria.

 

El sector externo ha enfrentado tensiones, explicables en el déficit energético, la operación del tipo de cambio real y la demanda de activos externos que se mostró muy fuerte. El resultado negativo de la balanza de pagos derivó de una tendencia persistente del déficit comercial en energía, turismo y las restricciones impuestas a la remisión de utilidades.

 

Las expectativas

 

El PIB terminaría en 2013 con un crecimiento, en un rango entre 2,9% y 3,5% en base al mercado. En definitiva, saltando las discusiones técnicas de cómo calcula el gobierno el crecimiento, el conceso es que se creció en torno a un 3,4 %.

 

Para el año próximo, el crecimiento será menor, estimándoselo entre el 1% y 2%. Siendo nuestra previsión desde julio de 2013 de 1,5% dado que todo incremento del nivel de actividad requeriría de un aumento muy fuerte de importaciones de energía, como de importaciones de bienes intermedios como finales y en este sentido no se puede no aventurar que el 2014 va a ser algo más duro que el 2015, no solo por la importación de energía, los intereses de deuda y el pago de cupón de PIB.

 

Coexisten la restricción de divisas y la administración de comercio, ambos factores explicarían el debilitamiento del PIB y la necesidad del gobierno de obtener financiamiento externo.

 

El crecimiento menor de la actividad sería desparejo y con tendencia a convivir sectores con crecimiento y otros con estancamiento y ello impactando en las economías regionales en idéntico sentido.

 

El sistema de minidevaluaciones se mantendría acelerada.

 

¿Cuál sería el nivel de deslizamiento de precios que espera el mercado? Esta pregunta obtiene una respuesta: cerrando paritarias en un 24%, corrigiendo tarifas algo por encima de estas y una devaluación compensada de 29%, la expectativa resultaría de 27%, aventuran algunos analistas.

 

Las empresas, por su parte, esperan tener similar nivel de ventas al de 2013 pero con mayores costos y menos márgenes de ganancias.

 

Las premisas pasan por cuidar la caja de divisas, pero sin cambios mayores que modifiquen el escenario económico.

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