Desde 2014, cuando comenzaron los primeros estudios académicos sobre el poder rejuvenecedor de la “sangre joven”, comenzó el entusiasmo por lo que podría presentarse como la tan buscada “fuente de juvencia”. La comprobación científica, de todos modos, no es concluyente.
No obstante, una start-up de nombre Ambrosia ya tiene 100 clientes que pagan US$ 8000 por una transfusión de sangre adolescente. Esos clientes son generalmente personas adineradas que buscan evitar los males de la vejez
El fundador es el doctor Jesse Karmazin quien anunció en el recienteencuentro tecnológico Code Conference en California que cualquier persona de más de 35 años puede ser cliente de Ambrosia (en la mitología griega, la ambrosía y el néctar eran el alimento de los dioses del Olimpo).
La sangre donada generalmente proviene de adolescentes, aunque es elegible cualquier persona de menos de 25 años. La compañía compra su provisión en bancos de sangre, de manera que los muchachos que donan su sangre no saben que podría ser usada en adultos sanos.
Hablando ante una audiencia de tecnólogos, Karmazin explicó que la compañía no dice que el procedimiento puede evitar el envejecimiento. Dice, en cambio, que espera reclutar cientos de personas para que investiguen si las transfusiones pueden ayudar a combatir los síntomas específicos que se asocian con el envejecimiento. (Mientras tanto, gana mucho dinero con cada transfusión). La investigación que propone no es sencilla porque el envejecimiento nunca ha sido considerado enfermedad.
Karmazin dijo que los que compraron una transfusión han visto algunos resultados positivos y no informaron ninguno negativo. Son varios los riesgos asociados a una transfusión de sangre; una reacción alérgica, por ejemplo.
El empresario fundó la compañía luego de analizar las investigaciones hechas en 2014 con ratones que parecieron recuperar la memoria.
Esos estudios distan mucho de ser definitivos. Hay todo un debate gestado alrededor de la creación de esta compañía Ambrosia, a la que muchos acusan de aprovechar el entusiasmo que genera esta posibilidad que aun no tiene suficiente sostén científico.
Pero el concepto, reflotado recientemente, está atrayendo el interés de los inversores de Silicon Valley sobre las posibilidades que abre a futuro.
