Pero, de acuerdo con las reglas de privacidad que imperan en Alemania, los nombres de los sospechosos no se divulgan. Lo que sí se sabe es que ningunos de los sospechosos son ni fueron miembros del directorio de la compañía.
Klaus Ziehe, vocero de la fiscalía en Braunschweig, una ciudad cerca de las oficinas centrales de Volkswagen en Wolfsburg, dijo que las investigaciones continúan y que los fiscales no han descartado aun la participación de la alta gerencia. “Estamos estudiando todos los niveles, incluso a nivel directorio”.
En una audiencia realizada la semana pasada la empresa acusada dijo que hasta el último verano ninguno de los miembros del directorio estaba en conocimiento de que el software en 11 millones de vehículos diésel había sido programado para engañar a los tests de emisiones. Esa declaración atribuye la manipulación del software al trabajo de “empleados individuales”. Cuyas actividades no podían ser detectadas por nadie de afuera.
Paralelamente en Francia se abrió una investigación formal dado que una preliminar había demostrado que el fraude de Volkswagen fue intencional.