Después de un gran crecimiento hasta 2011/2013, las cifras vienen ahora en descenso marcado. En 2015 crecieron comparadas con 2014, pero en los primeros 7 meses de 2016 vuelven a caer (16,8%) y llegan solo a US$ 2.974 millones. De mantenerse la tendencia este año las exportaciones a China este año llegarán a solo US$ 4.350 millones (el número más bajo desde 2007).
El déficit bilateral en 7 meses de este año también se mantiene elevado porque suben a la vez las importaciones desde China, que están en US$ 3.576 millones.
Las relaciones bilaterales entre Argentina y China están por ahora más basadas en el comercio que en las inversiones.
Las exportaciones locales siguen, pese a la caída, confirmando a China como el segundo segundo principal mercado.
La dinámica del comercio entre Argentina y China tuvo enorme fuerza desde el inicio del siglo XXI hasta hace un lustro y desde allí la situación de estancó. Las exportaciones argentinas hacia China no se incrementan (y caen) desde hace medio decenio (en 2011 fueron de US$ 6.271 millones, y en 2008 ya habían llegado a US$ 6.598 millones). En 2015 crecieron y fueron de US$ 5.174 millones, pero vuelven a caer este año.
La búsqueda de mayor intensidad en la relación (después de que no aparecía China como gran prioridad, cuando asumió el nuevo gobierno argentino a fines de 2015) parece estar apareciendo en el vínculo bilateral últimamente.
En 2001 (a inicios de siglo) China sólo explicaba (compraba) el 5% de nuestras exportaciones, pero ya en 2005 llegó al 8% de las compras desde el exterior de productos argentinos, y en 2010 alcanzó al 10% (duplicación de porcentaje en una década). Mientras, los niveles se estabilizaron ya en 2011, cuando China bajó para explicar el 8% del total de exportaciones argentinas, nivel similar al se mantuvo en 2012, 2013 y 2014. En 2015 generó el 9% aproximadamente.
Negociaciones inmediatas bilaterales que sucedan a la reuniones alto nivel reciente (incluyendo la vista del Presidente Macri) deberían dirigirse a la generación de incrementos de la demanda de bienes desde China, lo que permitiría mejorar la cantidad y composición de exportaciones de nuestro país.
El complejo sojero es el gran protagonista de nuestros envíos (casi 60% del total).Argentina (que produce agroalimentos, uno de los productos que más demanda China, y puede producir energía y minería, que también son demandadas por el gran país de oriente) está en un rango que lo ubica apenas entre el trigésimo y el cuadragésimo lugar entre los proveedores de China en el mundo. Japón, Corea y EEUU son los principales proveedores.
Los porotos de soja representan la mitad del total de exportaciones locales a China y son el principal rubro exportado, y el aceite de soja lo completa con alrededor de un 10% adicional.
En montos menores se exportan aceites de petróleo y u otros rubros, que no superan en cada caso el 1,5% del total, como tabaco en rama, cueros y pieles curtidos, moluscos, lactosuero y componentes de la leche, carne bovina congelada y crustáceos).
China es nuestro segundo cliente en el mundo, y la evolución de la relación muestra dos etapas en los últimos diez años.
Importaciones desde China
En materia de importaciones de nuestro país, puede decirse que China es un relevante proveedor argentino. Pero la relación es deficitaria para Argentina.
En una década China pasó de generar un 5% a un 15% de nuestras importaciones (aparatos eléctricos y electrónicos, aparatos mecánicos, químicos orgánicos y vehículos, especialmente).
El año pasado ya generó alrededor del 20% del total de importaciones argentinas.
En los químicos orgánicos es en donde más relevancia porcentual tiene Argentina en el total de exportaciones de China al mundo medidas por producto individual,
En los últimos años medidos, la composición no ha variado de modo sustancial, y más de la mitad de las importaciones argentinas correspondió a 2 capítulos del nomenclador arancelario: artefactos eléctricos y artefactos mecánicos. En estos dos capítulos se encuentran los aparatos eléctricos de telefonía (el principal producto importado), las partes de aparatos de telefonía, las máquinas de procesamiento de datos y los circuitos integrados.
Los otros productos de relevancia importados, son los químicos orgánicos o los compuestos inorgánicos, además de las motocicletas, los coches de viajeros, las máquinas para aire acondicionado, las bombas de aire o de vacío, los insecticidas o los transformadores eléctricos.
China tiene una alta significación en las importaciones de nuestro país. Es uno de los grandes actores en el aprovisionamiento de bienes para Argentina. Nuestro país concentra en solo tres países el 50% de todas sus importaciones: Brasil, China y EE.UU son sus principales proveedores en el mundo.
El potencial de China para Argentina es enorme. En el comercio, porque de los siete principales sectores exportadores argentinos, nuestro país tiene allí grandes oportunidades en cinco de ellos (vegetales, alimentos elaborados, minerales, aceites y productos del reino animal, los cuales representan el 60% del total de nuestras exportaciones).
Pero especialmente hay un gran potencial de notable interés para Argentina en posibles inversiones, porque China es el segundo inversor externo en América latina (detrás de Estados Unidos), y el país necesita inversión extranjera.
Una muestra del potencial de la presencia de inversiones de China en Argentina está dado en el hecho de que, mientras en el mundo observamos la dinámica de nuevas grandes empresas, las “multiemergentes” (empresas multinacionales que invierten en alianzas transfronterizas, producen y comercian instalándose en varios países en simultáneo y que son originarias de países emergentes), que representan factores de imán de crecimiento en estos países, se constata que de las principales 100 empresas multinacionales en el mundo, 44 son chinas (21 de la India, y en nuestro continente ya 11 de Brasil, 6 de México). Después de Asia, Latinoamérica es la región de mayor IED de parte de estos nuevos actores. Pero Argentina tiene aún poquísima presencia: la inversión extranjera aun no sube significativamente). Los niveles de IED son escasos y la mejora en la recepción de inversiones será estratégica para el futuro de Argentina