El jueves 18, en efecto, la firma controlada por el autocrático Ferdinand Piëch debe presentar en Stuttgart los resultados del primer cuadrimestre del ejercicio contable 2008/9. Las utilidades probablemente sean elevadísimas, sólo que gracias al manejo de instrumentos derivativos –o sea, sus contratos derivados-, sobre los cuales Wendelin Wiedeking (hombre de Piëch) se armó la toma del gigante Volkswagen por la pequeña Porche.
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<p>Esas ganancias financiera serán astronómicas si el presidente del consejo supervisor (Piëch) contabiliza las acciones el desmesurado nivel que los especuladores exigían. El mismo que ha viabilizado el avance sobre VW, cuarta automotriz mundial y primera europea. </p>
<p>Lo de Porsche fue una operación temeraria, larga y compleja. Pero, a la luz de la crisis financiera occidental y sus consecuencias en el negocio automotor, puede haber sido inútil. Además, pone a Alemania en un brete peligroso para su orgullo tecnológico y empresario, su escasa diafanidad regulatoria y sus potenciales conflictos de intereses. Por otra parte, la aventura de Porsche ha sido posible merced al auge de fondos de cobertura (derivados), fondos soberanos, locas técnicas financieras y excesiva tolerancia por parte de la Comisión Europea y varios gobiernos, empezando por el germano. </p>
<p>El clan Porsche-Piëch, controlante del paquete, había confiado a los ejecutivos superiores el proyecto VW partiendo de una mera presunción: Berlín modificaría la privatización original de la casa de Wolfsburg. La ley les concede veto a accionistas por 20% o más del paquete ordinario. Esto significa es estado de baja Sajonia. Muy proclive al cabildeo privado, en 2003 la CE exigió a Berlín eliminar esa condición, algo que era renuente a hacer. En 2006 otro bastión conservador, la corte de Luxemburgo, sancionó a Alemania pero Angela Merkel, una conservadora que no mastica vidrio, sólo hizo retoques cosméticos: sabía que la operación se apoya a derivados, o sea aire caliente que la canciller viene criticando desde 2007. </p>
<p>Volkswagen ha sido definida como “boccato di cardenale” por el director gerente de Fiat, Sergio Marchionne, al incluirlo en una lista seis o siete grande grupos automotores que sobrevivirán la crisis. La historia vuelve al segundo trimestre de 2005, cuando la acción VW costaba menos de € 40 en Francfort. Desde ese momento, la maniobra pivoteada en derivados fue llevándola hasta los mil (primer trimestre de este año), para derrumbarse a 300 en noviembre. ¿Qué pasaba? En primer lugar, algo típico de esos instrumentos financieros estructurados: se basa en opciones, no en activos reales, y por ende cuestan mucho menos. </p>
<p>En segundo lugar, quienes especulan con derivados -hoy un segmento que se pincha- olvidaban que Porsche debe aún cumplir una de dos metas: superar 75% del paquete VW o lograr que el piso de veto pase de 20 a 25% y saque de juego a baja Sajonia. En pocos días, la eventual tomada informaá que sus ingresos anuales suman € 7.466,4 millones, mientras os de VW orillan 146.000 millones. Por ahora, Porsche tiene 42,6% del paquete VW y, claro, el equipo de management a su cargo. </p>
Porsche: un colapso de derivados amenaza su toma de Volkswagen
La semana próxima quizá se evidencie un agujero hasta ahora disimulado. En efecto, algunos analistas sostienen que los bancos deberán prestar a Porsche 15.000 millones para tomar 75% de Volkswagen. Un monto similar al rescate de Detroit.