<p>Pero, en verdad, Turín es una madrastra renuente para una marca que entró a la fuerza en la cartera, hace recién veinticuatro años (1986) y es tan querida en Fiat como Citroën en Peugeot SA. En aquel momento, Giovanni y Umberto Agnelli se la arrebataron a Ford Motor, otro interesado, cuya entrada en Italia resistía Fiat.<br />
<br />
No obstante, Turín no tenía ni tiene designios a la altura de Alfa, una marca de lujo muy prestigiosa. A criterio de expertos italianos y alemanes, su destino “se orienta a una melancólica declinación en sus mercados centrales”, señala el analista Salvatore Bragantini. “Una marca de esta categoría no puede sobrevivir presentando modelos en forma esporádica. Necesita planes de Inversión a largo plazo”, no iniciativas como la compra de Bang&Olufsen, firma danesa dedicada a audio.<br />
<br />
La Fiat, apegada a Turín, jamás le tuvo cariño a la milanesa Alfa Romeo, a veces demasiado innovadora. Bien pudo conferirle –como a otras marcas- disciplina financiera o control de costos, sin vulnerar la identidad del producto. En su lugar, les hizo la vida imposible a técnicos y ejecutivos. Por ejemplo, la planta de Arese, cerca de Milán, está cerrada desde hace años y Alfa Romeo fabrica a duras penas 100.000 unidades anuales, lejos de las 500.000 alguna vez programadas.<br />
<br />
Pero las cosas cambian. Ahora, Ferdinand Piëch –mandamás de Volkswagen y Porsche- se interesa en adquirir Alfa. Su objetivo es completar una ya amplia cartera de marcas históricas, desde la propia VW (1935) hasta Porsche –apellido del abuelo-, Audi (ex DKW) y Lamborghini. <br />
<br />
El interés de VW tiene un ingrediente personal: Walter de Silva, hoy ejecutivo superior en Wolfsburg, trabajó quince años en Alfa Romeo. El técnico y Piech opinan que “con esfuerzos e inversiones mínimas, la marca volverá a prosperar”. Pero Sergio Marchionne, director gerente de Fiat-Chrysler, no se muestra claro, aunque parezca dispuesto a negociar por € 20.000 millones, o sea dos tercios de la capitalización accionaria. Al mismo tiempo, F-C depende de una AR integrada al grupo para alcanzar sus propias metas de escala.<br />
<br />
Este tipo de obstáculos, empero, podría superarse con la buena voluntad de los italianos. Esto explica que VW haya abierto discretos sondeos en la región lombarda con vistas a reactivar Arese: Piëch debe convencer a la comuna sobre las ventajas de su propuesta. Mientras tanto, hay un compás de espera que probablemente tome dos años. Pero en realidad Fiat-Chrysler –cada día más cerca de Detroit- debiera decidirse en cuestión de meses.</p>
<p> </p>
<p><br />
</p>
Volkswagen pretende quedarse con Alfa Romeo
Pocos se han dado cuenta, pero la mayor automotriz europea y cuarta del mundo desea comprar algo que para Fiat parece intocable, aunque no tanto como Ferrari. Alfa es patrimonio de toda Italia, sostienen los románticos de Milán.