Bernanke: “Influimos más con la palabra que con la acciónâ€

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En la presentación de su blog donde piensa opinar como un ciudadano más, el ex presidente de la FED explicó que ahora que está afuera de la Reserva Federal, opinará sobre la economía a título personal. En su primera nota, explica su posición sobre las tasas de interés: es el estado de la economía – y no la Fed – lo que en última instancia determina  la tasa real de retorno posible. Por María Teresa Lavayén

Ben Bernanke eligió,  en su nota inaugural del blog, referirse a la fenomenal capacidad que tiene “la palabra” para crear expectativas en el mercado. Los funcionarios “hablan” y sus palabras son interpretadas de muchas maneras, algunas acertadas y otras no tanto.  El gran problema que tienen los responsables de decidir una política, claro, es que las consecuencias de enviar un mensaje equivocado pueden ser muy altas. Sobre este peligro cuenta  una conversación con su predecesor en la Fed, Alan Greenspan, quien una vez dijo a una comisión del Senado que, en su condición de jefe del banco central, había aprendido a “farfullar con gran incoherencia”.

Todo esto para decir que hoy, desde el llano, piensa que ha llegado la hora de dar opiniones sobre lo que sabe sin peligro de que sus palabras tengan más  peso que las de otro hijo de vecino.

El primer tema que eligió,  el de las bajas tasas de interés, tiene evidentemente la intención de justificarse. Fue durante su mandato al frente del banco central – 2006/2014 – que por primera vez en mucho tiempo las tasas de interés estuvieron en el suelo. Esa fue la respuesta que eligió la entidad para frenar el estallido de la crisis de las hipotecas.

¿Por qué las tasas están bajas”, pregunta. “Cuáles son las consecuencias para la economía el hecho que estén tan bajas?” Si se le pregunta eso al hombre de la calle dirá que es porque la Fed las mantiene así. Eso es verdad solo en parte. Es cierto que lo decide la Fed cuando fija el nivel de la tasa referencial. Sus políticas son también el principal determinante de la inflación, y las expectativas de inflación a largo plazo… y las tendencias de inflación afectan las tasas de interés

Pero lo que más importa a la economía  es la tasa de interés real, o ajustada a la inflación (o sea la tasa de mercado o la tasa nominal menos la inflación). La tasa de interés real es lo que más importa para las decisiones de inversión de capital, por ejemplo.  Es transitoria y limitada la capacidad de la Fed para afectar las tasas reales de retorno, especialmente en el largo plazo. Con excepción del corto plazo, las tasas de interés real son determinadas por una gran cantidad de factores económicos, entre los que se incluyen las perspectivas de crecimiento económico. No por la Fed.

Para entender por qué esto es así, ayuda introducir el concepto de “tasa de interés de equilibrio real” (a veces llamada  tasa de interés Wickselliana, por el economista sueco Knut Wicksell de fines del siglo 19 y principios del 20). La tasa de equilibrio  es la tasa de interés real consistente con el empleo total del trabajo y el capital, tal vez después de un periodo de ajuste. Muchos factores afectan la tasa de equilibrio, que pueden cambiar en el tiempo. En una economía dinámica y de rápido crecimiento  es lógico esperar que la tasa de equilibrio sea alta, suponiendo que todos los demás elementos permanezcan estables.  Reflejando la alta expectativa de retorno sobre las inversiones de capital.  En una economía recesiva o de crecimiento lento, es probable que la tasa de equilibrio sea baja, puesto que las oportunidades de inversión son limitadas y relativamente poco rentables. El gasto del gobierno y las políticas impositivas también afectan la tasa real de equilibrio.  Los grandes déficits  tienden a aumentar la tasa de equilibrio (aquí también, siempre que todos los demás elementos permanezcan estables)  porque los préstamos que toma el gobierno desvían los ahorros de la inversión privada.

 

Si la Fed quiere ver el total empleo de los recursos de capital y trabajo (que, por supuesto, eso es lo que quiere)  entonces su tarea es usar su influencia sobre las tasas de interés del mercado  para empujarlas hacia niveles consistentes con la tasa de equilibrio o su mejor cálculo de equilibrio. Si la Fed quisiera intentar mantener las tasas del mercado persistentemente demasiado  altas con relación a la tasa de equilibrio, la economía perdería velocidad (tal vez hasta caer en la recesión) porque las inversiones de capital no son atractivas cuando el costo de tomar prestado fijado por la Fed excede el posible retorno sobre esas inversiones.

 

Paralelamente, si la Fed quisiera llevar las tasas de mercado demasiado abajo, por debajo de los niveles consistentes con la tasa de equilibrio, la economía terminaría por recalentarse conduciendo a inflación, también una situación insostenible e indeseable. El resultado  es que es el estado de la economía, y no la Reserva Federal,  el que en última instancia determina la tasa real de retorno posible para ahorristas e inversores. La Fed influye en las tasas de mercado pero no en una forma irrestricta; si busca una economía sana entonces debe tratar de empujar las tasas de mercado hacia niveles consistentes con la tasa básica de equilibrio.

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