Siemens, un caso de corrupción con alcance internacional

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Allanamientos dispuestos días atrás por fiscales suizos e italiano revelan un red que iba desde Rusia, China, Nigeria o Grecia hasta Alemania. Berna y Milán han bloqueado otros € 50 millones.

Intercom era una firma ítalosuiza que canalizaba por el mundo sobornos pagados por Siemens para ganar licitaciones u obtener contratos, al menos desde los años 90. Con sede en Bach, retenía apenas seis empleados y no operaba desde escindirse de Italtel, sociedad en liquidación desde mediados de 2006 y fuente de otro escándalo..

Pero los fondos de Intercom –detectados hasta ahora- provenían realmente de Siemens Italia (€ 120 millones) y la matriz germana (80 millones). Luego se empleaban para distribuir sobornos en el exterior. Por ejemplo, el caso develado por la fiscalía de Lausana donde la Siemens griega pagaba coimas para obtener contratos relativos a las olimpíadas de 2004.

Prodromos Mavridis, director ejecutivo de esa filial, tenia una cuenta extraterritorial en Suiza, por donde pasaban esos pagos. Al momento de detectarla y confiscarle € 50 millones, se descubrió que había estado activa hasta abril de 2006. Pero la fiscalía de Bolzano le seguía la pista a Mavridis desde 1994, o sea mucho antes del “affaire” olímpico. La diferencia es que las actuaciones iniciadas en 2006 ponen en evidencia, por vez primera, un sistema de corrupción en escala de Unión Europea.

Intercom era una firma ítalosuiza que canalizaba por el mundo sobornos pagados por Siemens para ganar licitaciones u obtener contratos, al menos desde los años 90. Con sede en Bach, retenía apenas seis empleados y no operaba desde escindirse de Italtel, sociedad en liquidación desde mediados de 2006 y fuente de otro escándalo..

Pero los fondos de Intercom –detectados hasta ahora- provenían realmente de Siemens Italia (€ 120 millones) y la matriz germana (80 millones). Luego se empleaban para distribuir sobornos en el exterior. Por ejemplo, el caso develado por la fiscalía de Lausana donde la Siemens griega pagaba coimas para obtener contratos relativos a las olimpíadas de 2004.

Prodromos Mavridis, director ejecutivo de esa filial, tenia una cuenta extraterritorial en Suiza, por donde pasaban esos pagos. Al momento de detectarla y confiscarle € 50 millones, se descubrió que había estado activa hasta abril de 2006. Pero la fiscalía de Bolzano le seguía la pista a Mavridis desde 1994, o sea mucho antes del “affaire” olímpico. La diferencia es que las actuaciones iniciadas en 2006 ponen en evidencia, por vez primera, un sistema de corrupción en escala de Unión Europea.

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