El cine, como ya sabemos, es un negocio muy grande. Sin embargo, las investigaciones realizadas a lo largo de los últimos 20 años han arribado a una conclusión algo sorprendente: recibir un premio de la Academia tiene un impacto económico limitado, en el mejor de los casos.
Se podría pensar, por ejemplo, que la persona que logra un Oscar al mejor actor o mejor actriz podría convertirse en la gallina de los huevos de oro para una empresa cinematográfica. Pero eso no es así.
Realizar estadísticas no es fácil porque hay que tener en cuenta muchas variables que pueden afectar el éxito financiero de las películas, como la fecha de lanzamiento, el género, las reacciones y las calificaciones además de la participación de estrellas. De manera que tomar solamente las cifras de recaudación del último film de Brad Pitt o jennifer Lawrence significa muy poco.
En realidad, una vez que se hace el análisis, desaparece cualquier relación entre la participación de una estrella (nominados y ganadores de Premios de la Academia) y la tasa de retorno sobre la inversión en la película. Entonces, si bien no daña a la película tener el nombre de una gran estrella en el reparto, las empresas cinematográficas que buscan éxito comercial con su próximo título deberían preocuparse menos por firmar contrato con los grandes ganadores. Ha habido muchos casos en que los nombres de grandes ganadores de premios no lograron que una película posterior fuera éxito de taquilla.
Pero si la presencia de ganadores de Oscars no tiene mucha importancia, ¿por qué los estudios que buscan éxitos contratan a las grandes estrellas? ¿Habrá que buscar optro aspecto de la ceremonio de los premios para conseguir ROI?
La primera pregunta es la más difícil. Sin embargo, las investigaciones realizadas parecen señalar que las estrellas sirven como un seguro para los ejecutivos. Las industria del cine es un negocio con pocos éxitos y muchos fracasos. Los ejecutivos en ese negocio por lo general duran poco en sus puestos, y mucho menos para aquellos que dan luz verde a películas que no brillan. Si en el proyecto figura el nombre de una estrella, entonces el argumento de “quién lo iba a imaginar”(quién iba a imaginar que una película con Johnny depp iba a ser un fiasco) podría salvarle el empleo a alguien.
En cuanto a la segunda pregunta, varias décadas de investigación han arrojado luz sobre qué es lo que hace que una película emocione. Las investigaciones muestran que hay varios tipos de películas, en particular películas familiares y secuelas, que son más rentables, siempre que todo lo demás sea igual. Los estudios advirtieron esto, más allá de cuál sea la película que logra el premio de mejor película – por eso es probable que en el futuro previsible tengamos más secuelas orientadas a la familia.