Desde sus orígenes en la edad antigua, los bancos estuvieron siempre a la cabeza de los avances y fueron los adalides de la innovación en servicios financiero. El siglo 20 especialmente, con sus avances en tecnología y computación , los obligó a incorporar grandes cambios en sus operaciones que les permitieron crecer notablemente en tamaño y alcance.
Pero ahora se encuentran amenazados por un nuevo tipo de competidores que buscan desbaratar sus modelos de negocios. Se trata de empresas que brindan consejos financieros, nuevas redes de préstamos y todo un entorno de mercado financiero digital que llega para facilitar y simplificar las operaciones.
Para esto los bancos tradicionales no estaban preparados y no aciertan a reaccionar con la celeridad que sería necesaria. Se encuentran ante jugadores que no están regulados y que prescinden de la intermediación, dice un análisis publicado recientemente por la consultora Deloitte.
Según los autores de ese trabajo, es la regulación la que impide al sector bancario innovar y crecer, sumada a una infraestructura y una manera de ver el negocio que les impide reaccionar agresivamente a la nueva amenaza.
PayPal y Transferwise, por ejemplo, han revolucionado el mundo de los pagos. Han surgido prestamistas par-a-par que eliminan los trámites y los requisitos que exigen los bancos para otorgar dinero. Todo eso y mucho más está generando una revolución digital que democratiza los servicios dando acceso a mucha gente que los bancos dejan afuera.
Al negocio tradicional de administración de la riqueza también se le está moviendo el piso porque su alto costo lo convierte en prohibitivo para millones de personas. Hoy, hay proveedores digitales de asesoramiento que brindan el servicio por una fracción del costo bancario. Todas las áreas que cubre el negocio tradicional de servicios financieros (seguros, préstamos, asesoramiento, pagos, transferencias, etc.) están ahora en el mundo digital protagonizando una notable democratización del acceso a los servicios y amenazando al modelo tradicional del negocio del manejo del dinero.
La verdad, es que en esto hay una inequidad que es preciso tener en cuenta, dice el estudio. Si los bancos tienen las manos atadas por la regulación, los no bancos también deberían estar sujetos a algún tipo de regulación. De lo contrario, no hay equidad en la contienda.