<p>Su especialidad es cobrar muy barato rutas que, partiendo de grandes ciudades, alcanza puntos poco frecuentados en Jamaica, República Domicana, Puerto Rico, etc. Es exactamente lo que buscaban pasajeros que no quieren hacer reservas con tiempo y son atraídos por tarifas desde US$ 18 ida y vuelta (Buquebús cobra US$ 55 sólo por cruzar el Plata). </p>
<p>Pero Spirit, por ejemplo, advierte a los clientes que su única obligación contractual es transportarlos con seguridad de un punto a otro. El resto es extra. Como en su inspiradora irlandesa Ryanair, “no se aceptan devoluciones” es algo sagrado. Si el pasajero pierde un vuelo, pagará una multa de US$ 119 para volar en otra fecha.</p>
<p>Naturalmente, mucha gente encuentra escandaloso el sistema, pero mucha más lo acepta de buen grado. La empresa conduce unos siete millones de personas por año, o sea un décimo de lo que transportan aerolíneas convencionales tipo United o American. </p>
<p>Por supuesto, abundan las quejas por cancelación de vuelos, multas y ciertos costos ocultos en la letra chica. Claro, la compañía se compromete –en caso de suspensiones- a embarcar el pasajero en el siguiente avión… que tal vez salga recién en uno o dos días. </p>
<p>¿Es ésa forma de manejar una aerolínea comercial? “Sí”, sostiene Benjamin Baldanza, director ejecutivo de Spirit. “A veces somos frustrantes pero, en mucho, porque la gente tiene expectativas fuera de lugar. Por año, este negocio perdía tiempo atendiendo reclamos incompatibles con sus políticas. Nosotros no nos detenemos en quienes lloran la carta”. </p>
<p>La receta funciona. Mientras los combustibles subían a todo trapo y provocaban bancarrotas, en el segundo trimestre de 2008, Spirit obtuvo los mayores márgenes operativos y los menores costos por unidad del sector en Estados Unidos. En todo el año perdió apenas US$ 16 millones, contra pérdidas por US$ 78 millones en 2007.</p>
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Spirit, una aerolínea de maltrato exitoso
Originalmente, realizaba vuelos de alquiler entre Atlantic City un Las Vegas de bolsillo- y el medio oeste. No cotiza en bolsa y, desde 2006. adoptó un perfil de costo extremadamente bajo y vuelos à la carte a lugares inauditos, al menos en Estado Unidos.