Por Sergio Franco Casillas (*)
Los datos se han convertido en una de las materias primas para el buen funcionamiento de las empresas. Por eso, una empresa que no está tecnologizada, sin especialistas en tecnologías de información ni sistemas computacionales que permitan llevar a cabo los procesos de captura de datos de clientes, de producción, de personal o de insumos, está obligada a invertir en proyectos de inteligencia empresarial (business intelligence) con el fin de alcanzar la madurez del negocio.
Los cambios que trajo la pandemia
La pandemia de covid-19 obligó a muchas empresas a cambiar su estrategia de negocio. A otras, las forzó al cierre por ofrecer productos o servicios que no eran necesarios para la población en ese momento.
Entre los negocios que prevalecieron están los que ofrecían productos de la canasta básica: tiendas de abarrotes, supermercados y farmacias. Otros, se vieron en la necesidad de cambiar su forma de vender y migrar a plataformas digitales para que sus productos o servicios llegaran a más clientes.
Las pequeñas empresas optaron entre distintos modelos de entrada en la digitalización. Algunas emplearon plataformas digitales de venta, como Amazon y Mercado Libre.
Otras, prefirieron publicar sus productos y servicios en redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram) para captar clientes y hacer prevalecer su negocio. Estas compañías permiten a sus usuarios crear páginas gratuitas de venta mientras que, por otro lado, hacen negocio con aquellos que desean pagar por publicitar sus productos para captar clientes e incrementar sus ventas.
Recopilando datos
De lo anterior, surgen dos preguntas: ¿cómo realizan estas plataformas la captación de clientes? ¿Cómo saben qué productos son de interés para los usuarios? Pues bien, existen mecanismos computacionales que captan la información de sus usuarios, midiendo sus reacciones ante las publicaciones (me gusta, compartir, comentar), la información que el propio usuario les proporciona, la navegación entre diversos sistemas y la interacción que produce con sus búsquedas en internet.
Todos estos datos se almacenan y analizan para conocer los gustos de los usuarios y así lanzar publicidad de interés para convertirlos en clientes potenciales de aquellos proveedores que pagan por publicitar su negocio en la plataforma.
Para hacer posible lo anterior surge, en el campo de la ciencia de datos, la minería de datos, la disciplina que se encarga de analizar la información recopilada, con el fin de extraer patrones y tendencias para utilizarlos en pro de la mejora del negocio.
Para ello, se apoya en las especialidades CTIM, matemáticas, informática, estadística, y utiliza herramientas como las bases de datos, el aprendizaje automático (o machine learning) y la inteligencia artificial.
La ciencia de datos se encuentra en áreas como el big data, la analítica de negocio y en la inteligencia de los negocios; esta última, enfocada en sus procesos específicos.
Rapidez y cambio
Es fundamental que las empresas y las organizaciones cuenten con personal capacitado que participe en la toma de decisiones basadas en la información obtenida a partir de la captura de datos.
Es necesario innovar en los negocios, que deben empezar por cambiar sus estrategias de venta pues la inmediatez que exige el mercado en la actualidad requiere que se tomen decisiones rápidas (y que sean lo más acertadas posibles).
(*) Tecnologías de la información, Universidad de Guadalajara.