El 10 de octubre se celebra el Día Mundial del Huevo, una oportunidad para destacar a este alimento tan cotidiano como extraordinario, presente en el desayuno familiar, en recetas caseras y en la gastronomía profesional. Más allá de su sencillez, el huevo se consolida como protagonista en nutrición, salud y producción sustentable.
Reconocido como uno de los alimentos más completos del mundo, su proteína se distingue por su calidad y fácil digestión, ya que aporta todos los aminoácidos esenciales que necesita el organismo. También contiene vitaminas A, B, D y E y minerales como fósforo, hierro y zinc, además de colina, un nutriente clave para la función cerebral y el sistema nervioso.
Su aporte energético también lo hace atractivo: un huevo mediano contiene entre 55 y 80 calorías, menos que una manzana o una taza de yogur descremado. Esa baja densidad calórica, combinada con más de seis gramos de proteína, lo vuelve una opción versátil en planes de control de peso y también en dietas deportivas. Además, investigaciones científicas confirman que su consumo diario no eleva los niveles de colesterol en sangre ni incrementa el riesgo cardiovascular. Sus antioxidantes naturales, como la luteína y la zeaxantina, están asociados con beneficios para la visión y la salud cerebral.
El huevo también tiene su rol central en la economía y en la producción nacional. En el primer semestre de 2025, el consumo alcanzó las 380 unidades por habitante, un récord histórico que posiciona a la Argentina como el segundo mayor consumidor de huevos a nivel global, detrás de México. La producción acompañó esa tendencia y llegó a 384 unidades per cápita, con más de 18.000 millones de huevos al año y exportaciones a más de 65 destinos. Con cerca de 60 millones de ponedoras y más de 30.000 empleos directos e indirectos distribuidos en 18 provincias, el sector avícola se consolida como un motor clave de la economía agroalimentaria, con facturación superior a los 2.200 millones de dólares.
“Argentina tiene la oportunidad de seguir liderando en consumo y producción de huevos si mantiene su compromiso con la innovación y la prevención sanitaria. Cada mejora en bienestar animal y en bioseguridad se traduce en un producto más seguro y de mayor calidad para los consumidores, y en una cadena avícola más sólida y competitiva para el país. Lo que sucede en la granja tendrá repercusión en el producto final, debido a que la salud animal, humana y ambiental están interconectadas”, destaca Eugenia Sanz, veterinaria y directora de la Unidad de Negocios de Avicultura de MSD Salud Animal en Argentina.












