viernes, 22 de noviembre de 2024

¿Así que Putin y Rusia estaban marginados?

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Durante la reciente Asamblea General de las Naciones Unidas, Vladimir Putin, el presidente de Rusia fue confinado –al igual que su país- casi al aislamiento. Apenas un saludo con Barack Obama y con los principales líderes europeos. 48 horas después anunció los bombardeos en Siria y pasó a primer plano.

Sin que se sepa muy bien por qué, creció en los últimos años la idea de que la ex super potencia ya no contaba de forma decisiva en la escena internacional. El conflicto con Ucrania –tras la anexión de Crimea- pareció en Occidente un intento por recobrar hegemonía sobre todo lo que había sido el imperio soviético (y antes, zarista).

La respuesta de los países occidentales fue una serie de sanciones, especialmente económicas, que complicaron la vida cotidiana de los rusos, debilitaron la imagen de Putin (aunque en menor medida de lo esperado) mientras esperaban a que esta política surtiera efecto.

Para colmo, los árabes de la OPEP redujeron los precios del petróleo a la mitad. Las exportaciones energéticas son la principal fuente de ingresos rusa. De modo que todo el escenario apuntaba a una declinación humillante y a una futura derrota diplomática.

Pero todo Occidente subestimó a Rusia y a su líder. En primer lugar, el petróleo se extrae a precios internos. De modo que en rublos es una operación que no sufre. En segundo lugar, China y la India han firmado contratos de aprovisionamiento de crudo ruso de largo plazo.

Pero además, firmó con las otras potencias –incluido EE.UU- el acuerdo con Irán que, en teoría, pone en caja el avance nuclear de ese país.

Po último, aprovechó el vacío, la indecisión de Washington y sus aliados, y acaba de desplegar una enorme capacidad de fuego con el Ejército Islámico (y de paso contra todos los que se oponen al presidente sirio Bashar al-Asad).

Hay además otro elemento a considerar. La Iglesia Ortodoxa rusa apoya incondicionalmente el operativo. Como en tiempo de los zares cree que es su deber preservar la vida de los cristianos en Medio Oriente, exterminados por el Ejército Islámico. Lo que seguramente también explica el cuidadoso silencio del Vaticano sobre el tema.

Nadie puede explicar muy cuál es el alcance final de la estrategia de Putin. Lo único claro es que sorprendió a todos, ocupa el primer plano, operará en la conflictiva región por un largo plazo, y todos se olvidan de Ucrania. Además tiene otras cartas para jugar.

La inminente reunión con Ãngela Merkel y Francois Hollande, dará cuenta si Europa comienza a dar un giro en su rígida posición anterior.

Lo único claro de la intención de Moscú es reconstruir su influencia sobre los territorios de l antigua URSS, contener los avances de la OTAN, y también los de China por el este. Veremos cómo se desarrolla esta estrategia en las próximas semanas.

 

 

 

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